jueves, 29 de diciembre de 2011

Fin de año


Es fin de año y para escapar del tedio, del aburrimiento, del vacío propio de estos fechas, y aprovechando las pausas del trabajo,él (tú, yo) mira(mos) películas que le (me, te)digan algo, que lo emocionen, que le den un sentido a su vida, que le quiten, al menos por una hora, la insatisfacción que lo rodea. Y así, él (llamémosle Miguel) se sopla la saga "Millenium", las pelas por supuesto, y la pasa bien. Le gusta la historia, y sobre todo el personaje de Lisbeth Salander (muy bien interpretado por Noomi Rapace). Es cierto, la saga no es una obra maestra, pero es indudable que está bien hecha y que la historia y las actuaciones cumplen). Además, luego de ver las tres cintas, Miguel se queda con las ganas de leer la trilogía de Stieg Larsson y que, ahora recuerda, tuvo palabras de elogio por parte de Vargas Llosa y Jaime Bayly y también una fuerte crítica de parte de una profesora de Redacción. Ah, a Miguel no se le quita de la cabeza que la tal Salander tiene onda o fuerte similitud con Nikita, el gran personaje de la película de Luc Besson. De hecho, especula Miguel, el tal Larsson tuvo, al momento de crear su personaje de Salander, a Nikita en la mente.

Por otro lado, Miguel,en busca de emociones, y gracias al azar, mira la película "Somewhere" (2010) de Sofía Coppola (muy guapa, por cierto) y nota que es un cine distinto, personal, pero que no llega a aburrir. Este cine está más lleno de silencios, de tomas largas que muestran al personaje tal cual. En esta pela, la talentosa Sofía muestra el mundo solitario de un actor famoso (no es casual que el personaje se llame Johnny Marco). El tal Marco -interpretado por Stephen Dorff- es retratado en su mundo de lujos y comodidad, pero sobre todo en su mundo de soledad, de tedio, de falta de cariño, de búsqueda de sensaciones (como Miguel) que lo emocionen, que le digan algo, que lo hagan sentirse vivo. Y las pocas veces que lo logra es al lado de su hija de 11 años, que lo muestra, por instantes, feliz o al menos calmo. Por eso, la película le termina gustando a Miguel, porque refleja que no importa de dónde eres, si tienes plata o no, si viviste en esta época u otra, al final todos los seres humanos nos sentimos vacíos e insatisfechos: ese es el sino del ser humano y hay que aceptarlo. ¡Feliz año nuevo!

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