sábado, 8 de mayo de 2010
Y de repente, un ángel
Y de repente, un ángel (2005), novela de Jaime Bayly que quedó finalista del premio Planeta aquel año, es, de lejos, lo mejor que he leído del escritor peruano. Es una muy buena novela donde apreciamos la destreza y la madurez narrativa de Bayly. Aquí sí se percibe la buena prosa de Bayly y la magia con que este transforma una trama sencilla en un relato entretenido y cautivante. Además, Bayly, y ahí se palpa su talento y su juego con la forma y las técnicas narrativas, utiliza dos registros para contar la historia del escritor Julián Barrios que llega a tener una gran amistad con su empleada Mercedes y la ayuda a encontrar a su mamá, la cual la regaló cuando era una niña. En esta historia que hubiera podido quedarse solo en el drama, Bayly juega con el humor y lo inserta magistralmente en lo momentos más dramáticos. Por ejemplo, cuando Mercedes se reencuentra con su madre en el pueblo de Caraz, el escritor peruano vuelve esa escena en algo graciosísimo pero verosímil. Se vale de la farsa (plasmado maravillosamente en el personaje de Petronila, la madre de Mercedes y el mayor Concha Fina) y esto con el fin de darle un respiro al lector para que digiera el dramón que le está contando.
Hay también una historia paralela, pero secundaria, acerca de la relación de Julián Barrios con su pareja Andrea. Esta historia está también muy bien desarrollada, pues también funciona como una válvula de escape al drama que nos va narrando. El final de la novela, por su parte, es una búsqueda de Julián Barrios para vencer el odio que siente hacia su padre y reconciliarse con él, tal como Mercedes lo hizo con su madre. Un hermoso detalle se encuentra también en la muerte del padre de Julián, que ocurre poco después de la reconciliación de padre e hijo. Ahí Bayly utiliza, nuevamente, magistralmente el humor y lo inserta poco antes que aquel se muera. La última frase del padre a su hijo no es una frase trascendental, sino una frivolidad: ¿Has visto que tal culo se maneja la enfermera? Y así igual la escena final (escrita en registro de farsa) es divertidísima y tierna. La anciana Petronila disparando y matando a tres cuyes y diciendo que ya es hora de comer, es un final de perillas.
Después de leer esta novela, debo decir que Bayly ha mejorado bastante como escritor y esta es su primera obra maestra. Es alucinante cómo juega con los registros del drama a la farsa, de lo grave a lo hilarante y vuelve a este libro es un texto imprescindible.
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1 comentario:
Hubo un cuento de Bayli q me gusto, quiza una de las pocas cosas q el ha escrito q no abandone por los mismos motivos q señalas en los post mas abajo, se llamaba "Extrañando a Diego".
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