domingo, 25 de octubre de 2020

Los últimos días de La Prensa

 

He releído, después de diez años, la novela Los últimos días de La Prensa (1996), del peruano Jaime Bayly, y he vuelto a confirmar mi opinión. En primer lugar, es una buena novela y sobre todo una poderosa sátira sobre el periodismo limeño y la sociedad peruana en su conjunto. En segundo lugar, sin embargo, la crítica de la sátira se diluye en parte por el humor ligero o superficial que aparece en buenos tramos de la historia. 


Los últimos días de La Prensa cuenta dos historias. Primero, la del adolescente Diego Balbi, quien se incorpora al prestigioso diario limeño, sin embargo, poco a poco va descubriendo que este está lleno de gente sin escrúpulos, machistas, orates, lujuriosos, borrachosos, arribistas, holgazanes, estafadores, etc. Es cierto, no obstante, que Bayly satiriza, es decir, caricaturiza de manera exagerada y burlona dicha situación, y lo lleva todo a un esperpento o una deformación de la realidad acentuando sus rasgos grotescos. Asimismo, esta sátira burlesca posee un humor risueño, con alusiones al sexo y lo escatológico. Por ejemplo, la secretaria principal Patty. cuñada del director del diario, es presentada como la mujer que ostenta el poder real, quien lleva una vida sexual licenciosa y gasta el dinero de La Prensa como le plazca, ya sea en comilonas, en un auto nuevo, y otros lujos. Todo esto, mientras el diario cada día vende menos ejemplares y se dirige a la quiebra.


La otra historia, y la más lograda, es la del abuelo materno de Diego Balbi, Rafael Tudela, quien se vuelve un hombre amargado tras el despojo de su hacienda por parte del exdictador, el cojo Velásquez (en alusión a Velasco Alvarado). Aquí, Bayly, a través de la sátira, critica con humor, la reforma agraria que hubo en los años 70s en el Perú y que permitió la expropiación de las haciendas en aras de una supuesta "justicia social". Pero a su vez, también se censura a la clase alta a la que pertenece el mismo Rafael Tudela. Se lo muestra a él y a su esposa, como racistas, lisurientos, cochinos (ella se tira pedos y se rasca la nariz con el dedo). Además, se alude, de manera cómica, a los hijos no reconocidos que tuvo Tudela con jóvenes trabajadoras de su exhacienda. 

En suma, Los últimos días de La Prensa, detrás de su aparente superficialidad, es una sátira burlesca que critica con hilarante humor a la prensa y la sociedad peruana. Además, es un libro ágil y divertidísimo. 



















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