domingo, 24 de noviembre de 2019

Yo amo a mi mami

Yo amo a mi mami (1998) es la quinta novela del escritor y periodista peruano Jaime Bayly, luego de su “trilogía gay” No se lo digas a nadie  (1994), Fue ayer y no me acuerdo (1995) y La noche es virgen (1997). A diferencia de estas novelas, en Yo amo a mi mami, como lo confiesa el propio escritor, intentó escribir un libro que su madre pudiera leer sin escandalizarse y que giraba sobre su feliz infancia en una inmensa casa en Chaclacayo, en Los Cóndores. Tomando como inspiración Un mundo para Julius, del peruano Alfredo Bryce Echenique, Bayly narra la historia a partir de un narrador niño curioso y sensible que, a lo largo de 19 capítulos, nos va contando a los personajes que conoció en esa etapa vital de su vida. Muchos de ellos, y quizá algunos de los mejores capítulos, corresponden a los empleados y empleadas humildes que trabajaron en el caserón al mando de su autoritario padre y su beata madre. El niño Jimmy relata sus entrañables vínculos con su nana Eva, quien resultará injustamente despedida por su madre; con el Chino Félix, el divertido  jardinero y mil oficios de la casa, quien se accidentó mientras desempeñaba sus labores y dejó de trabajar; con Albino, quien tenía un quiosquito cerca de la casa de sus padres y le vendía gaseosas y bizcochos chancay; con Leo, el chofer moreno cincuentón que todos los días lo llevaba y recogía del colegio; con Flavio, el mayordomo blanquísimo de sus abuelos paternos; con Manu, la vieja cocinera de su casa, que era como su segunda mamá, y que termina falleciendo inesperadamente. Con todos ellos, Jimmy entabló un vínculo fraterno y lleno de complicidad. Aunque su padre, un banquero insensible, le prohibía a su hijo que sea amigo de ellos, el niño Jimmy encontró mayor cariño en esos hombres y mujeres humildes que en su propio padre. Todas estas historias están narradas con ternura, nostalgia y cierto lirismo. Otros capítulos tratan sobre algunos amigos o compañeros del colegio a quienes admiraba o quería parecerse; otros, quizá dos de los mejores, sobre su hermana mayor Soledad que tenía un cabello largo y hermosísimo, y que vivía en un mundo de ensoñación; y su papapa, es decir, su abuelo materno, quien era un hombre muy divertido y consentidor con su nieto.  También se cuenta la historia de una niñita pecosa de la cual se enamora Jimmy; de un primo mayor que es atrapado por el vicio de las drogas y un día desaparece; y sobre su tío comunista que vive a salto de mata. 

En casi todas estas historias, Bayly nos conmueve con la sensibilidad del niño narrador y nos va revelando la humanidad de estos personajes. Asimismo, nos va mostrando los prejuicios y el racismo de sus padres ante aquellos de condición humilde y razas cobriza o morena. En Yo amo a mi mami, Bayly no solo pinta un lienzo de la clase alta limeña, a partir de su familia y sus relaciones, sino que la critica al mostrarla en sus conductas y taras, también cuestiona el papel de los militares (varios de ellos amigos de su padre); y reivindica el papel de los humildes, de los cholos peruanos, que pese a sus estrecheces son seres llenos de sueños, bondad y humanidad. En esta novela, Bayly demuestra no solo talento narrativo, a través de una prosa lírica y llena de humor (y que juega con oraciones larguísimas), sino también una fina sensibilidad para retratar personajes de diversas clases socioeconómicas del Perú. En suma, Yo amo a mi mami es, posiblemente,  la mejor novela de Jaime Bayly.  

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