lunes, 28 de febrero de 2011

Natalie Portman



Estimada Natalie:

Hoy cumplo 32 años y soy uno de esos miles o cientos de miles de admiradores que tienes desperdigados por el mundo. Me enamoré de ti en 1994 luego de ver “El profesional” del francés Luc Besson. Tu actuación fue espectacular y de verdad me sentí como León (Jean Reno), quien pierde los papeles ante tu niñez, tu belleza y esa magia que mujer adulta que también poseías a pesar de tus escasos 11 años. Sabes, he visto esa película al menos unas 5 veces, la primera a los 15 años, y en todas me he sentido hechizado por tu actuación, y ahí recién entendí lo importante que es ser un actor: este le da vida al personaje que encarna y si lo convierte en arte traspasa los linderos de la película y lo vuelve inmortal. Tú con ese papel pasaste a la inmortalidad, le diste categoría de arte a tu actuación y rompiste la frontera efímera del tiempo y la vida. Natalie, tú con solo esa actuación, ya te merecías el Oscar, y yo, como León, me enamoré de ti y sentí celos cuando conversabas con ese chiquillo italiano, que te ofreció un cigarrillo, mientras aquel trataba con el italiano mafioso. Yo también, cuando llegó la policía a aniquilar a León, sentí unas ganas inmensas de matar a todos esos malditos policías y salvar mi vida para poder volver a verte. Y por eso, ayer, cuando recibiste, ya a tus 29 años, pero aún hermosa y con una bella pancita de futura madre, el Oscar a mejor actriz por tu papel en la película “El cisne negro”, me alegré como si fuese un gran amigo tuyo o como si fuese ese joven al que besaste antes de salir al escenario a agradecer. Natalie, felicitaciones y que sigas cosechando éxitos con tu hermosura y tu talento.

Jorge Rodríguez

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