domingo, 2 de abril de 2017

Diario de un profesor (42)

Para mi gran sorpresa, y a una semana de empezar un nuevo ciclo en el instituto donde laboro hace más de cinco años, el viernes pasado recibí un reconocimiento por mi labor como docente en el semestre pasado. Es decir, obtuve un buen puntaje en mi rendimiento docente (encuestas de alumnos, supervisión, entrega de notas y exámenes, puntualidad, etc.) y, junto a un grupo de 20 o 25 docentes, se nos premió en una pequeña ceremonia de apertura del ciclo 2017-1. No era la primera vez que me premiaban. Dos veces antes (la última dos años antes) ya había sido distinguido con ese pequeño reconocimiento. No puedo negarlo, uno se alegra y se siente como un niño o adolescente de colegio que recibe su diploma de honor. Mientras recibía la felicitación del directivo y el papel que certificaba mi reconocimiento, pensé que así era la vida de un docente: llena de altas y bajas. Recordé, clarito, cómo un año antes, salí mal en mi encuesta docente, y en dos de mis aulas salí con promedios bajos. Por eso, a pesar de que agradezco el logro obtenido, no me la creo mucho. Se que ahora mis alumnos e institución reconocieron mi esfuerzo, pero sé que mañana eso puede cambiar. La vida es impredecible. Nunca sabes cuándo estás arriba y cuándo abajo, por más pasión que le pongas a las cosas... Así que a conservar la humildad, no creérsela mucho, y seguir trabajando (batallando, como diría Jorge Eslava) con humildad y pasión, esperando o rogando que los alumnos valoren (con tus defectos y limitaciones) el esfuerzo que pones en cada clase!!! Y claro, a renovar el entusiasmo en estos días previos al inicio de ciclo!!! Como dice el refrán, "a Dios rogando y con el mazo dando".

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