miércoles, 28 de junio de 2017

Nada que decir...solo palabras

Nada que decir...solo palabras. La vida muchas veces no es como uno quisiera que sea. La realidad está tan lejos de tus sueños. Y sin embargo, hay cierta belleza en ese abismo que separa a ambos. Belleza en tratar de calzar esos sueños con la realidad que te da la espalda y se burla de ti. Pero no importa, uno lo intenta una y mil veces a pesar de que nunca logres tu objetivo. Y ahí radica la belleza de la vida: en seguir perseverando pese a que muchas veces quedes desalentado sintiendo que has fracasado una vez más. No importa. No hay que rendirse. Hay que seguir bregando.

Hay momentos en la vida en que uno siente que esta va tomando rumbo, que uno va creciendo, superándose, haciéndose más hombre o más mujer. Pero hay otros, en que percibes que tu vida no cobra sentido, que todo es caos y alboroto. Que en vez de avanzar y progresar, retrocedes y te estancas y te vuelves un mediocre.

Hay momentos en que revisas los sueños que has cumplido y te sientes orgullo por algunas de aquellas metas logradas. Pero hay otros instantes, en que ves que muchos de tus sueños se ven cada vez más lejanos e imposibles de alcanzar.

No importa. Hay que seguir batallando. No ceder. Mantener nuestros ideales, nuestra bondad, nuestra nobleza. No volvernos una mierda, porque la sociedad así lo sea. Por el contrario, hay que reír, hay que sacar lo mejor de nuestro carácter, arriesgarse, atreverse a decir y hacer nuevas cosas a pesar del miedo; a luchar aunque las fuerzas sientas que te abandonan. Es ahí donde debemos golpear más fuerte. Apoyarse en nuestro corazón, aquel que tiene todas la respuestas o la mayoría de ellas.




sábado, 17 de junio de 2017

Diario de un profesor (47)

En cada ciclo, hay un salón que va a hacer sufrir al profesor. Un grupo de muchachos inquietos, bulliciosos e incluso, a veces, malcriados, que no lo van a dejar dormir tranquilo por las noches. El profesor despertará en medio del sueño y su pensamiento se enfocará en cómo lograr que esos chiquillos -que se sientan al fondo del aula- logren aquietarse, prestar atención e involucrarse en sus clases. Varias alternativas asoman por su mente vacilante: desde la orden autoritoria hasta aquella que nace de la tranquilidad y el amor. Su miedo recurrente es que esos chiquillos le hagan perder la paciencia y él no tenga el carácter suficiente. Sin embargo, el profesor -que ya lleva algunos años en esta abnegada labor- ha pasado, antes, por situaciones incluso más complicadas, y sabe que ante esas dificultades, siempre ha salido airoso. Lo mejor de su carácter aparece ahí.

El profesor sabe que, aunque no tiene una respuesta clara de cómo afrontar el problema, tiene que actuar con el corazón y no con ira. Tiene que actuar sereno y firme. Debe tranquilizarse y convercerlos con razones y no con gritos, con inteligencia y no con prepotencia . Y sabe que esta es una nueva oportunidad para crecer y llegar a ser un día un hombre.

jueves, 8 de junio de 2017

Merlí


Merlí es una serie de televisión catalana, estrenada en el 2015, y que gira en torno a un controvertido e irreverente profesor de filosofía, llamado como la serie, que enseña en un instituto (colegio) a muchachos de bachillerato. Cada capítulo lleva el nombre de un filósofo (Aristóteles, Platón, Sócrates, los sofistas, Foucoult, etc.) y aborda la problemática de un profesor y sus estudiantes en una escuela. 

Lo primero que llama la atención de Merlí, un profesor nuevo que tiene como alumno a su hijo -que es homosexual-, es su fuerte personalidad y una gran seguridad en sí mismo que lo lleva a ser, rápidamente, popular entre los alumnos y con las mujeres. Sin embargo, Merlí, que educa para que sus alumnos piensen con libertad, también, por su mismo carácter, genera fuertes resistencias entre la mayoría de sus colegas y se para metiendo en líos de faldas que ponen en peligro su trabajo. Personaje complejo y contradictorio, simpático y cuestionable, no tiene escrúpulos y reparos para varias cuestiones (sobre todo cuando se trata de mujeres), pero también tiene un noble corazón que lo hace -a pesar de sus defectos- un buen profesor y un buen padre. 

Es interesante, además, como en cada capítulo, en medio de la trama, se cuela un poco de la visión de cada filósofo que da nombre al capítulo. La actuación del protagonista (Francesc Orella) es destacable, al igual que los actores y actrices que dan vida a los profesores, autoridades, padres de familia y jóvenes escolares. Destaca, sobre todo, la participación de los adolescentes (encabezados por los personajes de Bruno y Pol Rubio). 

Es cierto, como señalan algunas páginas web, que esta serie tiene influencia de la excelente película La sociedad de los poetas muertos (1989), de Peter Weir, ya que este profesor nuevo -al igual que la cinta- con sus nuevas ideas que cuestionan el status quo, pondrán en aprietos a sus alumnos frente a la realidad que los rodea. También se abordan temas como la homosexualidad, la discrimación entre escolares, los problemas que afrontan los adolescentes con sus familias, los dilemas de los docentes, de una manera interesante y amena, pero a la vez algo superficial.  

Con todo, Merlí es una serie muy interesante que vale la pena ver. Solo he podido observar la primera temporada (compuesta de 13 capítulos) y espero que Netflix cuelgue pronto la segunda que salió en el 2016.

domingo, 4 de junio de 2017

La Tesis

Desde que llegué de Europa, a fines de marzo de este año, solo he salido a divertirme un par de veces y no he pisado ninguna discoteca (la próxima semana espero desquitarme). Ni siquiera he ido al cine o al teatro y peor he leído novelas. La razón de esto es que estoy abocado, de pies a cabeza, en realizar y culminar mi tesis de maestría. Sí, he leído varios libros en estos meses, pero han estado relacionadas con la bendita tesis. He devorado libros, capítulos y artículos  pero sobre teoría de la sátira. He ojeado revistas, periódicos y novelas relacionadas con la sátira...Recuerdo que hace exactamente diez años pasé por lo mismo, pero en aquel entonces la meta era la tesis de Licenciatura. Un día, frente a la computadora, impotente porque sentía que no avanzaba y no tenía cuando acabar, me puse a llorar como un niño. Sin embargo, luego de un año y medio de esfuerzo purito vi la luz y pude licenciarme en mayo del 2008. 

Parece que ahora la historia se repite. El sufrimiento es el mismo y recién estoy en la tercera parte de mi investigación. Aprovecho el tiempo libre que me da mi trabajo para avanzar y, con ese fin, he sacrificado salidas con amigos y posibles citas. He decidido también no viajar ni darme grandes gustos hasta terminar la tesis (calculo que lo haré en diciembre o febrero). Mientras tanto, a seguir conviviendo con el trabajo silencioso, ese trabajo intelectual que poco a poco, con gran paciencia y corazón, comienza a dar frutos cuando menos lo esperas. Hoy domingo, por ejemplo, de 11 a.m. a 3: 45 p.m., he pulido un poco el capítulo 1, aunque aún me falta empaparme mejor sobre mi tema. 

De esta tesis depende muchas cosas. Es un paso vital para mi futuro, ya que voy a poder acceder a mejores oportunidades laborales (y mejor remuneradas). Pero, por sobre todo, lo que espero es hacer una tesis interesante, de la cual me sienta tan o más orgullo que la primera. No pretendo hacer "la investigación", pero sí una de la cual me sienta satisfecho y que aporte con un granito de arena a un futuro estudiante interesado en el tema: "La sátira en las crónicas políticas de Valdelomar".