lunes, 30 de noviembre de 2020

Reflexión 1

A veces me siento como ese niño de 13 años que una vez fui; ese niño flaquito y esmirriado, que en segundo de media estaba entre los cinco más bajitos del salón, y que desde entonces hizo lo imposible por "crecer" y no ser visto por debajo del hombro por sus compañeritos. A veces, así me siento, como si me esforzara corriendo, saltando, colgándome de la escalera caracol de mi casa, jugando básquet día y noche, haciendo natación, siempre soñando con "crecer", pero sin resultados a la vista. Hasta que una mañana, por arte de magia, me despierte y me dé cuenta que, por fin, di mi "estirón". ¡Ojalá llegue el día y sienta que valió la pena no perder las esperanzas!

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