sábado, 12 de noviembre de 2011

Nikita


Nikita (1990), del francés Luc Besson, es una gran película. Es conmovedora la historia de esta joven drogadicta y asesina, quien es readaptada para trabajar por el gobierno francés. Es alucinante el personaje en sí, está magistralmente construido y personificado maravillosamente por la actriz Anne Parillaud. Igualmente, los demás personajes funcionan de maravilla: el policía o agente del gobierno francés interpretado por Tcheky Karyo; y Marco, la pareja de Nikita, representado por Jean Hughes Anglade.

Asimismo, la historia corre o fluye magistralmente: la readaptación, la prueba de fuego para Nikita, la vida “normal” de ella junto con Marco, los llamados por teléfono intempestivos para que cumpla con sus misiones, la historia de amor entre Marco y Nikita, la última misión. Salvo el final, que no es un desenlace contundente, la película sin duda es una obra de culto y dice mucho de lo que sería la próxima película de Besson: El profesional (1994). Por si fuera poco, en la película aparece Jean Reno en su papel de “limpiador” que lo hará famoso en “El profesional”. De visión obligatoria. Imperdible. Hay una sensibilidad propia del director que se respira en la película, creando un mundo particular. Dato curioso: la actriz Anne Parillaud, quien hace de Nikita, fue la pareja de Besson entre 1986 y 1991. Es decir, era su novia durante la filmación de la película. Y al año siguiente acabaron.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Entrevista a Rafo Ráez


A continuación una entrevista que le hice al talentoso músico Rafo Ráez a fines del 2005. Apareció en la revista virtual ConTradicciones:

“A veces me arrepiento de no haberme corrompido”
Rafo Ráez, qué duda cabe, es uno de los músicos más talentosos y controvertidos de nuestro medio (aunque no valorado en su justa medida). Hace poco sacó a la luz su nuevo disco “Pez de fango”(2005) en asociación con el poeta José Watanabe, que escribió las letras de las canciones (no confundir con poesía que es otra cuestión). Ahora, ha diez años de haber editado su ya recordado “Suicida de 16”, realizamos un viaje a través de su carrera artística (y su vida) guiada por la experimentación, la búsqueda constante y la inevitable incertidumbre.

¿En qué se diferencia “Pez de Fango” de tus anteriores discos?
Básicamente en que yo soy el productor. Las texturas sonoras han sido definidas por mí en un grado mayor que en los otros discos. Éste es un trabajo muy personal.

¿Cómo fue el proceso de trabajar junto a un poeta como José Watanabe?Largo. Ha sido un proceso largo. Ha tomado casi dos años de trabajo.

¿Cómo ves a la distancia tus anteriores discos?, ¿qué sensación te produce el escucharlos?
A mí lo que me gusta de mis discos es que cuentan una historia. Creo que tengo una discografía que muestra cambios, investigaciones, estrictas preferencias en estrictos momentos y eso me demuestra que he estado vivo todo este tiempo.

Recuerdo tu disco “Muéranse” en el que mandabas al diablo a los que te criticaban, ¿cómo tomas ahora las críticas?
(Largo silencio) A nivel humano las cosas no han cambiado mucho desde ese disco, ni en mí ni en mi entorno... Mi mayor problema es que yo me trato muy mal. No hay nadie que me trate tan mal como yo. Pero eso no es algo de lo que pueda estar orgulloso.

¿Qué es lo más bello y lo más difícil que has tenido que vivir en estos diez años de carrera?
Lo más gratificante ha sido la capacidad de estar a solas y completamente feliz cuando uno está componiendo. Y lo más duro el no haber podido compartir esa alegría con los demás.

Lima, 5 de septiembre de 1968

¿Qué recuerdas de tu infancia que pudo haber influido en tu vocación?
Tal vez haber escuchado muchísima música clásica y, probablemente, los dibujos del ratón Mickey que siempre salía dirigiendo una orquesta. Y ya un poco más grande, como yo era un patita que cantaba y tocaba guitarra, que la gente me dijera que sea músico.

Tu hermana es Rebeca Ráez, actriz y directora de teatro, y tu padre Ernesto también es hombre de teatro. ¿Cómo incidió esto en ti?
Aunque siempre me gustó el teatro, nunca quise abusar del hecho de que mi familia fuera del medio. Es por eso también que me dediqué a la música. Pensé que debía hacer las cosas por otro lado.

¿Cómo influyó tu padre en tu vocación artística?
Bueno, nosotros crecimos separados. La influencia artística me viene más del lado de mi mamá (Estela Luna), aunque ambos no son tan distintos. Ella se dedicaba a escribir obras de teatro.

¿Cuándo decidiste dedicarte en serio a la música?
Cuando compré instrumentos musicales con un valor económico que me tuvo en deuda como tres años. Era el año de 1994.

¿Tuviste temor antes de embarcarte en esa travesía?
No tuve temor porque no conocía el fracaso.

¿Es decir que luego lo conociste?
Claro.

¿Y qué significó el fracaso para ti?
Mi divorcio. (Largo silencio)


Cambiando de tema ¿qué tanto te cuesta componer una canción?

Componer es una cosa que disfruto mucho. Es verdad que me cuesta trabajo pero soy feliz cuando estoy haciéndolo.

¿Han cambiado tus razones de por qué haces música ahora a cuando empezaste?
Bueno, yo antes hacía música por mí y ahora la hago por mi hijo. Me gustaría que él (tiene seis años) cuando escuche mis discos, que creo que son buenos, sepa quién fue su papá.

¿Quiénes eran tus ídolos, tus referentes musicales en tus inicios?
Básicamente los mismos de siempre. Los Beatles y a partir de cierto momento Bjork.

¿Por qué los Beatles?
Porque me recuerdan mi infancia. Me parece música muy colorida y muy física (y Bjork también). Mientras suena parece que estuviera muy sano del cuerpo, especialmente del esqueleto y que hubiera muchos colores.

Después de tanto tiempo en esto, ¿qué es mas importante: el talento o esfuerzo?, ¿qué les dirías a aquellas personas que quieren dedicarse al arte pero son conscientes de sus limitaciones?

Hay una cosa clave con el talento. Uno no construye una vida sino objetos. Es decir una canción, un libro, un poema. Entonces si alguien tiene la necesidad de crear un objeto debe hacerlo. Pero no creo que alguien tenga la obligación de crear una carrera artística. (Pausa). Crear un objeto es un compromiso moral con uno mismo. Es casi como ser honesto. Y en ese sentido ser honesto, que se parece mucho al esfuerzo, es hasta más importante que tener talento.... Yo siempre digo que uno debe vender lo que uno está dispuesto a comprar.

Finalmente, ¿a qué te dedicarías si nacieras de nuevo?
¿Sabiendo cómo es el mundo?



(Larga silencio) Prostituta. Claro que una prostituta inteligente.

¿Y por qué? No creo que ellas la pasen muy bien
(Silencio) Lo que pasa es que no todo lo que uno habla es lo que uno es. Hay que entender que... yo no estoy bien. A veces me arrepiento de no haberme corrompido.

¿En qué sentido?
En que nunca transe con nada. Siempre fui yo mismo. A veces me odio por eso.

¿Pero acaso ser uno mismo no es lo ideal?
Ciertamente es lo ideal, pero ciertamente no vivimos en un mundo ideal... Yo siempre le he vendido a los otros lo que yo compraría. Esa ha sido siempre mi ley... Pero parece que el mundo está diseñado para los que venden cosas que ellos mismos no comprarían. Y entonces entro en crisis.

¿El éxito no iría de acuerdo a la calidad de la música?
Eso es cierto. Sinceramente siento que muchos venden música que ellos no comprarían.

Breve epílogo
Qué duda cabe acerca de lo dicho por Rafo. Definitivamente, de haberse él corrompido, estaría hoy gozando de una mayor estabilidad económica. Sin embargo, su música, pensamos, se hubiera empobrecido. Pues creemos que la calidad de su obra (¡y vaya que existe calidad!) se debe a esa honestidad que él defiende. Es esa honestidad la que lo ha llevado a arriesgar y a jugar con los más variados y disímiles registros musicales. Y es esa honestidad la que le ha permitido crear un buen número de bellas e imprescindibles tonadas que todos agradecemos.