jueves, 11 de diciembre de 2025

Diario de un profesor (101)

Llego a la universidad abrumado por el trabajo. Es martes y me toca clase en una sección complicada. La clase anterior tuve que llamar la atención a un par de alumnos por estar distraídos y hablar en clase. Francamente, me siento con poca motivación para dictar, pero me dirijo a clase. En el pasillo del pabellón donde dicto, una simpática alumna me saluda con cariño y me dice: "¡Profe, lo extraño! ¡Me gustaba mucho su clase!". Sonrío y la escucho con emoción.  Le agradezco sus palabras y me quedo conversando con ella un rato. Le pregunto su nombre para no olvidarlo. Finalmente, nos despedimos con un beso en la mejilla y le deseo lo mejor. Gracias a ella, mi estado de ánimo mejora, me siento motivado, revitalizado y dicto mi clase lo mejor que puedo. Para mi sorpresa, esa tarde no tengo contratiempos. Los alumnos díscolos se comportan bien. Al salir de clase, en dirección a mi otra sección, recuerdo que lo mismo de hoy ya me había pasado en algunas otras ocasiones, unas tres o cuatro veces. Pienso: los alumnos también nos salvan con sus palabras, palabras mágicas que nos alientan a seguir en la brega y dar lo mejor de uno. 

miércoles, 10 de diciembre de 2025

La prima Bette

 

La prima Bette del escritor Honoré de Balzac apareció originalmente por entregas en un diario de París a mediados del siglo 19. Cuenta la historia de la prima Bette (Isabel), una mujer fea y soltera que busca venganza en la familia que la acogió pero que -siente ella- siempre la relegó y desprecio. A lo largo de las casi 500 páginas de la novela, vemos las intrigas de la prime Bette, aliada con la libertina señora Marneffe, para cobrar venganza de su prima Adelina, su esposo el barón Hulot (otro libertino) y su hija Hortensia.

Aunque la novela ha envejecido con el tiempo (parece un cuadro de costumbres de la época post Napoléón), la segunda parte es entretenida y es un buen reflejo de la sociedad parisina de mediados del siglo 19. Balzac te hace viajar a través del tiempo y te muestra que las personas, aunque cambie el contexto, son las mismas en esencia. Además, muestra que la naturaleza del ser humano es compleja y difícil de aprehender. Finalmente, hay que agregar que el desenlace de la novela también resulta sorpresivo pues, aunque parece terminar en un final feliz, hay una vuelta de tuerca en el último capítulo.

En suma, hay que leer esta novela ya no tanto por su valor literario (que lo tiene en cierto grado), sino sobre todo para adentrarnos en la sociedad parisina clasista y machista de mediados del siglo 19, en la que convivían libertinos con mojigatos. 


El cojo y el loco

 

La obra del escritor peruano Jaime Bayly (1965) es, en buena parte, satírica. Muchos no entienden la obra de Bayly, porque dejan de lado que él forma parte de la gran tradición satírica de la literatura y el periodismo peruano. En otras palabras, Bayly es nuestro Felipe Pardo y Aliaga del siglo 21. Por eso, varias de sus obras son sátiras sobre la sociedad peruana y, en específico, limeña. Por ejemplo, ahí están claramente Los últimos días de La Prensa, Pecho frío y El cojo y el loco. También hay novelas que contienen componentes satíricos, como Y de repente un ángel y Los genios. Hay que indicar que Bayly usa una sátira burlesca y, a veces, lo usa de manera inteligente para matizar una historia dramática como la muerte de su padre (en Y de repente, un ángel) o la amistad que se quiebra entre Vargas Llosa y García Márquez (en Los genios). Sin embargo, en obras puramente satíricas como El cojo y el loco no usa, en mi opinión, el componente satírico con la precisión debida.

El cojo y el loco es una novela corta del año 2009. Cuenta la historia del cojo (su padre) y el loco (su primer suegro) a través de una ficción que satiriza de manera ácida y burlesca a dos hombres de la clase alta limeña que nacen o adquieren una discapacidad que los estigmatiza y traza un destino aciago para sus protagonistas. Como toda novela de Bayly, la trama atrapa rápidamente y el lector no suelta el libro hasta terminarlo. Asimismo, la sátira burlesca que emplea Bayly para caricaturizar a sus personajes principales (y secundarios) logra la complicidad del lector. No obstante, como en otras novelas fallidas del autor (como La lluvia del tiempo), el humor demasiado chabacano, explícito y redundante en temas sexuales le quita fuerza a la sátira. Por ejemplo, en esta novela El cojo y el loco, el cojo es un hombre primario, machista y violento que solo busca meterle “kilómetros de pinga” a Dorita, su futura esposa. Claro, la primera vez que lo lees te sonríes, pero el problema es que Bayly hace hincapié en esto una y otra vez de manera cansina y termina por agotar al lector: “Dorita, puta de mierda, porque ahora te vas a comer esta rataza que tengo para ti”. Por tanto, al leer a Bayly, uno siente que los reguetoneros parecen poetas en comparación a él.

Finalmente, debo agregar que al ser una sátira que muestra a sus personajes como seres primarios, discapacitados y machistas, podría ser válido hacer uso de este humor procaz y chabacano. Sin embargo, el poder crítico de la sátira literaria se diluye y se empobrece. Por todo lo anterior, El cojo y el loco es un libro fallido desde mi punto de vista.