Hay que indicar que Murakami goza -al menos por la traducción- de una excelente prosa y su modo de narrar resulta envolvente. Me pasó que hasta la mitad de la novela me encantó la historia de Toru Watanabe, pero en el último tramo me pareció redundante y desgastante el tema del sexo en torno a las aventuras del protagonista. Sentí como que esa fórmula funcionaba, pero de tan manida comenzaba a volverse previsible. Entonces, esas escenas sexuales-eróticas del protagonista perdían eficacia en el lector. Un ejemplo es esa escena en la que Toru se acuesta con la amiga de Naoko (Reiko), pese a que Naoko acababa de fallecer.
En suma, Tokio blues es una novela que provoca adicción en el lector, que goza de una buena prosa, y que cuenta una historia bien narrada, y que, sin embargo, recurre a fórmulas (escenas de sexo) que terminan resultado previsibles y merman el resultado final. Pese a esto, es un libro muy recomendable.
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