domingo, 30 de agosto de 2015

El coronel no tiene quien le escriba

Publicada en 1961, El coronel no tiene quien le escriba fue la segunda novela de Gabriel García Márquez, luego de La hojarasca (1955). Más tarde, en 1967, saltaría a la fama con la célebre Cien años de soledad. El coronel no tiene quien le escriba es una de las novelas más conocidas del autor y, según Wikipedia, el diario El Mundo la consideró entre las cien mejores novelas en español del siglo XX. Sin embargo, en mi humilde opinión, esta pequeña novela -que no llega a las cien páginas- es solo regular, pero sí muestra el talento de un  joven escritor en ciernes que está consolidando su estilo y que en unos años deslumbrará al mundo con su talento. Es decir, en dicha nouvelle ya se aprecia la calidad literaria del futuro nobel, pero todavía está lejos de la calidad de obras maestras como Cien años de soledad o El amor en los tiempos del cólera.

El argumento de El coronel no tiene quien le escriba es sencillo: un viejo coronel colombiano retirado, que vive con su mujer en la extrema pobreza, espera hace más de 15 años su pensión de veterano luego de haber participado en la guerra civil. Todos los viernes acude a la oficina de correos, con el fin de recibir esa carta que confirme el otorgamiento de su jubilación. Y esa esperanza, a sus 75 años, es lo que lo mantiene a flote, además del apoyo de su mujer y el gallo que heredó tras la trágica muerte de su único hijo. Lo mejor de la novela es, sin duda, esa recreación de la pobreza en que viven tanto el Coronel como su esposa, que muchas veces no tienen ni qué comer y se aferran a la esperanza de que llegue la dichosa carta. Asimismo,  encierran también sus esperanzas en el gallo, sin embargo están en la disyuntiva de hacerlo pelear o venderlo. No obstante, tienen que darle de comer pero no cuentan con los medios suficientes.

Por otro lado, el personaje del Coronel, junto con el de su esposa, está muy buen delineado y, como indica alguna reseña, uno llega a sentir compasión por aquel. E incluso a identificarse. También se vislumbra en la novela ese estilo que el autor llevará a su cumbre más tarde: "la economía expresiva" y un estilo "más puro y transparente" alejándose del "barroquismo faulkneriano de La hojarasca". Finalmente, hay que indicar que aquí ya se menciona al personaje central de Cien años de soledad: el coronel Aureliano Buendía.

En conclusión, El coronel no tiene quien le escriba es una interesante novela corta de regular calidad, que muestra a un escritor en ciernes que todavía está forjándose y encontrando su estilo, ese que en los próximos años cuajará para regalarnos algunas de las mejores novelas de la lengua española. 

sábado, 22 de agosto de 2015

Mad Men


Gracias a Netflix, en los últimos meses he disfrutado de varias series: The walking dead, The breaking bad, House of cards, Mad men. Todas estas me han gustado, pero la que más he disfrutado y de cierta manera me he identificado (con sus personajes) ha sido Mad Men. Esta serie que duró del 2007 al 2015 (finalizó en mayo), está compuesta de 7 temporadas y retrata la vida en una agencia de publicidad, en Nueva York, durante la década de los años 60. Como se alude en el primer capitulo, y se infiere del título de la serie, en aquella época la gente que se dedicaba a la naciente industria de la publicidad eran conocidos como Mad men (hombres locos), por el tipo de vida que llevaban. Y esto se grafica en la serie, en muchos de sus personajes, pero sobre todo en su protagonista Don Draper (excelentemente interpretado por Jon Hamm). Don es el talentoso director creativo de la agencia Sterling-Cooper, está casado con una bella mujer (Betty) y tiene dos hijos, pero oculta un pasado tortuoso y lleva una doble vida plagada de excesos, que lo llevan a pisar fondo.

Mad Men, además, es no solo un homenaje al mundo de la publicidad, a la que retrata a la perfección en su diversas caras, sino también es un magnífico retrato de las relaciones de oficina entre trabajadores y jefes: las envidias, los enfrentamientos, el trabajo en equipo, las crisis, etc. Asimismo, en un homenaje a los años 60, por lo relevante de esa década en el devenir actual de la humanidad, pero a su vez es una crítica a mucho de lo que se vivió en aquella época: el racismo, el problema del tabaco, la guerra de Vietnam, la homofobia, etc.

Por supuesto, también hay que destacar las excelentes actuaciones que realzan esta serie: además del personaje de Don Draper, está Peggy Olson, una secretaria que viene de un pequeño pueblo a Nueva York, con deseos de triunfar; el joven y ambicioso Pete Campbell; el irreverente Roger Sterling; la insegura y ansiosa Betty Draper; la guapa y eficiente Joan Halloway, etc.

Sin lugar a dudas, hay que ver Mad Men. Es una hermosa serie, que aunque tiene sus bajos en la sexta temporada, vuelve a cobrar vuelo en la última, como queriendo despedirse de su público de la mejor manera. ¡Y vaya que lo logra!

Doce cuentos peregrinos

Gabriel García Márquez (1927-2014) publicó en 1992 su libro Doce cuentos peregrinos. Su cuarto y último libro de cuentos, de una trayectoria en la que predomina la novela (10). Como el título insinúa, los cuentos transcurren en diferentes ciudades del mundo, sobre todo en Europa, y los personajes estan ahí por circunstancias de la vida. Como una vez me lo indicó un amigo, este libro contiene cuentos disímiles, muy variados en temática, pero tienen como único eje común, como ya lo señalé, que sus protagonistas están lejos de su lugar de origen.

Lo primero que quisiera decir al respecto, es que no se puede negar la calidad de la prosa de Gabo en cada uno de sus relatos. Segundo, el escritor colombiano sabe contar una historia, sabe llevar el ritmo, la cadencia de las palabras o frases y así llevar con él al lector. Tercero, crea atmósferas que te sumergen en el mundo de los protagonistas. Sin embargo, Gabo, creador de obras maestras como Cien años de soledad y El amor en los tiempos de cólera, no es infalible y de ahí -en mi humilde opinión- que haya relatos más logrados que otros. Es decir, hay cuentos redondos y otros que se quedaron en el intento. Personalmente me quedo con los relatos "Diecisiete ingleses envenenados" (¡qué capacidad para narrar!), "Sólo vine a hablar por teléfono" y "Buen viaje, señor presidente", el último una suerte de drama-satira sobre un dictador de un país latinoamericano, que pasa sus días de austero destierro en Ginebra. Luego, en un segundo peldaño, cuentos buenos pero que no llegan a ser obras maestras, señalo "La santa" y "El verano feliz de la señora Forbes". Y finalmente otros relatos, muy bien escritos, pero cuyos finales no me resultaron verosímiles: "Espantos de agosto", "El rastro de tu sangre en la nieve" (este último, cuenta la historia de una jovencita recién casada que se hinca el dedo anular con la espina de una rosa y luego comienza a desangrarse gradualmente hasta terminar muerta en plena luna de miel).

En conclusión, haciendo sumas y restas, Doce cuentos peregrinos es un libro muy recomendable y disfrutable, que encierra algunas joyitas. Sin embargo, pienso que, al menos en el género cuento, el gran Gabo no llega al nivel de grandes cuentistas sudamericanos como Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Julio Ramón Ribeyro.
 


sábado, 8 de agosto de 2015

El evangelio de la carne



El evangelio de la carne (2013) es una película del director peruano Eduardo Mendoza Echave que, en mi opinión, es una de las mejores cintas peruanas de la los últimos años. La trama gira en torno a 3 historias que se desarrollan en simultáneo y que se entrecruzan al final. La primera historia gira en torno a un policía (interpretado por Giovanni Ciccia) que tiene a su mujer grave (Jimena Lindo)producto de una extraña enfermedad. La segunda, acerca de un hombre sesentón (Ismael Contreras) que, luego de haber estado en la cárcel por haber manejado ebrio y producido la muerte de varias personas, quiere redimirse ingresando a una comunidad de hermanos del Señor de los Milagros y así cargar el anda durante la procesión; sin embargo, a la par, compensando el favor de un amigo que lo ayudó a salir de la cárcel, tiene que trabajar para él falsificando dinero. La tercera historia, finalmente, gira en torno a un veinteañero (Sebastián Monteghirfo) que es líder de la barra de la U, quien ve a su hermano menor ir a la cárcel por un incidente involuntario (pero del que se siente culpable), y busca sacarlo de ahí. Asimismo, dentro de la barra, uno de los miembros cuestionará y retará su liderato.

Una de las cosas que más llama la atención de la película es que se nota el riesgo de su director. Mendoza ha buscado hacer una cinta que cuente una buena historia (historias en este caso) y que el manejo o tratamiento formal (es decir, la parte audiovisual) acompañe o refuerce a la trama. Por ejemplo, los flashbacks que aparecen en varias escenas y que permiten conectar el presente con el pasado. Se me viene a la mente la escena en que el policía regresa a su casa y encuentra a su mujer en babydoll y mientras ella lo encara para que le haga el amor, hay veloces flashbacks que muestran a aquel haciendo el amor con una chiquilla horas antes.

Asimismo, la música crea la atmósfera ideal para esta Lima que se presenta, nuevamente, en estado de descomposición tanto física como moral. Además, las actuaciones de sus protagonistas son convincentes, bien logradas, junto con la de los actores secundarios. Y todo esto permite que Mendoza presente un fresco convincente y algo desperanzador de la Lima del siglo XXI. Esto se vislumbra sobre todo al final, ya que a pesar de que uno de los protagonistas llega a cumplir su sueño de cargar el anda del Señor de los Milagros, el otro (el joven barrista) fallece; mientras que el personaje del policía acude a la procesión del Señor de los Milagros, junto con su esposa moribunda. para que obre un milagro. Siendo el final abierto.

En conclusión, El evangelio de la carne, sin llegar a ser una obra maestra o una película brilllante, es una buena y ambiciosa cinta que muestra a un director arriegado que busca conmovernos, afectarnos con una historia no nos resulte indiferentes. ¡Y vaya que lo logra!