Luc Besson (1959), el director francés, vuelve con fuerza con “Lucy” (2014), su nueva película, de ciencia ficción, protagonizada por la guapa Scarlett Johansson y Morgan Freeman. Veinte años después del estreno de la inolvidable “El profesional”, y luego de una película regularona, “Mala vita” (2013), que hacía pensar que su nivel creativo iba en descenso, Besson nos vuelve a demostrar que su genio sigue intacto. La prueba contundente de esto es “Lucy”, película que exuda talento y genio por todos lados y que en su primera semana de estreno en Estados Unidos y Canadá ha sido un éxito de taquilla y de crítica.
La historia comienza como una clásica historia de Besson
sobre drogas y mafiosos, en la cual Lucy –interpretada magistralmente por
Johansson– es obligada a hacer de burrier por unos mafiosos chinos. Sin
embargo, esta sufre un percance y tras una paliza, la droga, que es una droga
nueva y muy poderosa, y que está dentro de su cuerpo, se esparce y hace que
desarrolle habilidades y poderes sobrenaturales que se van incrementando cada
vez más. Con la ayuda de estos poderes, trata de cobrar venganza y encontrarle
un sentido a su vida sabiendo que no le queda mucho tiempo. Como en las películas de Besson, quien es
guionista y director, este argumento podría parecer intrascendente, sin embargo el genio del director francés hace
que esta cinta brille y uno como espectador quede perplejo de tanta belleza
visual que arroja el inmenso ecran.
Porque en Besson, si hay una lección que nos deja, es que en el arte
cualquier tema es bueno y que lo más importante no es tanto lo que cuentas,
sino sobre todo cómo lo cuentas. Y es ahí cuando Besson hace arte sublime. Una
película de acción, de drogas, de disparos, de sangre, se vuelve en una puesta
en escena que maravilla. Otra cosa más, Besson aquí vuelve a apostar por un
personaje femenino como protagonista
(recordemos a Nikita, Matilda, Mila Jovovich en “El quinto elemento” y en
“Juana de Arco”) y vaya que crea otro personaje de antología, rico, llenos de matices, fuerte y a la vez vulnerable.
A los que hemos seguido parte de la carrera de Besson, nos
alegra mucho esta nueva película. Sabemos que se convertirá en un nuevo clásico
del cine y en una cinta que enriquecerá su ya inolvidable obra. Solo me queda
destacar que celebramos su gran regreso, que aún esperamos más de él (ver si
nos puede seguir regalando su talento con otras historias) y resaltar que con
el peso de los años, lo siguen acompañando sus fieles compinches de varias y
espléndidas batallas: Eric Serra (en la
música) y Thierry Arbogast (en la fotografía). ¡Gracias, Luc!