domingo, 16 de enero de 2011

¿Quién mató a Palomino Molero?


Publicada en 1986, tras Historia de Mayta, ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) es una pequeña novela (150 páginas) que, aunque no llega al nivel de las grandes novelas de Mario Vargas Llosa, es de todas maneras una buena e interesante obra. Y la prueba de esto es que me la leí de un tirón, en solo un par de días. Ni bien empecé la lectura, que se inicia con el descubrimiento del cadáver de Palomino Molero (asesinado brutalmente), me enganché y no paré hasta acabarla. La trama consiste, como sugiere el título, en cómo el teniente Silva y su ayudante Lituma buscan saber quién es el asesino de Molero.

Una de las cosas que destaca en la novela es que hay 5 o 6 escenas claras que están bien hechas y conectadas: el descubrimiento del cadáver; la visita de Silva y Lituma al coronel Mindreau; la visita a la madre de Palomino Molero; la conversación con el oficial Dufó (novio oficial de la hija de Mindreau); la visita a la señora doña Lupe al pueblo de Amotape; el encuentro de los dos policías con la hija del coronel Mindreau; y el encuentro con el coronel. Además de todo esto, Vargas Llosa logra hacer del guardia Lituma y el teniente Silva dos personajes muy ricos en sus sicologías y lenguaje, y así entender el pensamiento de los policías, Asimismo, el sexo, el deseo, también está presente, como en toda obra de Vargas Llosa, a través de la fuerte atracción física que siente el teniente Silva por la señora Adriana, esposa de un pescador de Talara (y que le otorga la cuota de humor a la novela). Por si fuera poco, el autor recrea muy bien aquel ambiente caluroso y arenoso de Talara y Piura.

¿Quién mató a Palomino Molero? es, además, algo más que una historia sobre la resolución de un crimen: es ahondar en la serie de prejuicios de un pueblo, de un país, del Perú, dividido en cholos y blancos (pues la muerte de Palomino Molero, un “cholo”, se produce debido a que se enamora de una "blanquita", la hija del coronel Mindreau). A su vez, el desenlace del crimen resulta inesperado, un final digamos que “freudiano”. Ahh, me olvidaba, esta es otra obra de Vargas Llosa sobre el Perú.

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