sábado, 25 de julio de 2009

The Beatles (Anthology)


The Beatles (Anthology) es un hermoso y detallado documental sobre el gran grupo de rock inglés que revolucionó la música en los años 60. Compuesto de 8 capítulos de, más o menos, hora y cuarto cada uno, cuenta la historia de los Beatles desde sus inicios (cuando Lennon, Mc Cartney y Harrison se conocen en el colegio) hasta el final del grupo (en 1969, con la grabación del estupendo disco “Abbey Road”). Aquí recorremos la estupenda trayectoria de estos genios musicales que empiezan siendo solo una banda de éxito para, con el tiempo y la madurez, alcanzar la genialidad artística. El tránsito que hay entre sus primeros discos (“Please please me”, “With the Beatles”) con los últimos (“Disco blanco”, “Revolver”, “Magical mystery tour”, etc) es francamente alucinante. Cada etapa de los Beatles tiene su encanto, pero, sin lugar a dudas, la última es la mejor y la que los convirtió en el mito que son hoy día.

Los Beatles, además, al ser una banda de rock, basó su éxito en el trabajo de sus 4 integrantes. Cada uno de ellos aportó su gran grano de arena (tal vez unos más que otros) para que se vuelvan una leyenda. La compenetración, el apoyo, la química, el arduo trabajo, la complementariedad, la pasión y la unión de sus talentos, permitió que aflorara el arte en su máxima expresión. Y así, como arte de prestidigitador, sacaron no una o diez canciones buenas, sino cientas (¿qué grupo se puede ufanar de esto?). Mas como todo tiene su final, los Beatles se desintegraron por la misma razón de su éxito: la química del grupo, antes perfecta y contagiante, se perdió y entraron a tallar las rivalidades y rencores. Sin embargo, antes de desintegrarse, se despidieron con su mejor performance, y para muchos su mejor disco, el “Abbey Road”. E intuyendo que era la última vez que “hacían el amor”, dejaron la vida en ese maravilloso disco… Finalmente, lo que más me conmueve de los Beatles, es que a pesar de que acabaron su “relación” luego de más de 10 años juntos, y como en las buenas relaciones amorosas, supieron cuándo acabar (en el mejor momento de sus carreras) y fabricaron “maravillosos recuerdos” que ni ellos ni nosotros, simples mortales, podremos olvidar. Gracias, pues, Beatles, por embellecer nuestras monótonas vidas.

http://www.youtube.com/watch?v=XDTi_La94Uo

lunes, 20 de julio de 2009

Alonso Cueto


En este magnífico e iluminador artículo extraído de Perú 21, el escritor peruano Alonso Cueto reflexiona sobre uno de los grandes temas del ser humano: el paso del tiempo.

El tiempo, ese explorador
Para las personas que pasamos de los cincuenta años, parece algo absurdo que ya se acerque la mitad del año y que nos aproximamos a la primera década del nuevo siglo. Todo lo que habíamos vivido con intensidad en las décadas pasadas, parece el tema de un recuerdo. Las experiencias más vibrantes y apasionadas parecen haber quedado atrás (es curioso y extraño decir esta frase, como si el tiempo fuera un espacio, el lugar que está atrás). Y sin embargo, parte de la sabiduría instintiva de cada uno es poder aceptar que las etapas del tiempo ya se han cumplido. Que nuestros hijos hayan terminado el colegio, que viajen y quieran quedarse a vivir fuera, que salgan hasta tarde y puedan manejar y tengan los modos de personas adultas, son datos de un tiempo nuevo. Aceptar este tiempo nuevo, no rendirse ante la tentación de la nostalgia del tiempo pasado es una estrategia básica para poder sobrevivir con algo parecido a lo que llamamos dignidad. Los únicos verdaderos paraísos están en el presente y en sus pequeñas, a veces inesperadas recompensas. Una melodía en la radio que no oíamos hacía muchos años y que de pronto nos parte el corazón es un asunto del presente, no del pasado. Estamos aquí y tenemos cerca demasiadas experiencias nuevas para desaprovecharlas en los lamentos de la memoria. El tiempo es un explorador permanente. Todos los días hay un cúmulo de experiencias nuevas y memorables, me dice un amigo. Hay personas que se dedican a morar en el pasado y otras a soñar con un futuro imposible. Vivir en el presente y aprovechar sus pequeños paraísos puede ser el mejor modo. Parafraseando a Antonio Cisneros, es difícil pero se aprende.

http://peru21.pe/impresa/noticia/tiempo-ese-explorador/2009-07-20/251898

Los inocentes


“Los inocentes” (1961) de Oswaldo Reynoso es, según la crítica, un clásico de la narrativa peruana. Compuesto de 5 relatos que tienen como título, cada uno de ellos, los nombres de 5 adolescentes de barrio (Cara de ángel, El príncipe, Carambola, Colorete y Rosquita), “Los inocentes” logra ser un magnífico retrato de los jóvenes de las barriadas limeñas de mediados del siglo pasado.

Estos cinco adolescentes, pertenecientes a la misma collera, buscan convertirse en hombres y para eso deben aprender de la vida: es decir, de gilas y putas, de trago y borracheras, de billar y cigarros, de broncas y hombría, de robos y atracos. Y todos ellos aspiran a lo mismo, pero fracasan en su intento: Cara de ángel pierde la pelea con Colorete, El Príncipe es descubierto luego de robar, Carambola no sabe que su hembra es una pendeja, Colorete es rechazado por Juanita…Todos ellos sufren por la mujeres, todos ellos dentro de su collera son o se hacen los valientes, pero fuera de ella están solos e indefensos, ante una Lima, dura y salvaje, que los golpea inmisericorde.

Finalmente, destaca en “Los inocentes” la prosa de Reynoso y su facilidad para esbozar imágenes, sensaciones, olores, colores, atmósferas, que le imprimen al texto su valor literario. El libro, por último, más que como cuentos independientes, tiene su valor en el conjunto, pues logra trazar un retrato duro y descarnado de una Lima, de jóvenes de collera, que existió, existe y existirá.

sábado, 11 de julio de 2009

Enrique Congrains (1932-2009)


Señor Enrique Congrains:
Le escribe un compatriota suyo que no lo llegó a conocer, pero que lo va a guardar siempre en su memoria. Leí su famoso cuento “El niño de junto al cielo”, cuando tenía 13 años, en una hermosa antología de cuentos peruanos que me hicieron leer en mis años de colegial. Recuerdo haberme identificado con el personaje principal, un niño provinciano recién llegado a Lima, que termina siendo embaucado debido a su ingenuidad.

Señor Enrique, gracias a usted (y otros brillantes cuentistas peruanos como Julio Ramón Ribeyro, Manuel Beingolea, José Diez Canseco, Alfredo Bryce, Abraham Valdelomar, Ciro Alegría, etc.) me enamoré de la literatura peruana y universal; gracias a personas como usted terminé estudiando literatura; gracias a personas como usted escribo cuentos (malos, cierto, pero cuentos al fin y al cabo); y gracias a usted, y a la literatura, puedo decir que mi vida es más rica y más llevadera, pues me impregno de sueños y anhelos.

Señor Enrique, descanse en paz.

Jorge Rodríguez G.

domingo, 5 de julio de 2009

Roger Federer


Hace media hora, el tenista suizo Roger Federer ganó el Wimbledon en un emocionante partido que duró 4 horas 17 minutos. Su rival fue el norteamericano Andy Roddick y los parciales fueron 5-7, 7-6, 7-6, 3-6. 16-14. Con este triunfo Federer sumó 15 campeonatos de Gran Slams (récord que supera el de Pete Sampras) y recuperó el primer lugar en el ránking de tenistas. El último y quinto set fue vibrante, angustiante e inolvidable (el partido estuvo para cualquiera). Y mientras veía este, pensaba que el buen tenis es arte, arte como cualquier expresión artística (llámese literatura, cine, teatro, poseía, etc.) y donde se puede apreciar los mejores valores del ser humano –a veces también los peores- . Así, en el buen tenis se puede apreciar la gran técnica, la garra, el corazón, la pasión, el coraje, la serenidad, la valentía, el pundonor, la humildad, el ego, la persistencia y el nunca rendirse.

Roger Federer, sin lugar a dudas, pasó a la historia, y aunque no estuvo presente –por una lesión- su gran rival Rafael Nadal (que puede superar, en el futuro, el récord de Federer), sí merece ser considerado uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos.

*Imagen tomada de la página oficial de Wimbledon 2009 (EPA/G. Penny)