domingo, 28 de julio de 2019

Diario de un profesor (64)

Me acerco donde un grupo de colegas más experimentados, y le pregunto a una profesora conocida, que ahora es docente a tiempo completo en una universidad (hasta hace poco fue profesora a tiempo parcial), si vale la pena enseñar a tiempo completo tomando en cuenta la remuneración económica y la presión laboral (el estrés). Ella me mira y me dice que depende de tu personalidad, de tu carácter. La noto agotada al finalizar el ciclo y por lo que veo le ha costado. Un colega dentro del grupo, con más años en el oficio, interviene y dice: "Conozco profesores que enseñan 30 horas acá y 30 horas en otra institución, y lo llevan normal. Conozco otros profesores que enseñan a tiempo parcial (máximo 23 horas) y no pueden dormir en las noches por el estrés". Finaliza preguntando: "¿Cómo está tu respiración?". Y agrega: "Cuando estaba en la universidad estudiando docencia, un compañero hablaba de la importancia de la respiración y yo no le hacía mucho caso. Sin embargo, luego me di cuenta de que era fundamental". Me demoro unos segundo en entender del todo su posición. Luego me despido agradecido de los profesores, y me voy meditando acerca de lo que acaban de decir. Y sí, es verdad: el estrés es alto, la labor docente desgasta física y emocionalmente, y si no poseemos una buena respiración -ese termómetro que indica si estás bien o mal de salud, si estás tranquilo o intranquilo- no vas a poder lidiar con las dificultades de la docencia. Por tanto, hay que trabajar en la respiración y enseñar lo más tranquilo posible. ¡Gran consejo del profesor!

No hay comentarios: