jueves, 16 de noviembre de 2017

Cuentos de Abraham Valdelomar

En cuarto de primaria, a los 9 años, leí una antología de cuentos de Abraham Valdelomar, de la Librería Studium ediciones. Pese a mi corta edad, la delicada sensibilidad de los cuentos de Valdelomar se impregnaron en mi mente y en mi corazón. Cuentos como "El vuelo de los cóndores", "Hebaristo, el sauce que murió de amor", "El caballero Carmelo", "Los ojos de Judas" y algunos cuentos incaicos me dejaron una fuerte impresión y gusto. Pues bien, luego de casi treinta años, he vuelto a releer dicha antología y he vuelto a comprobar la calidad de dichos relatos. Escritos cuando su autor tenía entre diecinueve y veintiocho años, el popular Conde de Lemos deja claro que es -como señalan los críticos- el fundador del cuento moderno en el Perú. Destacan en especial sus relatos sobre su infancia en Pisco, su ciudad natal. Cada uno de los cuentos arriba mencionados son de una sensibilidad exquisita y una prosa poética. Asimismo, he vuelto ha comprobar que, pese a que sus cuentos incaicos no son lo mejor de su producción, sí hay textos valiosos como "El alfarero", "El alma de la quena" y en menor medida "El camino hacia el sol". Mi gran hallazgo, y que había pasado desapercibido para mí, es el excelente relato fantástico "El hipocampo de oro", el cual es una verdera joyita de la literatura y cuyo final me hizo recordar el desenlace de la película "El quinto elemento", del francés Luc Besson. Además, también me resultó valioso su cuento "Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez". 

Hay que resaltar además que el humor está presente en algunos de estos cuentos, sobre todo en el desenlace de "Hebaristo, el sauce que murió de amor" que, curiosamente, es un relato melancólico. También se aprecia el humor en "Mi amigo tenía frío y yo...", "La tragedia en una redoma" y "La ciudad sentimental: Un cuento, un perro y un asalto".

En síntesis, esta antología -que solo incluye una parte de la amplia obra de Valdelomar- muestra a un joven creador muy versátil y talentoso que, lamentablemente, murió muy joven (a los 31 años) en pleno dominio de sus facultades artísticas. Esta antología es imperdible y fue realizada por César Ángeles Caballero

 

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