El héroe discreto (2013) es la última novela del escritor
peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel 2010. Aquí cuenta dos historias, que
en los últimos capítulos, se entrelazan: la primera, la del empresario piurano
Felícito Yanaqué, quien es extorsionado y se resiste a dicha extorsión porque
su padre le enseñó que nunca debía dejarse pisotear por nadie. La segunda, gira
alrededor del Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una
aseguradora en Lima, quien planea una venganza contra sus dos hijos, quienes
desean verlo muerto para cobrar su herencia.
Lo positivo de la novela es que es una novela ágil, sencilla, bien escrita, entretenida. Vargas Llosa atrapa rápidamente el interés con las historias de estos dos personajes peruanos (Felícito Yanaque e Ismael Carrera), que a pesar de sus diferencias socioculturales y geográficas, comparten un drama similar: son presa de la codicia o ambición de gente cercana a ellos (sus hijos). Y ambos traman una venganza contra estos. Además, Vargas Llosa retrata bien la idiosincrasia de sus personajes: la de un humilde empresario piurano, la de un limeño jubilado de clase alta (Don Rigoberto), de un capitán de la Policía, etc. También crea excelentes atmósferas para el desarrollo de la trama y su prosa, en varias partes, se luce.
Lo negativo es que es una novela menor en la trayectoria de nuestro Nobel. Claro, en otro contexto, o tratándose de otro escritor, sería una buena novela (ya yo quisiera escribir al menos una novela así), pero comparándola con obras maestras como “La ciudad y los perros”, “Conversación en la Catedral” o incluso las buenas “La tía Julia y el Escribidor”, “Travesuras de la niña mala”, “El paraíso en la otra esquina”, sin duda el “El héroe discreto” es un libro menor. Y no solo porque es menos ambicioso, sino también porque en su sencillez (que no en sí un desmérito) le falta cierta profundidad. Pareciera, tal vez me equivoque, que Vargas Llosa quiso escribir una novela sencilla, que cualquier persona de a pie pudiera leer, y lo consiguió, pero a su vez sacrificó profundidad o mayor fuerza psicológica en sus personajes. Lo cual no quiere decir que no lo tenga, sino que no existe en estos personajes principales la fuerza psicológica que sí tienen los protagonistas de sus principales novelas.
En suma, “El héroe discreto” es una novela discreta en la
gran trayectoria de Vargas Llosa, pero aun así es un libro ágil, divertido y
bien escrito.
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