jueves, 22 de diciembre de 2011

Crónica de una muerte anunciada


Leí esta novela cuando estaba en el colegio, si no me equivoco, y me gustó mucho. Llevé conmigo la historia de Santiago Nasar durante mucho tiempo. Pues, bien, la he vuelto a releer después de buenos años y tengo sentimientos encontrados, La verdad es que me sigue pareciendo un buen libro, pero no genial. Crónica de una muerte anunciada (1981) es una novela sencilla, pero muy bien escrita y estructurada. A medio caballo entre la literatura y el periodismo (pues el narrador reconstruye la muerte de Santiago Nasar), la historia esta dividida en 5 capítulos: el primero, la mañana en que iban a matar a Nasar y cómo la gente que lo conocía recordaba aquel día y a la víctima; el segundo, la historia entre Bayardo San Román y Ángela Vicario, el pedido de mano, los preparativos para la boda, la boda misma, la devolución de la novia por parte del novio, el anuncio, por aparte de Ángela, de quién fue el que le quitó la virginidad. En el tercer capítulo, el juicio a los hermanos Vicario por la muerte de Santiago Nasar, de cómo casi todo el pueblo sabía que estos andaban buscando a Nasar para matarlo (el narrador se vale de diversas fuentes) y sin embargo no pudieron evitar una muerte anunciada de antemano. En el cuarto, la autopsia a la víctima y la vida de los involucrados en la tragedia después de esta. Finalmente, en el último capítulo, se cuenta al detalle la muerte de Santiago Nasar aquel día después de la boda.

Crónica de una muerte anunciada es, como ya dije, una buena novela breve que tiene su mayor virtud en ese cruce entre periodismo y literatura. Además, destaca por su buena prosa y su elaborada estructura (disfrazada de una aparente sencillez); sin embargo, al menos esa es mi opinión, no llega a la altura de las grandes novelas del escritor colombiano Gabriel García Márquez: Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera. En suma, aquí el colombiano demuestra su oficio de escritor y magnífico contador de historias, pero no llega a alcanzar la genialidad que sí se aprecia en las obras ya mencionadas.

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