martes, 29 de enero de 2013

El éxito es una decisión



El éxito es una decisión es un libro del peruano David Fischman publicado en el 2012 por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Es un libro que mezcla la autosuperación y lo empresarial y que busca, como señala el título, que el lector se motive a alcanzar el éxito. Así, a lo largo de 300 páginas, divididas en 7 capítulos y 2 epílogos, Fischman desarrolla los siguientes temas: las creencias, cambiando nuestras creencias, el trabajo arduo, la suerte, la interpretación, la aplicación del modelo y casos peruanos y extranjeros de éxito y emprendimiento.


Luego de leer el libro, puedo señalar que es interesante, pues, efectivamente, su autor nos logra persuadir de que el éxito sí es posible y está en nuestras manos. Además, el libro está bien estructurado, con capítulos que nos llevan de la mano desde el autoconocimiento de nuestras virtudes y defectos hasta la aplicación de lo aprendido y la concreción de nuestros objetivos de vida. Lo más interesante, en mi opinión, es el capítulo segundo dedicado a cambiar nuestras creencias, aquí Fischman nos hace tomar conciencia, apoyado en el psicoanálisis, de la importancia de indagar en nuestro inconsciente, que se forma en los primeros años, y es donde se encuentra la información vital de quién somos: ahí están escondidos o agazapados nuestros miedos y temores y muchas de las posibles razones a nuestros comportamientos más contradictorios. Fischman, apoyado en la psicología y otras terapias, plantea que todos tenemos traumas e ideas limitantes y hay que liberarnos de estas para poder salir adelante.

Por otro lado, el libro está poblado de historias ancestrales, relatos de personajes peruanos y extranjeros que nos motivan a luchar y pelear por salir adelante. Es cierto, también, que este texto tiene las virtudes y defectos de aquello textos clasificados en el género de Autoayuda; es decir, nos ayuda a conocernos y ser mejores, pero también se torna previsible en sus planteamientos y, a veces, resulta muy esquemático. Sin embargo, y a pesar de todo eso, debo reconocer que el libro de Fischman está bien hecho y bien escrito y está hecho con sinceridad. Se nota que su autor escribe lo que le nace del corazón y del alma y de eso se percata el lector que se asoma a sus páginas; finalmente, alguien que se anima a investigar sobre el éxito, inevitablemente, tiene algo interesante y novedoso que decir. Y Fischman, sin descubrir la pólvora, lo consigue a su manera.



jueves, 10 de enero de 2013

Diario de un profesor (6)

El profesor Ojeda me enseñó Lenguaje en quinto de primaria. Era un hombre de unos 50 años, de anteojos, que daba la impresión de ser un señor simpático o buena gente. Lo que más recuerdo de él es esas palabras de elogio que me dio una vez en clase. Recuerdo que estábamos leyendo un cuento en clase, y él pedía que algunos alumnos leyeran fragmentos en voz alta. Yo me ofrecí de voluntario y mientras leía, el profesor esbozó una sonrisa. Al finalizar, él profesor me pidió que me parara de mi pupitre y, delante de todo el salón, me felicitó y me dijo que leía muy bien y que yo era un ejemplo de cómo se debía leer. Yo, un niño de 10 años, estaba más que emocionado. Y estoy seguro que a partir de ese día, solo a partir de las palabras de aquel profesor, me creí que leía bien y así, el año siguiente, en sexto de primaria, fui uno de los que leyó en el “Periódico hablado” representando a mi salón. Y fue también a partir de aquel suceso, que afiancé mi gusto por la lectura y mi predilección por la literatura. Y más aún, creo que ese hecho influyó, para que yo, de manera inconsciente, estudiara Periodismo y Literatura y haya publicado un libro de cuentos. Y no solo eso, creo, también, que ese “pequeño acontecimiento” (que me hizo confiar más en mí y en mi capacidad), yo también busco repetirlo con mis alumnos, ahora que me dedico a la docencia, tal como un día el profesor Ojeda lo hizo conmigo. Creo que así como sus palabras influyeron positivamente en mí, yo también puedo hacerlo con mis estudiantes. ¡Gracias, profe Ojeda!       

martes, 1 de enero de 2013

Corazón tan blanco


Corazón tan blanco es un libro del escritor español Javier Marías (1951), publicado en 1992. Fue una novela que le dio bastante reconocimiento a su autor y que fue traducida a varios idiomas. Recuerdo que la compré hace algunos años, porque la aconsejó el escritor peruano Renato Cisneros, quien dijo que aquella le había cambiado su visión del amor. Movido por la curiosidad la compré, pero el bendito libro guardó el sueño de los justos por un par de años, hasta que hace un mes la empecé a leer en mis pocos espacios de ocio. He aprovechado estos días feriados para terminar de leer la novela.

Respecto a esta, puedo decir que me gustó, que me parece un libro interesante y sí, de alguna manera, te cambia, como dijo Cisneros, tu visión del amor. Pero también debo decir que, de las trescientas hojas que se compone el libro, las primeras cien resultan algo aburridas, pues no me llegaba a conectar con la trama y pensaba en abandonarla. Sentía que Marías, a veces, se perdía en sus reflexiones filosóficas que pretendían ser originales, pero que a mí me aburrían un poco; además, se iba, en ocasiones, por las ramas, contándonos detalles de personajes secundarios que no consideraba relevantes para la historia principal: la sensación de desgracia que tiene el personaje principal (Juan, un intérprete español) sobre el futuro de su reciente matrimonio.

Sin embargo, conforme va transcurriendo la historia (pasada la página 100), uno se va sumergiendo en ésta, va entendiendo que esas reflexiones anteriores tienen conexión con el argumento principal o con el conflicto que vive el personaje. Así, la historia comienza a coger ritmo a partir de la conversación que tiene Juan con su padre, durante la fiesta de matrimonio, y este le pregunta a aquel: "Ya te casaste ¿y ahora qué?"  Es entonces, que entendemos que el padre también guarda un secreto o misterio que tiene relación con la sensación de desastre que experimenta el protagonista…Uno siente como si Marías ya agarró ritmo con la novela y es ahí cuando la historia cobra interés, vuelo narrativo, excelentes reflexiones y su prosa empieza a lucirse. A pesar de eso, el final, aunque es bueno (Juan y su esposa descubren el secreto que guarda Ranz, el padre  de aquel), las últimas páginas abusan, nuevamente, de las reflexiones filosóficas que a veces resultan contraproducentes, en mi humilde opinión.   

En resumen, Corazón tan blanco es una novela muy interesante, que merece la pena leerse, pero no llega a ser una obra maestra, pues tiene momentos altos (en los que se aprecia el talento de Marías), pero también otros en los que decae el interés.