domingo, 26 de febrero de 2012

Hugo Cabret


La película de Martin Scorsese (1942) es un homenaje al cine, al francés Georges Melies, a todos los creadores de historias, a todos aquellos que plasmaron sus sueños en una pantalla de cine e hicieron soñar a millones de espectadores. Scorsese, el gran director norteamericano, dirige un filme en un estilo completamente diferente a sus películas precedentes y crea una maravilla, una joya fílmica en la onda fantástica-realista de Robert Zemeckis, Steven Spielberg o Tim Burton, que encandila tanto a un público adulto como a uno joven e infantil, por lo lúdico, lo fantástico, lo imaginativo en el buen sentido de la palabra.

Creo que esta película va a ser de visión obligatoria para jóvenes y niños. Es una película que va a servir también para introducir a los jóvenes en el mundo del cine, pues es un homenaje a este. Y no es casual que el protagonista sea un niño (Hugo) y su coprotagonista una niña (Isabelle).

Ni qué decir de la estética y del aspecto formal de la película, simplemente fantástica, excelente. Las actuaciones son también destacables. La edición de Thelma Schoonmaker (quien trabaja con Scorsese desde el “Toro Salvaje”) es muy buena. Finalmente, solo cabe señalar que Scorsese es un gran artista y esta película es una de las cintas que lo van a inmortalizar para la posteridad. Me quito el sombrero.

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