domingo, 30 de marzo de 2014

Entre los muros (La clase)


“Entre los muros” (La clase) es una película del francés Laurent Cantet, basada en el libro de Francois  Begaudeau. Precisamente, el mismo Begaudeau es el protagonista de la cinta. La historia trata, como ya refiere el título, de la difícil convivencia de un profesor con sus alumnos de un instituto (colegio) de la periferia de Francia, donde conviven muchachos de diferentes procedencias o razas. Francois es un profesor comprometido con su oficio y de estilo dinámico, pero eso no basta para frenar los conflictos que debe enfrentar en el salón de clase. Muchachos desinteresados, malcriados, que no paran de hablar, hace que Francois a veces pierda los papeles y la tensión se acreciente. Aunque los conflictos son varios, la película se centra en el conflicto que tiene con un alumno de raza negra de padres inmigrantes, quien termina expulsado debido a su conducta. Hasta el final, Francois trata de evitar esto, pero termina doblegado por un sistema que está por encima de él.

El director Laurent Cantet (conocido también por la película “Recursos humanos”) logra una película cautivante, que conmueve y emociona. Además,  presenta, como pocas películas, un convincente y  fidedigno retrato de lo que ocurre “entre los muros” de un salón de clase. Cantet muestra un profesor (profesores) y alumnos de carne y hueso y eso hace que uno se identifique de inmediato. Por si fuera poco, Cantet –como pocos- logra captar los matices o claroscuros que posee el acto de la docencia y el contacto con los muchachos. La ambigüedad que existe alrededor. Esa sensación del docente, en muchas situaciones, de no saber qué hacer y solo llevarse por su corazón, a pesar de que eso no baste…Muy recomendable esta película que ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes, en el 2008.

jueves, 13 de marzo de 2014

Mi amigo Daniel

Ayer me enteré que mi amigo Daniel Rentería (1980-2014) falleció. Me chocó. Al principio no lo creí, pensé que se trataba de una broma. Pero luego me di cuenta que era cierto. Lo peor es que me enteré 20 días después de su fallecimiento. Lo último que supe de él era que estaba en la clínica, pero por las fotos que posteaba en Facebook pensé que se trataba de algo leve. No era así. Nadie se lo esperaba, ni siquiera él. ¿Cómo puede morir alguien tan joven que habías visto hace poco más de un mes? ¿Cómo puede ser que alguien con el que compartiste cosas, vivencias, ya no esté? ¿Por qué se tuvo que marchar tan pronto Daniel? No tengo respuestas, solo una gran incógnita en mi cabeza.

Daniel era mi vecino. Lo conocí cuando era adolescente. Tenía yo 13 o 14 y el 11 o 12. Nos hicimos amigos casi al finalizar yo el colegio. Tenía 3 hermanos más. Recuerdo que nuestra amistad maduró entre nosotros luego de salir del colegio. Íbamos a correr, corrimos varias maratones, salimos a tonear, me regaló una hermosa perrita siberiana (Misky), me invitó a su santo y yo a mi graduación de la universidad. Los últimos años nos separamos mucho. Solo nos veíamos y nos saludábamos, y conversábamos un poco. La última vez que compartimos fue el primero de enero del año pasado. Fuimos en mi carrito a una playa de Miraflores. Conversamos un buen rato. De ahí ya casi no hubo tiempo, salvo rápidas conversaciones al paso. ¿Qué iba a saber lo que le esperaba? ¿Qué iba a imaginar, la última vez que lo vi, que 2 meses después se iba extrañar su presencia?

Amigo Daniel, donde estés, siempre tendrás el cariño de tu familia y de tus amigos. Sé que estas palabras son inútiles para volver a tener tu presencia. A poder tener la oportunidad de despedirme, de tomarme esa chela que teníamos pendiente. Sé que es muy tarde, pero al menos quiero despedirme de ti con estas palabras y decirte que siempre te recordaré. ¡Que serás un impulso, hermano, en mi vida y que siempre estarás presente!  ¡¡¡Un abrazo, Danielito!!!

domingo, 2 de marzo de 2014

El primer borrador (de mi futuro libro)

Hace dos meses terminé el borrador del libro que estoy escribiendo. Lo escribí en mis ratos libres, robándole el tiempo al trabajo, a la diversión, a las distracciones. Me demoré 1 año y 4 meses…Lo comencé a escribir casi 2 años después que terminé el primer libro. Sentí en mi interior, movido por una necesidad interna, de escribir esas historias sobre chicas que tenía empozadas en el alma, el corazón. Sentí que tenía la distancia necesaria (que solo da el tiempo) para escribir de aquellas historias que viví en el pasado. En el inicio, pensé en escribir un libro de chotes: un chico que se enamora de varias chicas, pero es choteado, ya sea por su falta de pericia para enamorar, por no reunir los requisitos de ellas o por falta de confianza de aquel chico. Eran originalmente 7 cuentos. Pero conforme iba terminando algunos relatos (que llevan el nombre de chicas, a la usanza del Libro de mal amor, de Fernando Iwasaki), me di cuenta que yo también había choteado a algunas chicas y decidí incluir algunas (no muchas, por cierto).

Asimismo, pensé en escribir historias (a la usanza de Iwasaki) divertidas, contadas con humor. No contar historias de amor tristísimas o llevadas por la venganza. Sin embargo, me parece que mientras escribía –intuyo- me salió la nostalgia, la melancolía, la tristeza. Es cierto que hay momentos divertidos, risueños, pero también sé que hay de los otros. No me quejo: es lo bonito de la escritura, es impredecible, no sabes qué sentirás o qué transmitirás mientras tratas de plasmar en la pantalla una historia que viviste en el pasado.  Espero, nada más, que haya corazón en esas historias, que así como me hicieron sentir, hagan sentir, en el futuro, a un lector.

Mañana comienzo a corregir. Me toparé con esos cuentos que no he tocado ni visto hace como dos meses. Espero conmoverme, espero que esos cuentos estén mejor de lo que pensé, espero, aun estén pésimos, tener el valor, el coraje, la perseverancia de trabajarlos para que cobren vida en alguien que los lea ya bajo la forma de un libro.

¿Podré al menos escribir un par de historias realmente buenas? Haré mi mejor intento.