viernes, 24 de febrero de 2023

Diario de un profesor (83)

Caso de alumno con dificultades emocionales: el ciclo pasado me tocó el caso de un alumno que presentó una conducta oposicionista desafiante. Fue cuando le entregué uno de sus exámenes y noté que me miraba con odio. Pese a que luego di al salón una charla acerca de que deben perseverar y no desanimarse si han obtenido bajas notas o que no se tomen de manera personal las calificaciones (ya que el profesor solo corrige), al final de la clase, el alumno se acercó furibundo a increparme. Me exigió razones de por qué lo había desaprobado y, pese a que se las di, seguía entercado en que yo no debí jalarlo y se comportaba algo insolente. Decidí no seguirle la cuerda y le dije que su nota me parecía justa y que si tenía alguna queja vaya a Estudios Generales. Finalmente, salió del aula tirando la puerta con fuerza. A los 10 minutos el estudiante volvió y me pidió disculpas por su conducta, "estaba caliente", se excusó. Le dije que me parecía de valientes disculparse por un error, que yo también me equivoqué cuando era joven y le di la mano como señal de que lo que pasó era parte del pasado. En las siguientes clases, el alumno mejoró notablemente su comportamiento.

Señales-indicadores: El tono colérico del alumno, la mirada flamígera (que bota llamas), impulsividad al actuar, culpar al docente de su baja nota, obstinación.

Propuesta de abordaje: Creo que hice bien al cortar la conversación cuando noté que alumno se tornaba algo insolente al plantear la queja sobre su nota. Sin embargo, lo que puedo reforzar es contar con una rúbrica más precisa que no dé espacio para que el alumno trate de justificar lo injustificable. Asimismo, una semana antes de cada evaluación, puedo enfatizar cuáles son los criterios de calificación de la rúbrica y así evitar futuros conflictos.

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