domingo, 18 de octubre de 2009

Rubén Blades, poeta del pueblo


Cuando uno escucha a Rubén Blades piensa que los artistas son, definitivamente, gente predestinada, que nacen con un alma sensible capaz de transformar en arte las miserias y pasiones de nuestra vida diaria. Y el mundo de Blades es el de América, el mundo del barrio, de la esquina, de las hembras, del amor, de las injusticias y de los sueños. La música del panameño es sabrosa, es sensual, es rica en fondo (letras poéticas y filosóficas) y forma, es divertida, es lúdica (hay un fuerte componente teatral en muchas de sus canciones) y formidable. Uno escucha a Blades y le entra envidia de ver cómo pueden salir hombres así, y solo queda esbozar una sonrisa y palpar nuestra pequeñez y terminar haciéndose fan de este “cantante” y bailar al son de su música.

Blades es un cronista nato de nuestra América y su genio sumado a su carisma y capacidad de trabajo, lo vuelve un artista digno de encomio. Así, sus canciones nos invitan a gozar del baile con una buena hembra, y, a la vez, reflexionar y soñar en pos de una América más justa y solidaria. Es decir, la combinación perfecta.

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