Llego a la universidad abrumado por el trabajo. Es martes y me toca clase en una sección complicada. La clase anterior tuve que llamar la atención a un par de alumnos por estar distraídos y hablar en clase. Francamente, me siento con poca motivación para dictar, pero me dirijo a clase. En el pasillo del pabellón donde dicto, una simpática alumna me saluda con cariño y me dice: "¡Profe, lo extraño! ¡Me gustaba mucho su clase!". Sonrío y la escucho con emoción. Le agradezco sus palabras y me quedo conversando con ella un rato. Le pregunto su nombre para no olvidarlo. Finalmente, nos despedimos con un beso en la mejilla y le deseo lo mejor. Gracias a ella, mi estado de ánimo mejora, me siento motivado, revitalizado y dicto mi clase lo mejor que puedo. Para mi sorpresa, esa tarde no tengo contratiempos. Los alumnos díscolos se comportan bien. Al salir de clase, en dirección a mi otra sección, recuerdo que lo mismo de hoy ya me había pasado en algunas otras ocasiones, unas tres o cuatro veces. Pienso: los alumnos también nos salvan con sus palabras, palabras mágicas que nos alientan a seguir en la brega y dar lo mejor de uno.
jueves, 11 de diciembre de 2025
miércoles, 10 de diciembre de 2025
La prima Bette
La prima Bette del escritor Honoré de Balzac apareció
originalmente por entregas en un diario de París a mediados del siglo 19.
Cuenta la historia de la prima Bette (Isabel), una mujer fea y soltera que
busca venganza en la familia que la acogió pero que -siente ella- siempre la
relegó y desprecio. A lo largo de las casi 500 páginas de la novela, vemos las
intrigas de la prime Bette, aliada con la libertina señora Marneffe, para
cobrar venganza de su prima Adelina, su esposo el barón Hulot (otro libertino) y su hija
Hortensia.
Aunque la novela ha envejecido con el tiempo (parece un
cuadro de costumbres de la época post Napoléón), la segunda parte es
entretenida y es un buen reflejo de la sociedad parisina de mediados del siglo
19. Balzac te hace viajar a través del tiempo y te muestra que las personas,
aunque cambie el contexto, son las mismas en esencia. Además, muestra que la
naturaleza del ser humano es compleja y difícil de aprehender. Finalmente, hay
que agregar que el desenlace de la novela también resulta sorpresivo pues,
aunque parece terminar en un final feliz, hay una vuelta de tuerca en el último
capítulo.
En suma, hay que leer esta novela ya no tanto por su valor
literario (que lo tiene en cierto grado), sino sobre todo para adentrarnos en
la sociedad parisina clasista y machista de mediados del siglo 19, en la que
convivían libertinos con mojigatos.
El cojo y el loco
El cojo y el loco es una novela corta del año 2009.
Cuenta la historia del cojo (su padre) y el loco (su primer suegro) a través de
una ficción que satiriza de manera ácida y burlesca a dos hombres de la clase
alta limeña que nacen o adquieren una discapacidad que los estigmatiza y traza
un destino aciago para sus protagonistas. Como toda novela de Bayly, la trama
atrapa rápidamente y el lector no suelta el libro hasta terminarlo. Asimismo,
la sátira burlesca que emplea Bayly para caricaturizar a sus personajes
principales (y secundarios) logra la complicidad del lector. No obstante, como
en otras novelas fallidas del autor (como La lluvia del tiempo), el
humor demasiado chabacano, explícito y redundante en temas sexuales le quita
fuerza a la sátira. Por ejemplo, en esta novela El cojo y el loco, el
cojo es un hombre primario, machista y violento que solo busca meterle “kilómetros de pinga”
a Dorita, su futura esposa. Claro, la primera vez que lo lees te sonríes, pero
el problema es que Bayly hace hincapié en esto una y otra vez de manera cansina
y termina por agotar al lector: “Dorita, puta de mierda, porque ahora te vas a
comer esta rataza que tengo para ti”. Por tanto, al leer a Bayly, uno siente
que los reguetoneros parecen poetas en comparación a él.
Finalmente, debo agregar que al ser una sátira que muestra a
sus personajes como seres primarios, discapacitados y machistas, podría ser válido hacer uso de este humor procaz y chabacano. Sin embargo, el poder crítico de
la sátira literaria se diluye y se empobrece. Por todo lo anterior, El cojo y el
loco es un libro fallido desde mi punto de vista.

