lunes, 30 de diciembre de 2013

El héroe discreto


El héroe discreto (2013) es la última novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel 2010. Aquí cuenta dos historias, que en los últimos capítulos, se entrelazan: la primera, la del empresario piurano Felícito Yanaqué, quien es extorsionado y se resiste a dicha extorsión porque su padre le enseñó que nunca debía dejarse pisotear por nadie. La segunda, gira alrededor del Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien planea una venganza contra sus dos hijos, quienes desean verlo muerto para cobrar su herencia.

Lo positivo de la novela es que es una novela ágil, sencilla, bien escrita, entretenida. Vargas Llosa atrapa rápidamente el interés con las historias de estos dos personajes peruanos (Felícito Yanaque e Ismael Carrera), que a pesar de sus diferencias socioculturales y geográficas, comparten un drama similar: son presa de la codicia o ambición de gente cercana a ellos (sus hijos). Y ambos traman una venganza contra estos. Además, Vargas Llosa retrata bien la idiosincrasia de sus personajes: la de un humilde empresario piurano, la de un limeño jubilado de clase alta (Don Rigoberto), de un capitán de la Policía, etc. También crea excelentes atmósferas para el desarrollo de la trama y su prosa, en varias partes, se luce.

Lo negativo es que es una novela menor en la trayectoria  de nuestro Nobel. Claro, en otro contexto, o tratándose de otro escritor, sería una buena novela (ya yo quisiera escribir al menos una novela así), pero  comparándola con obras maestras como “La ciudad y los perros”, “Conversación en la Catedral” o incluso las buenas “La tía Julia y el Escribidor”, “Travesuras de la niña mala”, “El paraíso en la otra esquina”, sin duda el “El héroe discreto”  es un libro menor. Y no solo porque es menos ambicioso, sino también porque en su sencillez (que no en sí un desmérito) le falta cierta profundidad. Pareciera, tal vez me equivoque, que Vargas Llosa quiso escribir una novela sencilla, que cualquier persona de a pie pudiera leer, y lo consiguió, pero  a su vez sacrificó profundidad o mayor fuerza psicológica en sus personajes. Lo cual no quiere decir que no lo tenga, sino que no existe en estos personajes principales la fuerza psicológica que sí tienen los protagonistas de sus principales novelas.

En suma, “El héroe discreto” es una novela discreta en la gran trayectoria de Vargas Llosa, pero aun así es un libro ágil, divertido y bien escrito.   

domingo, 29 de diciembre de 2013

Unión Cinema


Unión Cinema es un grupo de rock peruano, formado por Antonio Santivañez y Toño Jáuregui (ex bajista  de Libido). Este 2013 sacaron su primer disco titulado Sinestesia, que tuvo una importante estrategia de márketing en su comercialización, ya que se vendió en los quioscos de Lima a solo 5 soles y también se podía descargar por iTunes.

El disco Sinestesia está compuesto de 10 temas y el primer single promocional, que se escuchó en radios, fue “Mi obsesión por ella”. El segundo tema es “Solo quiero estar”, que es una muy buena canción de pop-rock que juega bien con los  ritmos y melodías. La voz del vocalista (Antonio Santiváñez) y la letra contribuyen con la calidad del tema.  “Cuando esperas la calma” es el tercer track. Al igual que la canción anterior, cala en el oyente. Uno se percata que Unión Cinema, a pesar de ser un grupo nuevo, tiene un sonido propio. Es cierto, que tiene un cierto aire a Libido (el grupo anterior de Jáuregui), pero a su vez tiene identidad propia.

“Toma el control” no se queda atrás y es también otro buen tema. Tiene un sonido más rockero, más guitarrero, con cambios de tiempo, con juego de voces, con la batería en perfecto compás a lo que se quiere transmitir. Sin duda, es una de las mejores canciones del disco o al menos de las que más me gusta. “Una señal”, el quinto track, es una canción algo más lenta, más triste, pero también es intensa, transmite energía, feeling.  La siguiente, “A ser historia” es otra canción rockera, con punche, la más contestataria por su letra o por el estribillo central. Con esta canción, que tiene un video en youtube, también se ha promocionado el grupo y participó en un ranking de mejores canciones peruanas del año. La sétima es “Sinestesia”, que le da también nombre al álbum. Curiosamente es la canción más floja, a pesar que es más experimental, ya que juega con el rock y un sonido más folklórico. A pesar de eso, no es una mala canción, sino solo regularona comparada con el resto. “Penumbra”, la octava, que tiene un bonito e ingenioso video en youtube, es una canción melancólica, por su letra y melodía, pero es una buena canción. Tiene una letra poética y la música llega al alma. La novena, “No puedo tenerte”, es una de mis favoritas. Es pop-rock del bueno, es una canción intensa, una letra que atrapa y una melodía que contagia. La voz de Santivañez se luce acá y el bajo y la batería de Jáuregui son el perfecto acompañamiento.  La última canción es “Si no ves más allá”, que es la excelente balada que cierra con broche de oro este buen disco de este grupo peruano, del que esperamos, en el futuro, mucho más. 

Finalizo diciendo que muchas de estas canciones, como lo señalan Jaúregui y Salim (vocalista de Libido) en entrevistas a medios, son composiciones de Jaúregui que incluso, en un inicio, se empezaron a trabajar con Libido, pero luego de su salida del grupo, debido a que los demás integrantes del grupo no estaban a gusto con el proyecto que él planteaba, fueron trabajadas y pulidas en Unión Cinema, junto con Antonio Santiváñez. El resultado: un excelente disco que vale la pena disfrutar.  

http://www.youtube.com/watch?v=EQalAfOrVXU

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La casa de los espíritus


La casa de los espíritus (1982) es una novela, su primera novela, de la chilena Isabel Allende y la que la llevó a la fama. Escrita a través de dos narradores: Clara, la nieta de la familia Trueba, y Esteban Trueba, el abuelo, la novela retrata a lo largo de tres generaciones la vida de la familia Trueba y a su vez lo que aconteció en su país, Chile,  durante el siglo XX

Con prosa fluida y elegante, digna de admiración, y es cierto, con reminiscencias (aunque no copia) de García Márquez, Allende hace un recorrido casi bíblico de la familia Trueba y de cómo un joven y ambicioso Esteban Trueba hace fortuna y, luego de que su prometida falleciera, se casa con Clara del Valle y tiene tres hijos: Blanca, Nicolás y Jaime. Simultáneamente, y como ya indiqué, vamos recorriendo de manera implícita, la historia de Chile, aquel que sale de la época colonial y se establece como república, la época de los grandes hacendados o una oligarquía que gobernaba el país (Esteban Trueba representa a esta) y convivía con una clase obrera sojuzgada que un día comienza a despertar de su letargo (representado en la figura de Pedro García Tercero); luego la época en que el socialismo llega al poder a través de limpias elecciones, la caída de dicho régimen a través de un golpe militar apoyado por la derecha y cómo el país entra a un periodo de barbarie. Entonces, La casa de los espíritus es un viaje de la memoria de una familia y de un país que viven momentos de apogeo pero también de decadencia y caos. Y que, al final de la novela, tienen que sanar sus heridas y vencer el odio y el miedo para seguir adelante.

Mientras leía la novela, pensaba que Allende, sin duda, era una buena novelista, con una prosa envidiable, que corre vertiginosa como un río de aguas cristalinas. También pensaba que la historia de Chile tenía mucha similitud con la del Perú (la reforma agraria, los abusos de los hacendados, el fracaso de dicha reforma, la llegada de los militares al poder a través de un golpe de Estado, los abusos de los militares, etc.). Finalmente, pensaba que Allende sin llegar al nivel de grandes novelistas como García Márquez o Vargas Llosa, era sin duda una buena escritora, más si tomamos en cuenta que esta fue su primera novela. Así, si actualmente es considerada una escritora bestseller, ella prestigia ese calificativo, porque quiere decir que lo comercial puede ir de la mano con el arte. ¡Sería bueno leer otras novelas de Allende para ratificar eso! ¡Pero sin duda La casa de los espíritus es arte!     

domingo, 17 de noviembre de 2013

Diario de un profesor (8)



20/06
Tengo en mi salón una chica hiperactiva. Se sienta atrás, pero no para de hablar con la chica del costado y de observar su celular. Sin embargo, no tiene malas notas e incluso participa en clase y el otro día hizo una buena exposición en su examen parcial. A pesar de eso, y como es hiperactiva, a veces suelta frases o comentarios inoportunos y  yo tengo que callarla. Justo al final de la clase, una alumna me dice: “Profesor, tenga paciencia con ella”. “Sí, ya sé”, le digo en tono casi resignado. Y pienso: ¿Cómo hacer para usar su energía a mi favor? ¿Cómo poder controlarla sin recurrir al grito o la orden autoritaria? ¿Cómo obtener o sacar de ella su mejor potencial sin reprimirla? Tantas preguntas y ni una sola respuesta clara. Solo guiarme por mi corazón.

22/06
Hay un chico en mi salón que es inteligente, pero flojo. No hace las tareas que dejo y por supuesto no ha salido bien en sus exámenes. Incluso le ofrecí una oportunidad para que vuelva a hacer su trabajo, pero nunca me lo envió. Eso sí, el chico, como ya dije, es hábil y educado. Debe tener 22 o 23 años. La última clase que tuve con él, le entregué su examen parcial en el que está desaprobado, luego le pedí leer un texto e hicimos un ejercicio en clase. Sin embargo, él ni siquiera sacaba su lapicero; le pedí que escribiera su opinión del artículo leído, pero no me hizo caso. Al final de la clase, lo llamé y le dije todo lo referido anteriormente. Es decir, que veía su falta de interés y que si él no cambiaba su actitud, no lo iba a ayudar y no iba a aprobar el curso. Él me dijo que se encargaría de cambiar la situación. Y así nos despedimos.
¿Qué hacer en una situación así? ¿Cómo actuar como profesor? Más sabiendo que yo a esa edad también fui un gran flojo. ¿Será la respuesta la misma que sucedió en mi caso? Es decir, esperar a qué él un día se dé cuenta, como yo, de que solo con esfuerzo alcanzará sus metas. Que solo la madurez, o los años, le haga ver lo que yo vi un día… ¿O tal vez, yo como profesor, puedo incentivar a eso?  

25/06
No estoy a favor de llenar de trabajos a los alumnos, pero tampoco es la solución dejarlos sin trabajos y darles total libertad. Hay que obligarlos un poco. El ser humano tiende la flojera, a la pereza. Eso lo he comprobado este ciclo con un salón en el cual hay muchos alumnos que ya habían estado  conmigo el ciclo anterior. Lejos de comprometerse, los veo relajados, sin ganas de trabajar. ¿Cómo hago para revertir eso? Creo que teniendo las cosas claras. No dejar tareas para que escojan, sino dejar las tareas precisas en el momento adecuado. Y señalarles de manera clara cuál es el sistema de clasificación.

domingo, 3 de noviembre de 2013

¡Venus y Marte! (Juguete teatral)

       ¡Venus y Marte!
Pequeña comedia en un acto

Escena I

-Él.- ¡Sofía, me gustas!

-ELLA.- ¡¿Qué?! (Sorprendida)

-ÉL.- ¡Que me gustas! ¡Y mucho!

-ELLA.- (Algo molesta) Pero si nos conocemos recién. ¿Cómo me puedes decir eso?

-ÉL.- Porque me pareces bonita y eres una buena chica.

-ELLA.- (Pausa) Miguel, te voy a decir la verdad…Yo acabó de salir de una relación, pero aún sigo enamorada… Disculpa mi sinceridad, pero no quiero darte falsas esperanzas.

-ÉL.- Entonces, ¿por qué has aceptado mis invitaciones?

-ELLA.- Porque tengo la mala costumbre de decir siempre que sí. No sé negarme.

-ÉL.- No entiendo, Sofía. Yo recuerdo que la primera vez que te invité a salir, aceptaste de inmediato. Incluso, te noté contenta.

-ELLA.- Bueno, no sé, ya no me acuerdo. Pero, ahora, te digo, Miguel, que no quiero nada contigo. (Tajante) Solo podemos ser amigos.

-ÉL.- (Tras una pausa) ¿Y ese chico te quiere?

(Ella permanece en silencio).

-ÉL.- ¿Al menos te llama? …Porque si no te llama, es porque ya no le interesas. Así de simple.

(Ella lo mira y baja la mirada).

-ELLA.- Solo sé que no me lo puedo sacar de la cabeza. Y que no quiero nada con otra persona. Menos algo ocasional.

 -ÉL.- Pero, Sofía, yo quiero algo serio contigo. No estoy buscando una aventura.

-ELLA.- Ya te dije que no quiero nada por ahora, Miguel. ¡No insistas!

-ÉL.- ¡Está bien!...Si eso es lo que quieres.

(Los dos se quedan en silencio durante largos segundos. Están sentados en la banca de un parque. Hay mucha gente paseando. El sol brilla. Es sábado, tres de la tarde).

-ÉL.- Bueno, ¿y ahora qué hacemos?

-ELLA.- (Mira su reloj) Yo me tengo que ir en quince minutos. He quedado en encontrarme con unas amigas en mi casa.

-ÉL.- ¿Van a salir a algún lado?

-ELLA.- Sí.

-ÉL.- ¿A bailar?

-ELLA.- No, vamos a ir a algún local a conversar y tomar algo.

-ÉL.- (Luego de una pausa) Estuvo bien la pizza, ¿no es cierto?

-ELLA.- Sí, estuvo rica. Gracias, nuevamente.

-ÉL.- De nada…Hasta la cebollita estaba buena.

-ELLA.- Porque era como un aderezo.

(Ella mira nuevamente su reloj. Su rostro refleja apuro y cierta preocupación)

-ELLA.- Miguel, ¿me acompañas al paradero?

-ÉL.- ¿Pero no dijiste que te ibas en quince minutos? Todavía no han pasado ni cinco.

-ELLA.- ¡Sí, pero mi casa está lejos y el bus que tomo demora en pasar!

-ÉL.- Espérate unos minutos más y nos vamos, ¿te parece?

-ELLA.- (Como si estuviese ordenando) ¡No, Miguel, ya me quiero ir! ¡Quiero llegar puntual!

-ÉL.- (Lanza un suspiro de resignación) Está bien, señorita. ¡Vamos! (se para de la banca)

(Sofía también se levanta. Ambos empiezan a caminar rumbo al paradero. En el trayecto no conversan. Se nota incomodidad, molestia. Luego, llegan al paradero y esperan el bus parados).

-ÉL.- (En tono de compromiso) ¿Qué línea tomas, Sofía?

-ELLA.- La “S”. Pasa por el Jockey Plaza y me deja en la avenida La Molina.

(Luego de una larga pausa, ella se anima a hablar)

-ELLA.- ¿Y a dónde vas tú?

-ÉL.- A la casa de unos amigos. Saldremos a bailar y a tomar unas cervezas.

(Sofía lo mira y se queda en silencio).

-ELLA.-…Miguel, me avisas para ir a la obra que están dando en el Club.

-ÉL.- Pero ya para qué. ¿No me acabas de decir que no quieres nada conmigo?

-ELLA.-…Sí, pero podemos seguir siendo amigos, ¿no?

-ÉL.- La verdad, no creo en eso de ser amigos. Es puro floro.

-ELLA.- Yo pensé que la amistad la podíamos mantener.

-ÉL.-…Sofía, prefiero que nos dejemos de ver. Si tú has puesto las cosas tan claras, mejor es mantener nuestra distancia.

-ELLA.- Bueno, no sé. Yo decía.

(Él la mira, pero ella le esquiva la mirada. Se le ve pensativa y seria)

-ÉL.- …¿Me parece o ahora estás amarga por lo que acabo de decirte?

-ELLA.- No, no estoy amarga. ¿Por qué voy a estarlo?

-ÉL.- Entonces, me pareció por tu rostro.

-ELLA.- No, nada que ver.

(Él la mira por unos breves segundos. Luego dirige su vista hacia los carros que vienen. Ve acercarse el bus de ella).

-ÉL.- Ese es tu micro, ¿no?

-ELLA.- Sí, me parece que sí. Bueno, entonces chau, Miguel. Nos vemos.

Sofía hace señas al bus para que se detenga. El vehículo así lo hace. Ella está a punto de subir

 -ÉL.- (Dudando)…¡No, no, espera, Sofía! ¡Este carro también me deja cerca de donde voy!

-ELLA.- (Alegre) ¡Perfecto! ¡Entonces, vamos!

(Ambos suben y el bus retoma la marcha)

 
Escena II

(Miguel y Sofía están sentados en unos de los asientos del bus. Este está casi vacío. En la radio, se escuchan baladas románticas en español).

Los dos están callados. Ninguno atina a hablar. Miguel parece arrepentido de haber subido. Sofía está ensimismada. Hasta que suena una canción de Ricardo Arjona, “Dime que no”, y el rostro de ella parece serenarse e incluso alegrarse.  

-ELLA.- Bonita canción, ¿no?

-Él.- ¿Bonita? Insufrible, será… No sé cómo a la gente le puede gustar Arjona si es recontra huachafo. 

-ELLA.- ¿Por qué huachafo?

(Miguel mira a Sofía con cierta lástima y responde)

-ÉL.- ¿No te has fijado en sus letras cursis? Esa canción, por ejemplo, “Señora de las cuatro décadas” es un adefesio. (En tono sentencioso) Arjona es música es para secretarias huachafas o gente sin cultura. 

 -ELLA.- (Completamente amarga)…¿Qué tienes, imbécil? ¿me estás diciendo huachafa?

-ÉL.- (Totalmente sorprendido) ¿Qué te pasa, Sofía? ¡Cálmate! Solo te estoy dando mi opinión.

-ELLA.- No me estás dando tu opinión, Miguel. Me estás diciendo que las que escuchamos a Arjona somos secretarias huachafas. ¿Estás loco o qué?

-Él.- No es una alusión personal. Me estoy refiriendo a la gente en general.  

-ELLA.- …Ese es el problema de gente como tú. Porque han leído unos cuantos libros, se creen superiores a los demás. ¿Y tú que escuchas, genio? ¿Bethoven, Mozart…Beatles, seguro?

-Él.- Sofía, yo no me creo superior a los demás. Te equivocas. Solo te estaba dando mi opinión. Y disculpa si te sentiste aludida. No fue mi intención.

-ELLA.-Pues ten más cuidado con lo que dices.

-ÉL.- De acuerdo, pero tú también mide tus palabras: me has dicho “imbécil”

-ELLA.- ¿Te lo dije?

-ÉL.-Sí, claro. ¿Ya no te acuerdas?

-ELLA.- Discúlpame, entonces.

(Larga pausa)

 -ÉL.- ¿Te das cuenta, Sofía, que no nos llevamos? No somos nada y ya nos estamos peleando.

 (Ella lo mira y se queda callada)

-ÉL.-Creo que fue mejor que me dijeras que solo seamos amigos. Como ves, no tenemos nada en común

-ELLA.- (Seria) Estoy de acuerdo, Miguel. No tenemos nada en común.

-ÉL.-…¡Al menos coincidimos en eso!

(En la radio ahora se escucha “El problema” de Arjona. Ella se pone a cantar en voz baja).

-Él.- (Luego de una pausa) ¿Me estás sacando “cachita”?  

-ELLA.- ¿Vas a empezar de nuevo?

-Él.- Solo te estoy haciendo una pregunta.

-ELLA.- No, pues. No te estoy sacando “cachita”, Miguel. Canto porque me gusta la canción. Además, no tengo que pedirte permiso.

-ÉL.-  Pero si sabes que “me fascina” Arjona, ¿por qué lo haces?

-ELLA.- Bueno, lo siento, aprende a ser tolerante. Además, esta canción es muy buena.

-ÉL.- Si tú lo dices.

-ELLA.- Escucha la letra, escucha la música. No te cierres solo porque es Arjona…Acepto que tiene canciones medio huachafas…

-ÉL.- ¿Medio?

-ELLA.-Déjame acabar…reconozco que tiene canciones algo huachafas,  pero también tiene buenas. Un ejemplo, es esta.

-ÉL.- Está bien, Sofía. No quiero seguir discutiendo.

-ELLA.- …Ahí esta tú problema, pues. ¡Eres machista! Quieres una mujer que te diga sí a todo. Te equivocas si crees que yo soy así.

-ÉL.- Yo no soy machista. Pero tampoco me gusta discutir por las puras.  

-ELLA.- (Murmurando para sí misma) ¡De la que me salve. Estuve a punto de decirle que sí!

-ÉL.- ¿Qué dijiste?

-ELLA.- Nada.

-ÉL.- (Pausa) (Murmurando para sí mismo) ¡Menos mal que no somos enamorados. Con ese carácter…!  

-ELLA.- ¿Qué cosa?

-ÉL.- Nada, nada.

(Sofía lo mira por un momento extrañada. Luego, vuelve la mirada y sigue cantando la canción de Arjona. Miguel pone cara  de “cuándo acabará esto” y queda en silencio. El bus sigue avanzando).

(El volumen de la canción aumenta y la luz de la escena se apaga lentamente).


                                                                    Escena III

(Miguel y Sofía caminan en silencio por la calle. Hasta que ella, movida por un impulso, decide hablarle).

-ELLA.- (Irónica) Miguel, ¿por qué estás tan hablador?

-ÉL.- (Irónico) Porque me encanta discutir contigo, Sofía.

-ELLA.- (Se ríe) ¡Qué gracioso!

-ÉL.- (Serio) No sé donde está lo gracioso.

-ELLA.- …¡Hombres, quién los entiende!

-ÉL.- ¿No será al revés? ¡Mujeres, quién las entiende!

-ELLA.- … ¿Y si no me entiendes porque me acompañas a mi casa?

(Miguel se detiene. Hace una pausa).

 -ÉL.- (En tono tranquilo) Tienes razón. Soy un “monse” por tratarte como una dama. Me olvidaba que ya pasó de moda ser caballero. Ahora las mujeres prefieren a los patanes.

-ELLA.- Eso es mentira. ¿De dónde sacas eso?

-ÉL.- De mi experiencia. Las mujeres, de la boca para afuera, dicen que buscan un chico caballero, noble, que las respete. Pero a la hora de la hora, prefieren a los idiotas que las tratan mal… A los caballeros, ustedes los ven como imbéciles.

-ELLA.- Yo no tengo la culpa que hayas tenido malas experiencias, Miguel. Además, yo no soy así.

-ÉL.- (Sereno) Eso es lo que dices, Sofía. Pero eres igual…Sigues enamorada de ese tipo que, seguro, te hizo sufrir, ¿si o no? …y que ni siquiera te llama (Ella se queda callada)  En cambio, yo, que te trato como una dama, ni caso. ¿Y por qué? Simple: porque a las mujeres, en el fondo, les gusta los hombres que las tratan mal.

(Sofía se detiene)

-ELLA.- (Amarga) Miguel, si eso es lo que piensas, aléjate de mi vista.

-ÉL.- La típica. Ahora te haces la víctima.

-ELLA.-  ¡Cállate, deja de hablar estupideces!

-ÉL.- (Burlón) Sofía, me dices que por qué no hablo, y ahora me mandas a callar con insultos. ¡Quién entiende a las mujeres! ¡Que alguien en el mundo me explique por qué las mujeres son tan extrañas, porque yo me rindo! ¡Mientras más las conozco, menos las entiendo!

-ELLA.-  ¡Y yo tampoco te entiendo! Me dijiste, en el paradero, que no me querías ver más porque no crees en la amistad, y sin embargo, me acompañas hasta mi casa. ¡Quién  entiende a los hombres! ¡Yo también me rindo!

-ÉL.- …Está bien, tienes razón. Reconozco que me contradije. Pero sabes por qué

-ELLA.- ¿Por qué, Miguel?

(Él suspira y se queda mudo)

-ELLA.- Vamos, ¿por qué?

-ÉL.- …Ya de qué sirve, Sofía…Total, ¿no me has dicho que me ves solo como un amigo?

-ELLA.- (Retándolo) Pero dímelo.

-ÉL.-…Ya te lo dije en el parque. ¿Ya te olvidaste?

-ELLA.- ¿Qué me dijiste?

-ÉL.-…¿Qué gano repitiéndote lo que ya te dije? ¿Alimentar tu ego?

-ELLA.- Pero, vamos, dímelo de nuevo.

(Miguel se acerca a Sofía. La mira a los ojos profundamente. Ella también lo mira)

-ÉL.- ¡Que no te entiendo! ¡que no sé qué quieres! ¡que soy un bobo por seguirte hasta acá! ¡pero que, a pesar de todo eso, me gustas, (él se va acercando a ella y está a punto de cogerle la cintura) me encantas, me fascinas!

-ELLA.- ¿Solo eso?

-ÉL.- ¡No!  (la coge de la cintura). ¡Que me muero también por abrazarte, por besarte, por…! (Él tiene sus labios casi pegados a los suyos).

-ELLA.-  ¿Y me vas a aguantar?

(Él afirma con la cabeza)

-ÉL.- ¿Y tú a mí?

(Sofía afirma con la cabeza. Miguel la besa apasionadamente. Ella también. De pronto, él aparta el rostro)

-ELLA.- ¿Y ahora qué pasa, Miguel?

-ÉL.- Me he acordado de algo.

-ELLA.- ¿De qué?

-ÉL.-  De que tienes razón, Sofía… Arjona, a pesar de que tiene canciones huachafas, tiene algunas buenas… “Historia de un taxi” siempre me gustó. 

-ELLA.- (Se ríe) ¡Vaya, hasta que reconociste! (Se abrazan y retoman la marcha).

-ÉL.- Me daba vergüenza aceptar, sabes…De adolescente, me gustaba Arjona. Había una que se llamaba “Concierto de Aranjuez” creo, que también me gusta.

 -ELLA.- Ah, te refieres a “Mi primera vez”. Sí, es bonita y tierna (Ella se pone a cantar la letra) “Despacio comienzo en tu boca// Despacio y sin quitarte la ropa// Mi cama no merece tu cuerpo//Virgen como el Amazonas//Mucho para un lobo cazador//Ideal para el amor. //Despacio voy por tu corazón//Despacio y me detiene un botón…”. 

 -ÉL.- (Se ríe) Pero eso sí, la canción “Mujeres” es horrible.

 -ELLA.- (Se detiene) ¿Horrible? Horrible serás tú     

-ÉL.-  Sofía, ¿ya comenzamos de nuevo?

(Los dos se miran y se ríen estrepitosamente. Luego caminan abrazados y desaparecen detrás del escenario. Las luces se apagan).


-Fin de la obra-