martes, 26 de enero de 2021

Operación Pablo Escobar

 

Foto: Planeta Libros

Operación Pablo Escobar (2012) es un libro del cronista colombiano Germán Castro Caycedo (1940), quien tiene en su haber más de 20 libros publicados y documentales para televisión. El colombiano ha recibido diversos premios nacionales e internacionales por su prolífica labor periodística y, en 1999, obtuvo el premio Rodolfo Walsh, por El Karina que fue el Mejor libro de no ficción de ese año publicado en España.

Operación Pablo Escobar se divide en dos partes. En la primera se relata con lujo de detalles la operación que hubo para capturar al conocido narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Castro Caycedo utiliza el testimonio del mayor de la policía, Hugo Aguilar Naranjo, encargado del Bloque de Búsqueda que se encargó de cercar y acabar con la vida del capo del narcotráfico. Esa primera parte está escrita -en su mayor parte- en primera persona, ya que Castro Caycedo le da voz al testimonio del mayor Aguilar, quien relata los años en que su Bloque estuvo en un enfrentamiento encarnizado y cruento con la mafia de Escobar, lo cual desencadenó miles de muertes (de oficiales, suboficiales, bandidos, civiles, niños, jovencitas y mujeres inocentes). Ese retrato muestra a Escobar como un ser desalmado que se enfrentó abiertamente al gobierno colombiano, que se creía un mesías, un predestinado, lleno de lujos, que aniquilaba cruelmente a sus enemigos; pero también alguien que amaba a su familia y que ayudaba a gente o poblaciones de su entorno. 

En la segunda parte, titulada "Soy todo lo que quise ser: un bandido", Castro Caycedo cuenta en primera persona sus encuentros y conversaciones con Pablo Escobar, antes de desatarse la guerra con la policía colombiana, ya que tenía en mente un libro acerca del capo colombiano. Sin embargo, la gran entrevista que iba a grabar nunca se produjo, debido a aquella cruenta guerra que duró años. Pese a eso, en este capítulo, German Castro Caycedo cuenta lo que conversó con Escobar en muchas madrugadas, en Medellín, en el edificio El Mónaco. Escobar le reveló su afición por las casas con grandes árboles y caídas de agua; el gran zoológico que mandó a traer para una de sus fincas; sus inicios en el negocio del narcotráfico; lo laborioso, complejo y peligroso del negocio de la cocaína; de las coimas y pactos que tenía con gente del gobierno (autoridades, policías, militares, etc.) y los presidentes de Panamá (Noriega) y Nicaragua (Ortega); su pasión por los aviones y las armas; sus socios y enemigos; el enfrentamiento y el pacto de paz con los revolucionarios del M-19, etc.

Hay que agregar que este libro posee un valor básicamente documental, ya que aborda a un controvertido personaje y una etapa difícil de la Colombia de los años 80s; no obstante, no se palpa un gran trabajo con la prosa, con el lenguaje. El libro cuenta con una buena estructura y un relato ágil, pero faltó un mayor trabajo con el lenguaje. Por otra parte, debo destacar también los documentales para televisión que hizo el mismo German Castro Caycedo, que están en Youtube, y que lo muestran como un excelente periodista y agudo observador de la sociedad colombiana. Además, también le hizo una excelente entrevista al escritor Gabriel García Marquéz en 1976. Por todo esto, hay que apreciar la obra de este buen cronista y documentalista colombiano.





 

 










 


lunes, 18 de enero de 2021

Prosa suelta

Cuando Mario cumplió 69 años, empezó a perder la memoria. Primero, no recordaba dónde dejaba su documento de identidad. Es cierto que siempre había tenido problemas de olvido, que le suceden a cualquiera, pero a partir de aquella edad estos olvidos se volvieron más frecuentes. Lo curioso, para sus familiares, era contemplar que Mario tenía su DNI consigo y un par de minutos después ya no sabía dónde estaba. "El diablo está jugando conmigo", decía con aire preocupado. A cada momento del día, subía con rostro circunspecto a su dormitorio, y sin que su esposa lo notara, hacía una pesquisa para encontrar su DNI. Un día, luego de volver del súper mercado, dejó su DNI en el bolsillo de uno de sus sacos, pero a los minutos ya no recordaba dónde lo había puesto. Su esposa, al verlo con rostro contrariado, ensimismado, lo ayudó a buscarlo, y tras una larga búsqueda lograron encontrarlo en aquel saco.


Segundo, comenzó a echarle la culpa a su esposa María de estarle robándole su dinero. Por supuesto, la abnegada y fiel esposa nunca había cogido un solo sol de su marido, y tenía que sufrir en silencio y resignación los reproches de Mario. Nadie en la familia sabía en qué gastaba Mario su plata y, muchas veces, vieron, con preocupación, cómo Mario regalaba su dinero a trabajadores de la calle o familiares en situación precaria. "Mario, no regales tu dinero", le decía María con tono severo.


Finalmente, cada vez que Mario conversaba con su esposa, hijos o conocidos, repetía la misma anécdota cada cinco minutos, como si fuese la primera vez que lo dijera. O hacía una pregunta que acababa de hacer minutos antes. La gente que lo rodeaba creía, al principio, que se trataba de un simple olvido; pero, luego, una invisible molestia, incluso de sus familiares más cercanos, se iba apoderando del ambiente. Muchas veces, incluso su entorno más cercano, aunque intuía lo que iba pasando, no le tenía paciencia y contestaba a sus preguntas en tono cortante o como si sufriera una discapacidad. Era triste el panorama. Cada día que pasaba, Mario, el hombre de la casa, aquel que durante años había llevado la batuta del hogar, iba perdiendo aquel papel y se iba convirtiendo, para los demás, en un niño que había que proteger y seguir a todos lados.