miércoles, 20 de abril de 2011

Por favor, no me beses


En el último mes, he releído el libro de crónicas “Lima Freak” (2007) de Juan Manuel Robles, que me pareció bien interesante, y hoy acabé de terminar de leer “Por favor, no me beses” de Beto Ortiz. Es indudable, luego de devorar ambos libros de crónicas, de que cada autor tiene su propia personalidad, su propia sensibilidad, una forma muy personal de ver el mundo y todo esto se aprecia muy claramente. Ambos son buenos escritores, aunque sin llegar a la talla de los grandes autores de la literatura. Robles me parece más articulado en la estructura de sus textos, Ortiz es más intuitivo, más pasional. Robles juega muy bien con las reflexiones, con descripciones y detalles que revelan a los personajes que retrata; Ortiz, por su parte, muestra su yo interior, se desnuda frente al lector y nos comparte sus alegrías y tristezas con un humor irreverente y cachaciento, donde él mismo es su principal blanco. Ambos, periodistas y escritores a la vez, tratan de hacer literatura dentro del género de la crónica y muchas veces logran conseguirlo. Recomendables.

viernes, 15 de abril de 2011

Fonchito y la Luna


Señor Mario Vargas Llosa, nuevamente gracias por hacerme soñar. Fonchito y la Luna (2010), su cuento para niños es brevísimo pero una delicia. La trama es sencilla pero encantadora y tierna: Fonchito, un niño de unos 7 u 8 años, está enamorado de Nereida, la chica más bonita de su clase. Un día, en el recreo, venciendo su timidez se le acerca y le dice: "Me gustaría darte un beso en la mejilla. ¿Me dejarías?" Y Nereida, ruborizándose ligeramente, lo mira muy seria antes de responder: "Te dejaré si bajas la Luna y me la regalas".
Así comienza este hermoso cuento que tiene un desenlace igual de bello. Por si fuera poco, las ilustraciones de Marta Chicote Juiz son encantadoras. ¿Qué más decir? Solo una sonrisa.

sábado, 2 de abril de 2011

El cisne negro


Acabo de ver por segunda vez la película “El cisne negro” (2010), dirigida por Darren Aronofsky, y creo que es casi una obra maestra. Obra maestra por su ambición, su originalidad, por crear un mundo propio o por representar a la perfección uno que nos es ajeno (el mundo de las bailarinas de ballet). Por si fuera poco, el guión es una maravilla, el aspecto visual también y por sobre todo las actuaciones. Natalie Portaman, la hermosa Natalie Portman, es la reina de la película, y redondea una magnífica e inolvidable actuación que justifica su obtención del Oscar como mejor actriz. Además, el resto del elenco no desentona: el director del elenco de ballet (Vincent Cassel), su competidora en el rol principal de El lago de los Cisnes (Mila Kunis), la madre de Natalie Portan en la ficción (Barbara Hershey) y la bailarina principal que pierde su puesto por Natalie (la famosa Winona Ryder).

La película no es nada aburrida, desde el principio nos atrapa con el drama que vive la bailarina Nina Sayers (Portman) por conseguir el papel principal y su posterior deterioro físico y mental que la lleva a la muerte. El último tramo de la película es trepidante y es un intenso cuadro de locura y paranoia de la protagonista. Finalmente, y tras ver el trágico desenlace, no me queda más que admirar el talento de su director Aronofski y preguntarme cómo ganó el Oscar una película como “El discurso del rey” que aunque buena no llega ni de asomo al nivel de ambición y originalidad de “El cisne negro”.

viernes, 1 de abril de 2011

Una buena mierda

Me pesan los párpados, me evado y me aburro frente a la pantalla de la computadora. La vida me parece una buena mierda y la gente una sarta de buenos para nada. Y escribo porque de pronto quiero recuperar la paz, la buena vibra y optimismo que me caracterizan. Pero son patrañas, hoy me llega al pincho todo el mundo incluido tú y lo que escribo solo refleja esto.

He acumulado tantas derrotas en lo últimos años que me siento exhausto. Hace uno o dos años entendí que la vida era andar de fracaso en fracaso, y a pesar de esto no perder la voluntad y el optimismo. Y así lo he hecho en estos años: la vida me ha sacado la mierda, pero no he perdido, aún, mis sueños, mis metas. (Cada vez que recuerdo que un día me voy a morir, me entran unas alucinantes ganas de vivir y hacer cosas). Sin embargo, hoy me siento cansado y me siento en una piedra, protegido por la sombra de un árbol, para descansar y tomar aire. Me duelen el culo y el corazón. Todo lo que me rodea me parece tan chato, feo y sin sentido, que prefiero escupir palabras que ordenen mi caos.

Recuerdo hace algunos años que criticaba a esos adultos, que en los micros, tenían o llevaban los rostros de derrota, como si estuviesen muertos en vida o con el fracaso tatuado en la faz. Pero ahora, a veces, yo me siento también así, como atontado y tratando de darme palmadas imaginarias en el rostro para ver si reacciono y vuelvo a ser el que fui hace algunos años. ¡Carajo, qué buena mierda había sido la vida! Y entonces, me rebelo, porque me llega al pincho perder sin luchar, y escribo, escribo y escribo y digo que la vida es también belleza, luz, color, el rostro y el cuerpo de una mujer hermosa y, por supuesto, el arte, ese arte que nos sirve de refugio para poder vivir.