lunes, 11 de mayo de 2015

La hora azul

Con La hora azul (2005) el peruano Alonso Cueto ganó el prestigioso el premio Herralde de Novela. Recuerdo haber leído algunos cuentos de Cueto en la universidad y no me gustaron mucho, salvo uno ("La batalla del pasado). Sin embargo, a partir de esa novela su prestigio creció en el país e internacionalmente. Además, su novela Grandes miradas (2003) fue llevada al cine por Francisco Lombardi (Mariposa Negra) y comenzó a publicar varios novelas de manera prolífica. Hincado por la curiosidad, leí el 2013 Demonio del mediodía (1999) y me sorprendió la calidad de su prosa, el análisis profundo de sus personajes, las descripiciones impresionistas y la facilidad para plasmar metáforas. Por tanto, en esta novela se me presentó un autor realmente interesante y que seguramente, deduje, había madurado con el tiempo. Asimismo, dicha novela mostraba trabajo y era, sin duda, una de las novelas peruanas más interesante que había leído.


Con todo esa experiencia previa, me enfrenté a La hora azul. Recuerdo eso sí haber recibido un comentario de un amigo hacía tiempo. "Me atrapó al inicio, pero después se me cayó de las manos"; y el otro, que leí en la contratapa: "La novela empieza esquemática, pero luego se aleja de la trama policial y da un salto cualitativo notable". En mi caso, al inicio la novela no me atrapaba, la prosa, a diferencia de Demonio del mediodía, no parecía tan rica y trabajada. La trama parecía un poco forzada. Sin embargo, a partir de la página 70 o 80, cuando Adrián Ormache, el protagonista, va a San Juan de Lurigancho a buscar a Miriam, la novela comenzó, tal cual la última reseña, a cobrar vuelo. La prosa y la trama adquirieron solidez, consistencia. Luego el viaje de Ormache a Ayacucho, su visita a Huanta es de lo más logrado de la novela, sobre todo las descripciones impresionistas. Ya cuando Ormache encuentra a Miriam en Lima, uno cree entender que el premio a Cueto era merecido, que a pesar de un arranque flojón la novela acaba despegando y cobrando volando. Pero, tras el encuentro con Miriam y la relación sentimental que empiezan a tener, todo se desmorona a partir del intento de Miriam de matarlo con un cuchillo. La escena no se resuelve bien y en la siguiente página vuelven a hacer el amor como si nada hubiera pasado. Las últimas 50 páginas, uno espera que Cueto recobre el ritmo narrativo, pero ni siquiera la muerte de Miriam y la relación que entabla con su hijo Miguel, hacen que la historia recobre el vuelo. El final me resultó, por tanto, flojón.


Finalmente, aunque esta novela tiene como telón de fondo, la época de violencia que vivió el Perú en las décadas de los 80 y 90, no noté, como muchos críticos, un análisis incisivo sobre aquellla época. Por todo lo anterior, sigo pensando que Demonio del Mediodía es, entre las novelas que he leído del autor, su obra más lograda. 

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