Mañana cumplo 34 años. Y por eso escribo hoy, para dar un
testimonio de que vivo, respiro, sueño, tengo miedo, grito, me amargo, sudo,
amo y sueño nuevamente. Cuando escribo de manera libre como ahora no sé qué
cosa exacta quiero decir o transmitir, a lo más sé que quiero expresarme,
expresarme como ese adolescente confundido de 19 años que fui, expresarme para
decirle al mundo que existo, que esa minúscula e insignificante gotita de agua
en el océano que soy y que somos tiene su importancia, su relevancia, aunque
nadie se percate de eso. Escribo, entonces, para agradecer a Dios que estoy con vida,
agradecer que tengo sueños y que a pesar de los embates de la vida, sigo
peleándola y tratando de dar lo mejor de mí. Hoy saldré a la calle y caminaré
por la aceras y, bajo la luz del sol o la sombra de la noche, con una sonrisa
examinaré los rostros de las personas e imaginaré historias, historias que me
hagan vivir a mí las suyas y así poder hacer menos aburrida mi vida.
El domingo me tope, en una antigua agenda, con la siguiente
frase de Douglas Coupland: “No digo que mi vida sea mala. Yo sé que no lo es…pero
mi vida no es lo que yo esperaba que sea cuando era joven” ("This is not
say my life is bad. I know it isnt... but my life is not what i
expected it might be when i was younger"). Esta hermosa reflexión,
que usa Alberto Fuguet como epígrafe de su libro Cortos (2004), refleja a la
perfección la insatisfacción del ser humano. Personalmente, me sentí
identificado con dicha cita. Yo a mis ya 34 años así me siento. Siento, pues,
que he vivido cosas interesantes, pero que mi vida no ha estado a la altura de mis
sueños. A pesar de eso, agradezco estar con vida y saber que mis sueños siguen
allí, incluso con más intensidad. Por eso, mañana que cumplo 34 aprovecharé el
día (Carpe diem) y lucharé porque este año y los que se vienen sean años
buenos e intensos. A mis 34, ya no tengo
miedo a fallar o fracasar, ya lo he hecho tantas veces, que una vez más no importa.
Lo
fundamental, está en seguir intentando, intentando hasta la muerte.
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