Cholos contra el mundo es el segundo libro del periodista y
escritor peruano Daniel Titinger (1977). Es un libro compuesto por seis
crónicas que tienen como vínculo el país o el ser peruano. Los temas son los
siguientes: la historia de la muerte de los camellos que fueron donados por el
gobierno de Marruecos en el 2005; la boxeadora Kina Malpartida (una de las
mejores crónicas del libro, si no la mejor); el monitor Huáscar, símbolo patrio
y ahora convertido en una suerte de museo o trofeo de guerra en Chile (la
crónica más floja, pero no por eso
carente de interés); la batalla de Tocto, que se da tres veces al año, como parte
de una tradición, entre los pueblos de Canas y Chumbivilcas (en el Cusco); el
motivo del aislamiento y la locura del poeta Martín Adán; y, finalmente, la
historia del niño predicador Nezareth Casti Rey.
Titinger, quien antes publicó otro libro de crónicas Dios es
peruano, y que fue director de la
revista Etiqueta negra y actualmente dirige el diario deportivo Depor,
demuestra en Cholos contra el mundo su oficio como escritor. Este es buen libro
que se lee de un tirón y con interés. Su autor demuestra, una vez más, que el
género de la crónica es rico en posibilidades y que sí se puede hacer
literatura. Se ve pues un buen trabajo en la prosa, un buen trabajo de
reportero, de sabueso que sigue a sus personajes en busca de huellas o pistas
que permitan entenderlos para capturar su esencia. Se ve, pues, trabajo,
chamba, esfuerzo, en las crónicas, y de las seis, las más interesantes son las
de Kina, Martín Adán, la batalla de Tocto (aunque hubiera sido bueno una
descripción de la batalla).
Finalmente, este libro demuestra que nuestro país goza de
buena salud en cuanto al periodismo literario. Ha salido, en los últimos años,
una camada importante de escritores jóvenes que se esfuerzan por escribir
buenas historias y este libro es un claro ejemplo. Titinger no es un tipo
genial, pero escribe bien y su esfuerzo se nota. Y eso se percibe en el libro…Lo
que sí no percibo mucho es ese pesimismo del que se habla en el prólogo o en
las declaraciones del autor, salvo en la primera historia de los camellos. Lo
que sí observo es que a Titinger le gustan los temas o personajes con
conflictos, aquellos que no son modelos a seguir, sino que generan duda,
controversia, sentimientos encontrados.
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