lunes, 30 de noviembre de 2020

Reflexión 1

A veces me siento como ese niño de 13 años que una vez fui; ese niño flaquito y esmirriado, que en segundo de media estaba entre los cinco más bajitos del salón, y que desde entonces hizo lo imposible por "crecer" y no ser visto por debajo del hombro por sus compañeritos. A veces, así me siento, como si me esforzara corriendo, saltando, colgándome de la escalera caracol de mi casa, jugando básquet día y noche, haciendo natación, siempre soñando con "crecer", pero sin resultados a la vista. Hasta que una mañana, por arte de magia, me despierte y me dé cuenta que, por fin, di mi "estirón". ¡Ojalá llegue el día y sienta que valió la pena no perder las esperanzas!

viernes, 27 de noviembre de 2020

Ojo por ojo

Ojo por ojo. La verdadera historia del grupo Colina (2019) es un libro de investigación del periodista peruano Umberto Jara que revela los entretelones de cómo actuó el gobierno peruano, presidido por Alberto Fujimori, para combatir el terrorismo de Sendero Luminoso en los años 90. En esta valiosa investigación, Jara muestra cómo el gobierno de Fujimori, a comienzos de los años 90, tomó la decisión, con el apoyo de Estados Unidos, de aplicar una guerra de baja intensidad (también llamada "guerra sucia" o guerra psicológica) para combatir a Sendero Luminoso. Es decir, aplicar las tácticas del senderismo para combatir a este. Para esto formó escuadrones secretos, el más conocido el grupo Colina, para hacer labores de inteligencia y realizar operativos para aniquilar a los senderistas. En otras palabras, aplicar la ley de Ojo por Ojo, o más simple, combatir la barbarie con más barbarie. Para Fujimori, su asesor Vladimiro Montesinos y el comandante general de las Fuerzas Armadas, Nicolás Hermoza Ríos, era la única forma de acabar con el enemigo terrorista, que ya llevaba diez años causando muerte y caos en el país. 

Con el fin de demostrar esto, Umberto Jara se basó en diversas fuentes del entorno militar y político, pero su principal fuente fue el mayor Santiago Martín Rivas, jefe del grupo Colina (aunque para él su grupo no tenía nombre), quien comandó diversos operativos de desaparición de terroristas, entre los más conocidos Barrios Altos y La Cantuta. El libro de Jara detalla de manera pormenorizada cómo aquel, bajo las órdenes de Fujimori, Montesinos y Hermoza (quienes apostaron por esta política de "guerra sucia"), lideró a un grupo de un grupo de comandos (aunque existieron otros más) para realizar los operativos de aniquilamiento. Pese a eso, Martín Rivas, militar de profesión, justifica su proceder y la decisión política tomada por Fujimori, ya que lo consideraba la única forma de acabar con el terrorismo. Y da como ejemplos, los casos de terrorismo ocurridos en otras partes del mundo y donde se aplicó la misma "guerra de baja intensidad". Otro aspecto interesante del libro, es que, a partir del testimonio de Martin Rivas (un hombre preparado, leído y con vocación de servir a su país), se revela que los atentados salvajes de Sendero Luminoso en Lima en el año 92, como el atentado de Tarata, fueron respuestas salvajes a la guerra sucia que estaba aplicando el gobierno peruano contra aquellos. No es casualidad, cuenta Rivas, que tras la matanza de varios dirigentes senderistas en el cárcel de Cantogrande, en San Juan de Lurigancho, ocurrió lo del atentado de Tarata en Miraflores. Y posterior a eso, ocurrió el operativo La Cantuta, que acabó con la desaparición de 9 estudiantes y un profesor que eran, por las pruebas recolectadas, pertenecientes a Sendero. 

Otro detalle interesante del libro, es el testimonio de Martin Rivas sobre cómo, tras las investigaciones periodísticas que aparecían en la prensa sobre el grupo Colina, las cabezas del gobierno se quisieron limpiar las manos y echarle la culpa de lo acontecido al grupo Colina, sin aceptar que su accionar fue una política de Estado aprobada en 1991 por Fujimori, su asesor Montesinos y el comandante general Hermoza Ríos. Finalmente, este libro sirvió luego para poder extraditar, en el año 2009, a Alberto Fujimori de Chile y poder procesarlo y condenarlo. 

En suma, y por todo lo anterior, Ojo por ojo, de Umberto Jara, es un libro imprescindible, ameno y bien escrito, que sirve para entender la manera en que el gobierno de Alberto Fujimori empleó la ley del Talión para enfrentar y acabar con el terrorismo. 








viernes, 20 de noviembre de 2020

Sobre la vacancia del presidente peruano Martín Vizcarra

No tengo una opinión clara sobre la reciente crisis política en mi país, en la cual, en el lapso de una semana, hemos tenido tres presidentes. Pero me animo a lanzar algunas ideas para ver si clarifico mi pensamiento.

Primero, existen pruebas muy claras y comprometedoras sobre actos de corrupción del expresidente Martín Vizcarra, cuando fue gobernador del gobierno regional de Moquegua.

Segundo, el Congreso -tomando en cuenta que ya la fiscalía estaba investigando aquellos delitos de corrupción, y en aras de no desestabilizar el país en plena crisis sanitaria y económica- no debió vacar al presidente Martín Vizcarra y debió esperar a que este termine su mandato, para que luego sea investigado.

Tercero, y pese a lo anterior, la Constitución amparaba a que el Congreso pudiera vacar al presidente Vizcarra, a través de la figura de la "incapacidad moral". Por tanto, considero que la vacancia sí fue legal y no fue un golpe de estado; y sin embargo, esta no se debió dar, ya que se trataba de un Congreso totalmente desprestigiado, con políticos con varias denuncias en su haber y por la crisis política que se iba a desatar.

Cuarto, la masiva protesta ciudadana en contra del nuevo presidente, Manuel Merino de Lama, fue en parte espontánea, pero también fue atizada por algunos líderes de opinión (algunos a partir de sus convicciones, otros con fines políticos) y sobre todo exacerbada por las redes sociales, que se han vuelto en un depósito de odios y rencores en su mayoría.

Quinto, en las marchas ciudadanas que llevaron a la renuncia del presidente Manuel Merino, gran parte de la población peruana marchó de manera pacífica, pero también hubo un grupo de vándalos infiltrados que generaron caos y violencia, y se enfrentaron de manera abierta a la policía. Por tanto, no hubo solo represión desmesurada por parte de la policía (que llevó a la muerte de dos jóvenes), sino también hubo violencia ejercida por un grupo minoritario de jóvenes violentos que se enfrentó a pedradas y fuegos artificiales con las fuerzas del orden, y rompió los cercos perimétricos dispuestos en zonas aledañas al Congreso.

Finalmente, los medios de comunicación pintaron realidades parcializadas, cada una según sus intereses. La gran mayoría de medios ensalzó la protesta ciudadana, condenó abiertamente la represión policial (lo cual está muy bien), pero omitió o ignoró aludir al pequeño grupo de jóvenes violentos que causaron destrozos y caos.