jueves, 7 de marzo de 2024

Otra vuelta de tuerca

 

Otra vuelta de tuerca es una novela del escritor estadounidense Henry James (1843-1916) que fue publicada por entregas en 1898 y es una obra maestra del suspenso. Sin dudas, luego de leerla considero que la novela no ha envejecido y, por el contrario, se mantiene fresca e incólume al paso del tiempo.

Se dice incluso que esta novela fue una importante referencia para el guion de la película Los otros (2001) que escribió y dirigió el talentoso cineasta español Alejandro Amenábar. 

La trama gira en torno a una joven mujer quien es contratada como institutriz para cuidar a dos pequeños hermanitos; sin embargo, el misterio se hace presente desde el inicio porque el hombre que la contrata para que vaya a su casa de campo en Bly (Londres) le indica que no debe escribirle ni molestarlo bajo ningún motivo. Otro cabo suelto es que la joven institutriz especula el porqué de ese misterio y si eso está vinculado con que el niño varón (Miles) ha sido expulsado del colegio. 

Al inicio, el temor de la institutriz se despeja al conocer a los hermanitos (Miles y Flora), dos seres preciosos e inteligentes que irradian bondad. Además, su labor se ve apoyada por la buena ama de llaves, la señora Groose. No obstante, la situación se comienza a tornar sombría cuando la institutriz se entera que la anterior institutriz había huído de la casa de campo y posteriormente había fallecido. Más aún, luego la protagonista presencia la aparición de dos seres fantasmales que, por sus rostros, parecen ser la institutriz fallecida (la señorita Jessel) y un empleado antiguo (Quint), quienes antes de morir habían tenido un fuerte vínculo con los dos niños.

La novela, a partir de ahí, se vuelve en una trama del más inteligente y fino suspenso, en el cual no sabemos si estos seres fantasmales son reales o son simples alucinaciones de la institutriz, quien es la narradora. Ella busca proteger a los dos niños de esos fantasmas perversos; sin embargo, desde su punto de vista, tanto los niños Miles y Flora, pese a que muestran un aura de candidez y ternura, en el fondo ya se encuentran subyugados por el poder de esas sombras malignas. Asimismo, la intriga se acrecienta, ya que los personajes de los niños y la institutriz y sus diálogos están magistralmente delineados. A través de capítulos cortos, vamos asumiendo la postura de la narradora (la institutriz) y creyendo que esos niños, que parecen conversar con los fantasmas de la casa, son también pequeños perversos y manipuladores que se escudan en su apariencia de inocencia, para hacer enloquecer a la institutriz. Sin embargo, como bien dice el título, el autor Henry James plantea otro giro u "otra vuelta de tuerca" al final de la historia para dejar perplejo a los lectores. 

Sin duda, una obra maestra y un libro muy recomendable.

lunes, 26 de febrero de 2024

Recuerdos del colegio (2)

Este pudo ser un capítulo de la serie Los años maravillosos. Estabamos en segundo de media en un colegio católico de varones. Ese viernes, el rumor se propagó en las últimas dos horas de clase como una onda expansiva que comenzó a producir rápidamente estragos entre los alumnos. Incluso, los estudiantes más díscolos y palomillas enmudecieron de pronto y se los veía pálidos y nerviosos. El rumor que corría era que iba haber un examen médico en el cual nos iban a desnudar, delante de todos, e iban a examinar nuestros genitales. Todos estaban horrorizados, muertos de miedo. Algunos cuestionaban mortificados la utilidad de dicho examen, otros palidecían ante la idea de que les vieran el exiguo tamaño de su miembro viril y el escaso o nulo vello púbico que tenían (yo era uno de ellos) y otros, más esperanzados, se aferraban a la idea de que el examen se pospondría. Sin embargo, la hora llegó y todos, en filas, enrumbaron en dirección al departamento médico. Parecíamos condenados a muerte dirigiéndose a la guillotina. Una vez llegados, fuimos ingresando en grupos de 10 en 10, y los doctores nos iban pidiendo que nos bajáramos los pantalones y con unos guantes palpaban por unos segundos nuestros genitales que parecían haberse encogido. Cuando terminó el examen, todos parecíamos aliviados, como si nos hubiesen perdonado la vida. Nunca más nadie habló del asunto, como si todos los estudiantes hubiesen sido víctimas de amnesia severa.

martes, 13 de febrero de 2024

Metamemorias, de Alan García

 

Metamemorias es el libro autobiográfico del expresidente del Perú, en dos ocasiones, Alan García Pérez (1949-2019), quien se quitó la vida en abril del 2019 cuando iba a ser detenido, preliminarmente, por el caso Odebrecht. En este libro de 500 páginas y 12 capítulos, García cuenta su vida y quiénes fueron las personas que más influyeron en su vida (su abuela Celia, su padre Carlos y el fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre). Además, su ingreso al Apra cuando era adolescente, su ascenso hasta ser candidato, su primer y fallido gobierno, el destierro, su segundo gobierno, y lo que ocurrió tras la llegada de Ollanta Humala al poder en el 2011. Llama poderosamente la atención la cultura vasta de Alan García en temas de historia, filosofía, economía, literatura, pintura, música, psicología, etc. Asimismo, García procede de una familia aprista, ya que tanto su abuela Celia como su padre Carlos son militantes del partido de Haya, y su padre sufre prisión y destierro largos años. Incluso, debido a esto, a los 3 o 4 años, García recién conoce a su padre y eso puede explicar por qué decide acabar con su vida suicidándose: no quería pasar por lo que padeció su progenitor. Por lo leído, García y el APRA tenían una sólida ideología basada en el honor y la lealtad, y ese es otro elemento a tomar en cuenta.

Es cierto que el libro peca a veces de una mirada benévola con los aciertos y errores del propio García en sus dos mandatos, mientras que es muy severo con sus enemigos (Vargas Llosa, por ejemplo). Pero también es cierto que el dos veces presidentes del Perú (1985-1990 y 2006-2011) hace una autocrítica de sus principales desaciertos y se defiende de los delitos de los que se le acusa: el Metro 1 de Lima, la compra de los aviones Mirage, el caso de los Petroaudios, la conferencia por el caso Odebrecht, las matanzas en los penales, etc. Y valgan verdades, García llega a persuadir al lector de que tal vez fuimos demasiado injustos con él y que el demonio que crearon sus enemigos y los medios de comunicación no era tal. Claro, no soy tan ingenuo para poner mis manos al fuego por el exlíder aprista, pero el libro guarda ciertos argumentos e ideas que te hacen pensar que mucha de la "leyenda negra" que se creó en torno a él formaba parte de la lucha por el poder y acabar con el enemigo.

En suma, hay que leer este libro para entender la política desde la perspectiva de un actor político principal y para analizar la política desde una mirada más serena, objetiva y menos distorsionada por las pasiones. 

viernes, 9 de febrero de 2024

Diario de un profesor (89)

M es un alumno al que enseñé en el primer ciclo y desaprobé. Un año después, tomando lista al inicio de ciclo, lo vi y lo reconocí pero no le dije nada. Se lo veía más maduro (físicamente) y se había matriculado en el curso nuevamente conmigo. Pensé que esta vez sí iba a poner de su parte. Pero me equivoqué. En las primeras semanas, salvo las primera que sí asistió, casi ni lo vi. A la tercera semana, recibo un correo de Estudios generales indicándome que M está llevando el curso por tercera vez y debo hacerle  un seguimiento. A la siguiente clase, tomando lista, aproveché para decirle que deseaba conversar con él al final de la clase, y me asintió con la cabeza. Sin embargo, al final no se quedó. Y así, dos veces. Debido a sus ausencias, M desaprobó la primera evaluación del curso con 04 y no entregó varios trabajos o no los realizó. 

Decidí entonces conversar con él y se comprometió a poner de su parte en la segunda  parte del curso. No obstante, pese a que lo podían expulsar de la universidad, su esfuerzo resultó intermitente y débil. Es cierto que comenzó a asistir con mayor regularidad, pero veía que se iba antes de la hora y, en ocasiones importantes, faltaba. Obtuvo 12 en los dos siguientes exámenes, y 13 en la exposición. Sin embargo, su 04 inicial y los trabajos grupales que no realizó lo llevaron a desaprobar el  curso con 10. Más aún, el día que le tocaba la exposición final y necesitaba un 17 o 18 para aprobar, no se presentó aludiendo que se había enfermado. Le di una segunda oportunidad, aunque le desconté 2 puntos, y obtuvo 13. Pero no bastó. 

Viendo el caso de M, pienso que hay alumnos que no se dejan ayudar. Traté dentro de mi alcance de motivar a M, incluso lo ayudé con las asistencias (sobrepasó el límite de inasistencias que lo hubieran hecho desaprobar antes), y le dejé dar su exposición final, mas ni aún así. 

Espero que M, como yo de joven, madure con estos reveses de la vida. Creo que siempre se puede enmendar el camino, todo es cuestión de aprender de nuestros errores y esforzarnos al máximo.  

martes, 30 de enero de 2024

Diario de un profesor (88)

En este último ciclo, a diferencia de anteriores, me sentí más seguro de mí mismo, más afiatado o cuajado como docente universitario. Antes entraba con temor al aula, con nervios, incluso recuerdo que hubo ocasiones en que tartamudeaba o se me iba la voz. Sin embargo, en el ciclo que acaba de pasar, casi no tuve ese problema. Es cierto que había ciertos temores de no hacer una buena clase, pero cuando iniciaba la explicación se me iban automáticamente los nervios y mis energías se centraban básicamente en atrapar el interés de los alumnos y tenerlos trabajando. Más aún, ni bien entraba a clase, tomaba asistencia (antes eso lo dejaba para después) e iba llamando uno a uno, calmadamente, y los observaba detenidamente para saber su estado de ánimo e ir aprendiendo sus nombres. 

Finalmente, debo indicar que lo anterior no quiere decir que el ciclo estuvo exento de problemas, sino que, en todo caso, mis nervios y ansiedad no me consumieron o preocuparon (o traicionaron) como en mis inicios. 

Eso no quita que sentir un poco de nervios siempre es bueno, porque quiere decir que algo nos importa. 

lunes, 15 de enero de 2024

Diario de un profesor (87)

Ingreso a clase y, mientras voy marcando mi asistencia en el sistema de la computadora, una alumna se me acerca. Tiene unos 18 años, es delgada y simpática. Es una estudiante educada y le cuesta el curso. De pronto, e inesperadamente, me dice: "Profesor, ¿me puede dar un abrazo?". Yo quedo perplejo un segundo, no sé cómo actuar en una circunstancia así; veo, a unos metros, en los pupitres, a sus compañeros, algunos de los cuales observan la escena. Luego, ella agrega en tono apesadumbrado: "¡Hoy he terminado con mi enamorado!". En ese momento, las dudas se me despejan y le respondo: "Por supuesto", accediendo a su pedido. Le doy un abrazo paternal. Después, la miro a los ojos y le digo, rememorando mi pasado: "Todos hemos pasado por eso [por una decepción amorosa]. La primera vez es una tragedia; la segunda también; pero después lo sobrellevas mejor. ¡Ánimo!". Y ella me mira más tranquila, me agradece mis palabras y se retira a su carpeta. Luego, prosigo con la clase, y recuerdo fugazmente, cuando a los 20 años, una compañera de mi facultad, me rompió el corazón por segunda vez, y yo estuve hecho jirones por meses.



 

jueves, 11 de enero de 2024

La conjura contra América

En estos meses de sequía, por motivos laborales y pereza, no pude comentar los libros que leí en estos meses. Solo pude leer dos libros entre agosto y diciembre del año pasado. La conjura contra América, del estadounidense Philip Roth, y La familia de Pascual Duarte, del español y premio Nobel de Literatura Camilo José Cela.

Esta novela de Roth (1933-2018) publicada en el 2004 es una obra maestra y el mejor libro que he leído del autor estadounidense de origen judío. Aquí, al igual que en sus otras novelas como Pastoral americana y La mancha humana, realiza un gran fresco de la rica y compleja sociedad norteamericana. Aquí también su protagonista es un judío-americano, en este caso, el álter ego niño del autor. La conjura contra América es una novela histórica pero que se vuelve ficción al modificar los hechos de la realidad. Aquí la historia se vuelve ficticia cuando, en plena segunda guerra mundial, Roth imagina que en vez de que Franklin Roosevelt asuma su tercer mandato como presidente de Estados Unidos en 1940, es derrotado en las elecciones por Charles Lindbergh, un héroe de la aviación americana que simpatiza con el nazismo. A partir de esa situación hipotética, Roth organiza la sólida armazón de su novela para fabular qué hubiera pasado en Estados Unidos si Lindbergh, que tenía ideas antisemitas y creía en la supremacía de ciertas razas, hubiese sido presidente en plena segunda guerra mundial. Sin duda, una notable y potente novela que confirma el gran talento de este escritor que murió sin ganar el premio Nobel de Literatura.

 


El autor que sí ganó el premio Nobel, en 1989, fue el escritor español Camilo José Cela. Precisamente, además de su novela La colmena (para los críticos, la mejor), La familia de Pascual Duarte está entre sus mejores libros. Sin embargo, luego de leer esta, que fue publicada en 1942, pienso que es un libro menor o que ha envejecido con el paso de los años. De acuerdo a la crítica, con este libro inauguró una corriente llamada "tremendismo" por la violencia de las acciones de su protagonista, Pascual Duarte, un hombre humilde y primitivo con un destino marcado por la fatalidad, que es condenado a la cárcel por asesinatos que comete llevado por su impulsividad. Además, esta novela refleja una España sumida en una gran crisis y pobreza, ya que sus personajes viven casi en la indigencia. Finalmente, y aunque al inicio se muestra una serie de cartas que muestran un juego metaliterario respecto al narrador de la obra, eso no basta para calificar a la novela de buena, pese a momentos de humor en medio del drama.