lunes, 27 de febrero de 2023

La civilización del espectáculo

 

La civilización del espectáculo (2013) es un libro ensayístico del premio Nobel del Literatura Mario Vargas Llosa. Aquí plantea su hipótesis de que actualmente vivimos en una sociedad donde prima el entretenimiento, la frivolización. Con prosa ágil y sencilla, Vargas Llosa -de manera inteligente y aguda- nos cuenta cómo esta civilización del espectáculo se ve reflejada en la política, en las artes (la literatura, la pintura, la musica, etc.), en la religión, en el concepto de cultura (que ahora puede referirse a todo o nada), en el erotismo, etc. El escritor peruano se apoya en una serie de autores para validar sus puntos de vista y da numerosos ejemplos para graficarlas. Además, hace una furibunda crítica a los académicos posmodernos quienes, apoyándose en una prosa hermética, lo que han hecho es contribuir a esa sensación de caos respecto a conceptos como cultura, realidad y ficción, ética y valores. Hay que indicar que cada capítulo va acompañado de artículos, de su columna "Piedra de toque", que son antecedentes de sus ideas propuestas.


Por otro lado, uno de los capítulos más interesantes es el dedicado a la religión, ya que muestra los matices en torno a este fundamental tema, es decir, Vargas Llosa alude a lo positivo y negativo de la religión, de su relevancia para la base de la democracia. Pero a su vez, si los estados renuncian a ser laicos, la religión representa un peligro ya que su raíz es autoritaria. Por tanto, indica Vargas Llosa, un Estado democrático debe ser laico porque eso garantiza el respeto de culto a todas las religiones (no solo a una) y están constreñidas al plano privado y no público.

En suma, La civilización del espectaculo es un libro de lectura obligada y, pese a algunos puntos controvertidos (como indicar que Woody Allen, al ser considerado uno de los grandes cineastas actuales, es un síntoma de la frivolización del cine), este ensayo muestra que Vargas Llosa no es solo un buen novelista, sino un agudo intelectual comprometido con su tiempo. 



 


viernes, 24 de febrero de 2023

Diario de un profesor (83)

Caso de alumno con dificultades emocionales: el ciclo pasado me tocó el caso de un alumno que presentó una conducta oposicionista desafiante. Fue cuando le entregué uno de sus exámenes y noté que me miraba con odio. Pese a que luego di al salón una charla acerca de que deben perseverar y no desanimarse si han obtenido bajas notas o que no se tomen de manera personal las calificaciones (ya que el profesor solo corrige), al final de la clase, el alumno se acercó furibundo a increparme. Me exigió razones de por qué lo había desaprobado y, pese a que se las di, seguía entercado en que yo no debí jalarlo y se comportaba algo insolente. Decidí no seguirle la cuerda y le dije que su nota me parecía justa y que si tenía alguna queja vaya a Estudios Generales. Finalmente, salió del aula tirando la puerta con fuerza. A los 10 minutos el estudiante volvió y me pidió disculpas por su conducta, "estaba caliente", se excusó. Le dije que me parecía de valientes disculparse por un error, que yo también me equivoqué cuando era joven y le di la mano como señal de que lo que pasó era parte del pasado. En las siguientes clases, el alumno mejoró notablemente su comportamiento.

Señales-indicadores: El tono colérico del alumno, la mirada flamígera (que bota llamas), impulsividad al actuar, culpar al docente de su baja nota, obstinación.

Propuesta de abordaje: Creo que hice bien al cortar la conversación cuando noté que alumno se tornaba algo insolente al plantear la queja sobre su nota. Sin embargo, lo que puedo reforzar es contar con una rúbrica más precisa que no dé espacio para que el alumno trate de justificar lo injustificable. Asimismo, una semana antes de cada evaluación, puedo enfatizar cuáles son los criterios de calificación de la rúbrica y así evitar futuros conflictos.

Diario de un profesor (82)

Caso de alumno con dificultades de aprendizaje: al inicio del ciclo 2022-2, noté que un alumno, que había estado conmigo el ciclo anterior, se había matriculado nuevamente conmigo. Recordé que el estudiante tenía graves problemas de redacción y que había pasado con 11 gracias a los trabajos grupales (ya que en los exámenes individuales jalaba de manera clamorosa). En este ciclo 2022-2, nuevamente el alumno se vio favorecido con los trabajos grupales, ya que le había tocado un buen equipo. Sin embargo, en el primer examen individual desaprobó con 07. Fue entonces que decidí conversar con él y decirle que, a partir de ahora, él iba a hacer sus trabajos de manera individual, porque era la única forma de que aprenda a escribir bien y yo poder retroalimentarle. Aunque al inicio le costó, quedé sorprendido porque poco a poco fue mejorando su escritura (lo felicité por sus progresos) y pasó el curso con una nota decente.

Señales-indicadores: Notas desaprobatorias en los exámenes individuales en contraste con sus notas en grupo; poca participación en clase; graves problemas de redacción al construir sus textos; poca o nula participación cuando se juntaba con su grupo a trabajar.
Propuesta de abordaje: A partir de lo visto, y aunque no me animo a dar un diagnóstico de si lo suyo era solo falta de motivación o algún tipo de dificultad de aprendizaje, considero que sí estuvo bien mi estrategia de que trabaje solo para que así pueda mejorar su redacción. Lo que sí pude haber mejorado, y no hice, fue haber tenido una charla privada con él para escuchar el punto de vista del estudiante. Es decir, a través de estrategias de indagación y escucha activa, saber qué era lo que él estaba sintiendo y cómo yo podía ayudarlo.  Sí recuerdo haberlo invitado a las asesorías para hablar de su caso o reforzar aspectos de redacción, sin embargo, no llegó a acudir. En todo caso, al final de la clase, pude haber conversado con él a fin de identificar, reconocer y validar sus emociones, intereses y aspiraciones.