miércoles, 27 de febrero de 2013

34

Mañana cumplo 34 años. Y por eso escribo hoy, para dar un testimonio de que vivo, respiro, sueño, tengo miedo, grito, me amargo, sudo, amo y sueño nuevamente. Cuando escribo de manera libre como ahora no sé qué cosa exacta quiero decir o transmitir, a lo más sé que quiero expresarme, expresarme como ese adolescente confundido de 19 años que fui, expresarme para decirle al mundo que existo, que esa minúscula e insignificante gotita de agua en el océano que soy y que somos tiene su importancia, su relevancia, aunque nadie se percate de eso. Escribo, entonces,  para agradecer a Dios que estoy con vida, agradecer que tengo sueños y que a pesar de los embates de la vida, sigo peleándola y tratando de dar lo mejor de mí. Hoy saldré a la calle y caminaré por la aceras y, bajo la luz del sol o la sombra de la noche, con una sonrisa examinaré los rostros de las personas e imaginaré historias, historias que me hagan vivir a mí las suyas y así poder hacer menos aburrida mi vida.

El domingo me tope, en una antigua agenda, con la siguiente frase de Douglas Coupland: “No digo que mi vida sea mala. Yo sé que no lo es…pero mi vida no es lo que yo esperaba que sea cuando era joven” ("This is not say my life is bad. I know it isnt... but my life is not what i expected it might be when i was younger"). Esta hermosa reflexión, que usa Alberto Fuguet como epígrafe de su libro Cortos (2004), refleja a la perfección la insatisfacción del ser humano. Personalmente, me sentí identificado con dicha cita. Yo a mis ya 34 años así me siento. Siento, pues, que he vivido cosas interesantes, pero que mi vida no ha estado a la altura de mis sueños. A pesar de eso, agradezco estar con vida y saber que mis sueños siguen allí, incluso con más intensidad. Por eso, mañana que cumplo 34 aprovecharé el día (Carpe diem) y lucharé porque este año y los que se vienen sean años buenos e intensos.  A mis 34, ya no tengo miedo a fallar o fracasar, ya lo he hecho tantas veces, que una vez más no importa. Lo fundamental, está en seguir intentando, intentando hasta la muerte.

jueves, 14 de febrero de 2013

Rafael Nadal


El tenista español Rafael Nadal (1986), ex número 1 del ranking de la ATP y actual número 4, es, no cabe duda, uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Ganador de 11 Grand Slams (7 Roland Garros, 2 Wimbledon, 1 Open de Australia y 1 US Open) y con solo 26 años a cuestas. Por si fuera poco, y para envidia de los hombres, el tipo es pintón y, lo que más llama la atención, es súper humilde. Sus declaraciones con respecto a sus rivales, siempre demuestran respeto hacia ellos y ni una pizca de egocentrismo. Nadal sabe ganar y también sabe perder con hidalguía. Y sus duelos con el suizo Roger Federer (31 años y 17 Grand Slams) ya forman parte de la historia del tenis.


Sin embargo, el español, que ganó su primer Grand Slam a los 19 años (el Roland Garros en el 2005), ha tenido momentos difíciles. Hace un par de años tuvo una lesión a la rodilla que lo tuvo alejado de las canchas algunos meses. Y actualmente, se viene recuperando de una lesión en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda, que lo alejó 7 meses de la competición. Precisamente, hace dos semanas Nadal ha vuelto a la competencia, pero como sabe que su recuperación va a ser gradual, ha decidido competir en pequeños torneos. Así, participó en el ATP de Viña del Mar (Chile) y perdió en la final con el desconocido argentino Horacio Zevallos. Ante esta derrota, muchos podrían pensar que el mallorquín no volverá a ser el mismo, ya que su lesión es de seriedad; sin embargo, Nadal ha tomado con calma su derrota y ha señalado que seguirá trabajando con humildad para recuperar su nivel.

Personalmente creo que Nadal es un ejemplo para todos. Porque es una persona que siempre lucha, a pesar de las adversidades de la vida. Que sabe, además, que en la vida, por más talentoso y capaz que seas, a veces te va bien y a veces te va mal, y, por tanto, hay que levantarse después de la caídas inevitables que te da la vida y salir adelante. Desde este humilde espacio, esperamos que el Rafa vuelva a ser el de antes para deleite de los amantes del tenis y de aquellos que lo admiramos y lo seguimos.


Posdata: Adjunto un artículo escrito por el mismo Nadal en el que nos abre su mente y corazón y cuenta cómo alcanzó la victoria ante Federer en la final del Wimbledon 2008.
http://miblogdef.blogspot.com/2011/10/rafa-nadal-viaje-al-cerebro-de-la.html






miércoles, 6 de febrero de 2013

La caza del corazón



El XII Festival de Teatro Saliendo de la Caja, organizado por la Universidad Católica, sirve como una presentación en sociedad de los recién egresados de la Especialidad de Artes Escénicas de la Facultad de Comunicación de la Católica. En esta ocasión se han presentado 7 espectáculos teatrales, además de conversatorios sobre las artes escénicas y teniendo como escenario el centro cultural de dicha universidad.

El montaje que presencié el último sábado llevaba como nombre “La caza del corazón”. La dirección estaba a cargo de la conocida actriz y bailarina Pachi Valle Riestra, las actuaciones recaían en Gabriela Merino y Marco Ravines, el texto pertenecía a la misma Merino y la creación en la directora y la chica Merino. Luego de ver la obra, no queda duda, que la joven actriz Gabriela Merino es súper talentosa a su corta edad (no debe tener más de 25 años). Además, Pachi Valle Riestra demuestra igual talento, pues la obra –que mezcla teatro con danza- tiene momentos de verdadero y luminoso arte.

El argumento  se basa en monólogos de la actriz sobre las relaciones amorosas (nada original, a primera vista), pero como el arte consiste no tanto en lo que se dice sino en cómo se dice, y es por esto  que la puesta en escena brilla y refleja originalidad. El montaje – a través de sus actores- expresa esa “carencia de certezas” y ese “vacío” que se refleja en esa “vana ilusión” llamada amor. Y aquí, gracias a la mano ducha de su directora y actores, el texto se luce en su sencillez poética, los cuerpos se expresan por sí solos a través del movimiento, la música es una banda sonora potentísima para nuestros sentidos, la iluminación y los pocos elementos en el espacio contribuyen con una adecuada atmósfera para la historia que nos cuentan. Otro detalle, es que la trama se relata desde el punto de vista de la mujer y ella se muestra en su verdadera complejidad: su alegría, su satisfacción, sus dudas, su sufrimiento, su valentía, su fragilidad, su idealismo, su utopía.
Sin lugar a dudas un excelente montaje que habla muy bien del nivel de formación que reciben los egresados de Artes Escénicas de la Universidad Católica, además del innegable talento que poseen.