jueves, 8 de octubre de 2015

Esperando la noche

Esperando la noche (2015) es la primera novela de la escritora peruana y amiga Nieves Vargas, quien radica en España hace más de diez años. Conocí a Nieves en el año 2002 cuando estudiamos en el Club de Teatro de Lima, institución del fallecido Reynaldo D´Amore. Ese año fue para mí el mejor año de mi vida: por los buenos amigos, por el teatro y la infinidad de obras que fuimos a ver, y sobre todo por la vida bohemia. Leyendo la novela de Nieves Vargas, palpo que, al igual que para mí, ese año dejó una profunda huella en ella.

Esperando la noche es la historia de un grupo de amigos del Club de Teatro que comparten su pasión por las tablas y que viven la noche de manera intensa; pero, por sobre todo, la novela gira alrededor de Terry, una joven de poco más de veinte años, de carácter intenso, voluble y liberal que esconde heridas del pasado que quiere exorcisar. La narradora de la historia es una mujer de 81 años, soltera, que está de viaje por España, y rememora sus años de jueventud, en que perteneció a aquel grupo de jóvenes del Club, y fue gran amiga y confidente de la vida atribulada de Terry.  Así, la narradora nos hace conocer el mundo de Terry, que posee una personalidad compleja y seductora, y que detrás de sus costumbres liberales, esconde, como toda mujer, el anhelo de un hombre que la rescate del vacío que la envuelve.

Personalmente, leyendo la novela, y siendo buen amigo de la autora, no me queda más que reconocer que hubo cosas que me gustaron y otras que pudieron ser mejor. Me gustó la riqueza sicológica de la protagonista, ya que está retratada con matices. Además, la autora hace de Terry un personaje rico y sólido. Me gustó también el retrato que hizo de algunos personajes del Club, como la Acróbata, el divertido y loco Titiritero, y las pinceladas acerca del Coyote, la Abogada, Mundo Pequeño y Mente Sana. También destaco el retrato que hizo del bar Pier´s, con sus infinitas puertas y habitaciones, de la noche, del cigarro, del humo. Asimismo, hay pasajes logrados en cuanto a la prosa, como cuando describe la chacra del abuelo de Terry en Huaral, la escena de amor de Terry con el hombre del cual se llega a enamorar; es decir, hay pasajes de bella prosa.

En cuanto a lo negativo, destaco cierta incoherencia con respecto al tiempo, ya que si la narradora tiene 81 años (es decir, nació en 1934), cómo se explica, en una de las escenas finales, que el abuelo de Terry haya nacido en 1909. Por otro lado, y pese a que la edición del libro está bien hecha en cuanto a la portada, a la calidad del papel y el tipo de letra, he encontrado en el texto varios errores de tildación y sobre todo ausencia de signos de puntuación: comas, punto y seguido, dos puntos y rayas. Creo que con un buen corrector, el texto hubiera resultado mejor.

Pese a lo anterior, es libro me gustó y me conmovió; la autora es una buena y minuciosa observadora de los caracteres de sus personajes y en ocasiones su prosa se lee como un poema lírico. Y por sobre todo, me gustó porque me hizo regresar al pasado y recordar, o volver a vivir, aquel inolvidable año del 2002 en que éramos jóvenes y la amistad era genuina pero efímera ante el paso del tiempo. 


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