domingo, 14 de junio de 2020

Rosaura a las diez



En tercero de media, en el colegio, leí una antología de cuentos latinoamericanos que me encantó. Uno de mis relatos favoritos era "La cola del perro" de un argentino llamado Marco Denevi (1922-1998). La historia fantasiosa giraba a partir de un amo que un día, cansado de la holgazanería de sus animales, le ordena a su perro que deje de mover la cola y se dedique a cuidar a su rebaño. Eso trastoca la relación entre el fiel y noble animal y su dueño. Siempre me quedó grabado ese cuento y el nombre de su autor. Por eso, hace seis años, cuando conocí Buenos Aires, no dudé en comprarme en el Ateneo el libro más conocido de Marco Denevi y por el cual ganó un premio literario en 1955: Rosaura a las diez. Pues bien, hace una semana recién leí dicha novela y debo decir que su autor es mejor escritor de lo pensé, y que su obra es una joyita de la literatura argentina y latinoamericana. 

Pese a que solo tenía 33 años cuando salió a la luz este libro -gracias a aquel concurso- Rosaura a las diez muestra a un escritor ya maduro, con una prosa exquisita y bien trabajada, con una maestría en el uso de los recursos literarios y el manejo del humor. La novela relata el asesinato de Rosaura, una joven bella y misteriosa, a través de cuatro personajes que la conocieron de cierto modo. Cada uno de estos recrea, desde su propia y subjetiva perspectiva, los hechos que presenciaron en torno al extraño romance entre ella y Camilo Canegato, un hombre cuarentón y tímido, quien es el principal sospechoso de ser el asesino tras su casamiento con Rosaura. Lo interesante de la novela de suspenso, además de su logrado trabajo con el lenguaje, las exquisitas reflexiones y el fino humor, es que cada personaje ofrece un contrapunto diferente sobre la situación, enriqueciendo la historia, pero también generando la duda en el lector sobre lo que realmente pasó. El misterio, finalmente, se resuelve con una carta escrita por Rosaura, que uno de los personajes llega a encontrar. Sin duda, es un desenlace inteligente y que cierra una hermosa novela que vale la pena ser leída y, sobre todo, disfrutada. ¡No olvidemos a este muy buen escritor: Marco Denevi! 





miércoles, 10 de junio de 2020

Diego Junqueira


Diego Junqueira es un extenista argentino nacido a fines de 1980. No llegaba al metro setenta, era rechoncho y no tenía mucha habilidad para el tenis. Sin embargo, eso lo compensaba con una gran pasión por este deporte. Pese a que nadie apostaba un peso por él, decidió ser tenista profesional. Debutó en 1999 y durante varios años se pasó disputando torneos menores en los cuales la derrota era la moneda corriente y sus ganancias eran exiguas. Cuando cumplió 24 años, solo había llegado a ocupar el puesto 570 del mundo. Seguramente a estas alturas, muchos le hubieran dicho: "Retírate, no sirves para esto. Eres muy malo". Pero Junqueira, que amaba el tenis, perseveró pese a su limitaciones técnicas. Las compensó con trabajo y más trabajo. A los 25 años, fruto de su esfuerzo, comenzó a ganar algunos torneos menores, pasó a disputar torneos de rango medio y escaló al puesto 221. Poco a poco empezó a curtirse, a perfeccionar su juego, a no frustrarse con las derrotas cotidianas, y pudo ganar algunas competencias Challenger (torneos previos al circuito ATP). Sin embargo, luego de llegar al puesto 177 a los 26 años, comenzó nuevamente a perder de manera clamorosa y descendió hasta el puesto 373 del ATP. Tenía casi 27 años y parecía que la lucha había sido en vano. Cualquiera se hubiera rendido. Pero Junqueira no renunció, sino que volvió a tomar un aire disputando esos torneos menores de sus inicios y, una vez recuperada la confianza, se reintegró con fuerza al circuito. El 2008 fue el año de despegue de Diego Junqueira. Llega a ganar tres torneos Challenger y, por primera vez en su carrera profesional, clasifica al torneo de Roland Garros y llega a segunda vuelta. En el 2009, disputa tres de los cuatro torneos más importantes del tenis (los Grand Slams): el Australian Open (pierde en primera ronda en un reñido partido a 4 sets con el francés Richard Gasquet), el Roland Garros (nuevamente alcanza la segunda ronda) y el Wimbledon (pierde en primera ronda sin atenuantes con su compatriota Guillermo Cañas). Ese 2009, a los 28 años, ingresó a la lista de los 100 mejores del mundo por diez meses y ocupó el puesto 68. En el 2011, ya con 30 años, por primera vez en su carrera, clasificó al último Grand Slam que le faltaba, el US Open, en el cual llegó a segunda ronda y perdió contra su paisano de Tandil, el argentino Juan Martín del Potro por 2-6/1-6/5-7. Ese 2011, con casi 31 a cuestas, fue el último año en que volvió al top 100 por dos meses. Se retiró en el 2013 a los 32 años. ¡Un verdadero campeón!

Foto: Dave Winter / Icon Sport