domingo, 28 de noviembre de 2010

Días de radio


Todas las mañanas, al despertarme, me dirijo al baño y llevo conmigo una pequeña radio vieja de color negro. La coloco sobre el retrete, la enciendo y sintonizo radio Oxígeno, exactamente en el programa “Levántate y anda” que conduce el periodista y escritor Renato Cisneros. Mientras me baño y me afeito, lo escuchó y me entretengo con el humor de este y la buena música de los 80s que pasa. No puedo evitar recordar, también, a Guillermo Giacosa (pues Renato se inició con este en Radio San Borja), pues la manera como Renato enfoca las noticias es similar a la de Guillermo. No me queda la duda que aquel es talentoso.

Luego, ni bien termino de bañarme, me dirijo a mi cuarto a cambiarme y prendo la radio en radio Planeta, en el programa “Mañana Maldita”. Sus dos conductores, Gonzalo Torres y Daniel Marquina (además de “Papopa”) me hacer reír; los dos tienen personalidades distintas pero se complementan y enriquecen el programa. También, de alguna u otra manera, he llegado a apreciar la música comercial, pues hay canciones que son sencillas y ligeras, pero, a la vez, simpáticas y bien hechas.

Poco después, cuando bajo a desayunar a la cocina, encuentro la radio prendida en Radio programas del Perú, y escuchó a Raúl Vargas, Patricia del Río y Armando Canchaya hacer las entrevistas políticas y de actualidad a los diferentes entrevistados. Finalmente, en la tarde, mientras almuerzo, sintonizo la radio en la misma emisora, y escucho al Chema Salcedo y Milagros Leiva. Los dos también hacen muy buena dupla: ella es más pasional y él es más moderado. Sin embargo, los dos son muy curiosos e inteligentes, y ahí está su éxito como periodistas.

Qué sería pues de mi y de muchos de nosotros sin la radio. La radio es un medio imprescindible que nos acompaña a los largo del día, como si se tratase de un buen amigo, y nos ayuda a entretenernos e informarnos, y por sobre todo a hacernos la vida menos aburrida y más llevadera. Tal como la buena literatura.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Smashing Pumpkins


Hoy vi, en la calle, un panel anunciando el concierto de Smashing Pumpkins en Lima el 25 de noviembre. La publicidad mostraba el rostro de su líder y vocalista, Billy Corgan, y me sorprendió, al menos por la foto, verlo casi igual a pesar de sus ya 43 años. También me transporte al ya lejano 1996 cuando observaba junto con mis amigos, en MTV, el video de “1979” (que me fascinaba por la letra y por el video en sí). Recordé también aquella vez que me compré el casete doble de su disco “Mellon collie and the infinite sadness” y me entró una nostalgia de la puta madre; una nostalgia por la velocidad del tiempo, por cómo los años pasan raudos y nosotros los vemos pasar mientras vamos envejeciendo. Recordé, pues, aquel video de "1979". Aquel de aquellos chiquillos palomillas de 17 años, que se divertían corriendo en su auto, iban a las fiestas y creaban disturbios y jugaban con rollos de papel higiénico, o acudían a una tienda para hacer desastre y medio, mientras ignoraban, como yo en aquella época, que algún día nuestros huesos, hechos polvo, iban a descansar, olvidados, debajo de la tierra.

http://www.youtube.com/watch?v=wrivjzw0RlI

domingo, 7 de noviembre de 2010

Historia de Mayta


Esta novela de Mario Vargas Llosa, publicada en 1984, es una buena novela, que aunque no llega al nivel de sus grandes obras (“Conversación en la Catedral”, “La guerra del fin del mundo”, “La casa verde”) vale la pena leer. “Historia de Mayta” habla también del Perú y específicamente de la Izquierda y del revolucionario trostkista Alejandro Mayta (quien , junto con un alférez del Ejército y unos cuantos hombres más, hicieron una pequeña revolución en Jauja –Junín- en 1958). Dividida en 10 capítulos, la novela muestra a un narrador que es un escritor que, 25 años después de dicho suceso, busca reconstruir la historia del revolucionario Mayta a través de diversos testimonios, con el fin de escribir una novela. Finalmente, en el último capítulo, aquel tiene una conversación personal con Mayta, que le permite cotejar la realidad con la ficción que ha creado en torno al revolucionario.

La maestría de Vargas Llosa está en lograr identificarnos con Mayta y su revolución. Uno como lector se identifica con ese idealismo, ese afán de querer cambiar el mundo, de querer pasar a la acción; pero, a la vez, nos muestra el fanatismo ideológico que existe en dicho proyecto. No es casual que el presente de la obra se centre en la dura época terrorista que se vivió en el Perú en los años 80 y que el narrador pinta de manera apocalíptica. Asimismo, Vargas Llosa, capítulo a capítulo, nos jala hipnotizados por cada paso de esa revolución de Mayta (cómo conoce al Alférez Vallejos, cómo planean la revolución, el viaje a Jauja, la toma de la cárcel, la comisaría y el asalto de bancos jaujinos, la persecución de la policía, la captura y muerte de algunos revolucionarios, el paso de Mayta por la cárcel y su vida después). Como lectores, capítulo a capítulo, queremos saber, intrigados, aunque ya sabemos desde el principio el fracaso de la revolución de Mayta, cómo sucedió este acontecimiento.

Finalmente, hay que indicar que aquí Vargas Llosa explora, nuevamente, como “En la tía Julia y el Escribidor”, el ínfimo límite entre la realidad y la ficción, e indaga, otra vez, sobre el Perú y su realidad. Hay que indicar, como conclusión, que en ojos del premio Nóbel, el Perú, en esta novela –y también en otras- se ve como un país sin esperanza, lleno de miseria y basura. Al menos, el Perú hasta los años 80.