miércoles, 5 de mayo de 2010

La noche es virgen


La noche es virgen (1997), de Jaime Bayly, ganó el premio Herralde en aquel año por unanimidad. Luego de leerla (en unas cuantas horas te lo lees, pues Bayly te atrapa de inmediato con el relato), la considero una novela solo regular. No me pareció la gran cosa. Y no por el tema: la homosexualidad de Gabriel, un joven conductor de un programa de televisión, que se enamora de Mariano, un rockerito desconocido y muy guapo; sino porque la noto redundante y con muchas cosas por pulir. Bayly hace, en mi opinión subjetiva, un abuso de potos, pingas, drogas para reflejar aquel mundo algo sórdido del personaje. Y no es que yo sea un cucufato, sino que el mismo tópico se repite una y otra vez a lo largo de la novela y termina por hastiar. Ya sabemos, a la mitad de la trama, que Gabriel es un gay que siente debilidad por las pingas y los culos, pero tantas veces se repite esa idea que se termina por desgastar, por ajar. Igual ocurre con la coca.

Con todo eso, no hay que negar la capacidad que tiene el escritor peruano de envolverte en una trama (Bayly es un nato contador de historias) y aquí, a diferencia de Los últimos días de la Prensa o No se lo digas a nadie, su autor cambia de técnica literaria y se vale de párrafos largos, juegos con los signos de puntuación y prescinde de los diálogos directos para apostar por los indirectos, que están insertos en los mismos párrafos.

Por otro lado, en La noche es virgen se abusa un poco de las pensamientos que hace el autor mientras ocurre una determinada escena. Es decir, que mientras Gabriel realiza una acción, se le vienen a la mente pensamientos que, a veces, desvían al lector del relato principal. A pesar de todo lo señalado, podemos decir que la literatura de Bayly es fresca, ingeniosa, divertida, libertina y supongo que por eso le dieron el premio. Mas considero, que es una obra solo regular y que trata de manera algo superficial (o epidérmica) un tema tan rico como la homosexualidad.

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