lunes, 21 de marzo de 2016

Nunca confíes en mí

Publicada en el 2010, Nunca confíes en mí fue la primera novela del escritor peruano Renato Cisneros luego de publicar 3 libros de poemas y el libro de relatos Busco Novia. Al igual que esta última publicación, Nunca confíes en mí apareció originalmente en la web de El Comercio, en el blog Busco Novia. Como en en los folletines del siglo 19 y principios del siglo 20, cada semana aparecía en el blog un capítulo de la novela (en total, fueron 17 capítulos).

La novela publicada es una versión corregida y editada de los 17 capítulos que aparecieron en la web. Narra la historia de amor entre Amanda y Gabriel, dos antiguos amigos de colegio, que se encuentran después de 15 años. Gabriel, quien estuvo enamorado de Amanda en la época del colegio (ahora ella se encuentra casada y con un hijo, y atraviesa una crisis matrimonial) llega a cumplir su sueño de adolescente: vivir con Amanda una apasionada (y conflictiva) historia de amor.

En mi opinión, esta primera novela, al ser la primera incursión de Cisneros en el género, muestra a un escritor en ciernes, con evidente talento, pero aún descubriendo sus posibilidades y adaptándose al género de la novela. Todavía está a años luz de la madurez que alcanzó con La distancia que nos separa (2015). Sin embargo, Nunca confíes en mí es un libro ágil, entretenido, de rápida lectura y bien escrito. A pesar de eso, a veces se vuelve demasiado sencillo, y al igual que los libros menos logrados de Jaime Bayly, cae en el humor chabacano, en el chiste fácil o en el erotismo ramplón. Con pros y contras, Nunca confíes en mí es un libro que muestra el aprendizaje de un poeta-cronista que aspira a convertirse en novelista y que, inevitablemente, muestra aciertos y desaciertos. Eso sí, el talento y el arte de narrar están presentes y de ahí el valor de esta novela. 

sábado, 19 de marzo de 2016

Diario de un profesor (26)

Al final de cada ciclo, el profesor recibe el resultado de las encuestas, en las cuales los alumnos te califican de acuerdo a tu desempeño. Mi relación con las encuestas siempre ha sido conflictiva. Todavía estoy en proceso de aceptar las críticas, más si las considero injustas o mezquinas. Por eso, trato de revisar las encuestas solo cuando el ciclo ha culminado y he colocado notas, ya que busco mantener la imparcialidad y no indisponerme frente a un grupo. Ahora, por ejemplo, he tenido resultados diversos (pero menores en comparación a otros ciclos) y veo algunas constantes: primero, he obtenido buenos resultados en los grupos más complicados que tuve en el ciclo, aunque valga decir que han votado menos de la mitad. En todo caso, ese buen resultado se puede deber a que de repente me esforcé en mayor medida por sacar adelante dichos grupos. Por el contrario, en otros grupos, con los cuales me llevaba bien y pensaba obtener buenos resultados, he tenido bajos resultados, por no decir malos. Esto se puede deber a que han sido grupos grandes y que el cambio sílabo no me favoreció.

Por otro lado, entre las sugerencias que colocan los alumnos destacan algunas interesantes: "que tenga más sentido del humor", "sus clases deben ser más dinámicas, es muy serio". Aquí sí les doy la razón, me falta trabajar más con el humor. Y para eso debo volver a la raíz: el teatro, el clown, etc. Otros señalan que no me altere y explique con facilidad, "que haga más despacio su clase porque mucho se desespera", que "sea más didáctico". Y también les doy la razón, ya que los nervios a veces me juegan una mala pasada y corro con las palabras, es decir me acelero. En conclusión, y a pesar que algunos resultados no me gustan -por ejemplo, en un salón algunos alumnos indicaron que conmigo no aprendieron "casi nada" o que no soy respetuoso- soy consciente que debo buscar mejorar mi metodología, trabajar con el humor y controlar mejor mis nervios.

Así como la carrera de un deportista, la carrera de un docente está llena de altas y bajas, pero ahí es cuando debemos reinventarnos, mantener viva la llama de la pasión y seguir dando batalla. 


viernes, 4 de marzo de 2016

Punto de fuga



Punto de fuga (2007) es el primer libro que publicó el escritor peruano Jeremías Gamboa (1975), antes de su muy interesante novela Contarlo todo (2013). Este primer libro está compuesto de 8 relatos y tienen como eje común, en su gran mayoría, la temática realista-urbana, de jóvenes con conflictos, complejos y miedos internos. Debo señalar, desde mi punto de vista, que es un libro menos logrado que Contarlo todo y que tal como Mario Vargas Llosa le indicó al mismo Gamboa, parece que a éste le acomoda mejor el género de la novela que el género del cuento.

El libro comienza con dos relatos que no son muy buenos, o que en todo caso no se llega a apreciar del todo el conflicto de sus protagonistas. Me refiero a "El edificio de la calle Los Pinos" y "Nuestro nombre". Sus desenlaces se entienden, pero personalmente no me llego a identificar con el conflicto que sufren o padecen. El tercer relato "Evening interior" es mejor que los anteriores y es el que rompe un poco con la temática de los cuentos del libro. Tiene un afán experimental y se basa en un cuadro de Hopper, en el cual un un hombre, en un restaurante vacío, observa, a través de un ventanal, en otro edificio, a una mujer sola en una oficina. Es partir de este tercer relato que el libro comienza a mejorar y su autor comienza a arriesgar. "María José", el cuarto relato, es más autobiográfico y cuenta el encuentro que tiene, luego de años, con una amiga de la universidad por la cual sintió algo, pero nunca pasó nada. Aquí ya se palpa con más claridad, temas y obsesiones que plasmaría su autor en Contarlo todo.  "Un responso por el cine Colón" y "La conquista del mundo" son cuentos interesantes, bien escritos y narrados, pero que no llegan a ser obras de arte a pesar de que se aprecia el talento de Gamboa. El cuento más logrado e interesante, a mi parecer, es "Tierra prometida" que relata la aventura nocturna, por los barrios de Lima, de dos jóvenes de clase media llenos de temores pero con deseos de ser libres. El último relato "La visita" juega con dos narradores, tiene un afán de riesgo, pero el tema de la muerte no llegar a cuajar en el abrupto desenlace.

Con todo, Punto de fuga es un libro interesante, que muestra a un autor con talento, que ya desarrolla o bosqueja los temas que lo obsesionan  (el conflicto interno por llegar a ser alguien, los miedos, los complejos, las diferencias sociales, la amistad, etc.), y que desarrollará con más pericia, años más tarde, en la muy intesante Contarlo todo.