jueves, 13 de marzo de 2014

Mi amigo Daniel

Ayer me enteré que mi amigo Daniel Rentería (1980-2014) falleció. Me chocó. Al principio no lo creí, pensé que se trataba de una broma. Pero luego me di cuenta que era cierto. Lo peor es que me enteré 20 días después de su fallecimiento. Lo último que supe de él era que estaba en la clínica, pero por las fotos que posteaba en Facebook pensé que se trataba de algo leve. No era así. Nadie se lo esperaba, ni siquiera él. ¿Cómo puede morir alguien tan joven que habías visto hace poco más de un mes? ¿Cómo puede ser que alguien con el que compartiste cosas, vivencias, ya no esté? ¿Por qué se tuvo que marchar tan pronto Daniel? No tengo respuestas, solo una gran incógnita en mi cabeza.

Daniel era mi vecino. Lo conocí cuando era adolescente. Tenía yo 13 o 14 y el 11 o 12. Nos hicimos amigos casi al finalizar yo el colegio. Tenía 3 hermanos más. Recuerdo que nuestra amistad maduró entre nosotros luego de salir del colegio. Íbamos a correr, corrimos varias maratones, salimos a tonear, me regaló una hermosa perrita siberiana (Misky), me invitó a su santo y yo a mi graduación de la universidad. Los últimos años nos separamos mucho. Solo nos veíamos y nos saludábamos, y conversábamos un poco. La última vez que compartimos fue el primero de enero del año pasado. Fuimos en mi carrito a una playa de Miraflores. Conversamos un buen rato. De ahí ya casi no hubo tiempo, salvo rápidas conversaciones al paso. ¿Qué iba a saber lo que le esperaba? ¿Qué iba a imaginar, la última vez que lo vi, que 2 meses después se iba extrañar su presencia?

Amigo Daniel, donde estés, siempre tendrás el cariño de tu familia y de tus amigos. Sé que estas palabras son inútiles para volver a tener tu presencia. A poder tener la oportunidad de despedirme, de tomarme esa chela que teníamos pendiente. Sé que es muy tarde, pero al menos quiero despedirme de ti con estas palabras y decirte que siempre te recordaré. ¡Que serás un impulso, hermano, en mi vida y que siempre estarás presente!  ¡¡¡Un abrazo, Danielito!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fuerza, Jorge!

Es difícil aceptar la partida de alguien querido, pero recordar los buenos momentos que compartieron ayuda un poco a superarlo. Un abrazo alentador.

Saludos,
Mary

Jorge Rodríguez Gil dijo...

Gracias, María. ¿Cómo va todo? Un abrazo!