jueves, 28 de diciembre de 2017

La joven Dolores

La joven Dolores es el sexto albúm de la cantautora española Christina Rosenvinge (sí, la de Christina y Los Subterráneos). Verdaderamente es una joyita, es hermosísimo. Christina sonó mucho en Lima en 1994 con sus discos Que me parta un rayo (1992) y Mi pequeño animal (94). En esos discos habían hits como "Mil pedazos", "Pulgas en el corazón" "Tú por mí", "Voy en coche", "Pálido", etc. A partir de ahí, Christina empieza a hacer música más personal y se aleja de los circuitos comerciales (y por ende, de las radios). Tal es así que luego de su disco Cerrado (1997), y tras no renovar con la discográfica Warner, viaja a Nueva York y radica ahí de 1999 al 2003. En los siguientes años, graba tres discos en inglés: Frozen pool (2001), Foreign Land (2002), Continental 62 (2006). En el 2008, vuelve a grabar en español y publica su bonito disco Tu labio superior, en el cual destacan canciones como "La distancia adecuada", "Tu boca", "Eclipse". Pero es sobre todo su siguiente disco el que me parece realmente una obra de arte: La joven Dolores. Todas las canciones me parecen hermosas. La primera, "Canción de Eco" es un homenaje al mito de Narciso y Eco. "Eva enamorada" y "Mi vida  bajo el agua" no desentonan y destacan por sus bellas melodías. "Weekend" y "La idiota en mi (mayor)" son el punto más alto del disco aunque sin opacar al resto. Cada canción tiene no solo buenas melodías, sino también excelentes letras de aliento poético a pesar de su aparente sencillez. "Jorge y yo", "Tu sombra", "Nuestra casa", "La noche del incendio", "Desierto", "Debut" y Un hombre muy formal" son claro ejemplo de aquello. No es casualidad que la revista Rolling Stone -según Wikipedia- califique al disco como una "obra maestra".

En una entrevista que dio Christina, hace un tiempo, señaló que en su época de éxito comercial,  algunos productores quisieron convertirla en una especia de Shakira. Ella se rehusó a eso y por eso salió de Warner y empezó a hacer música más personal, más íntima, aquella que le nacía del corazón. Su disco La joven Dolores muestra que su apuesta realmente valió la pena. ¡Es purito arte!

Aquí el enlace para escuchar el disco:
https://www.youtube.com/watch?v=AJ2iP_0ECac 

La soledad de los aviones

 
La soledad de los aviones es un libro de cuentos del escritor peruano Sergio Galarza. Apareció publicado en la editorial independiente Estruendo Mudo en el 2005.  He releído este libro luego de doce años y mi impresión es que es mejor de lo que pensé. Los cuentos que más recordaba, cosa curiosa, no son, sin embargo, los mejores. "Donde anidan las arañas" (una historia sobre la experiencia futbolística de un adolescente) y "La soledad de los aviones" (sobre un periodista que viaja a Nueva York para entrevistar a su ídolo Lou Reed) -que son el primero y el último cuento respectivamente- son historias recordables y bien contadas, pero quizás son muy sencillas en su estructura. Por el contrario, en los otros relatos, se ve un autor más dispuesto a arriesgar y algunas veces consigue el objetivo de conmover al lector y en otras no. Por ejemplo, me gustaron el segundo y el tercer relato: "Emergencia" y, sobre todo, "Lo mejor de la vida" que tratan sobre mujeres ancianas que terminan siendo una carga para su familia o para la gente que los rodea. Francamente, me hicieron reflexionar y me conmovieron. Por otro lado, los cuentos "Concierto para corazones idiotas" y "Abel" tienen en común que trazan la historia de personajes rebeldes e incomprendidos cercanos al narrador y que tuvieron un desenlace poco feliz. Por ejemplo, en el primero, se cuenta la historia del músico subterráneo Chalo Matute  y, en la segunda, la de Abel, un compañero de colegio del narrador, que se convierte en senderista y termina siendo asesinado.  Ambas cuentos están muy bien narrados y hay saltos en el tiempo que agilizan el relato. Finalmente, "Velas" (sobre la época de Sendero y los apagones y las bombas) y "El destino de los patanes" son los cuentos más arriesgados en cuanto a la técnica y de final más abierto (sobre todo el primero), pero no llegan a cuajar del todo, desde mi punto de vista.

En conclusión, haciendo las sumas y las restas, en La soledad de los aviones, Galarza -que entonces contaba con 28 o 29 años- se muestra como un autor con talento, pero todavía en proceso de madurez, de ahí que algunos de sus cuentos sean de interés y otros no tanto. Me quedo con "Lo mejor de la vida" y "Concierto para corazones idiotas".



domingo, 17 de diciembre de 2017

Matilda


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Matilda es una de las novelas más famosas y reconocidas del galés Roald Dahl (1916-1990). Antes había leído una colección de cuentos de este autor que me parecieron divertidísimos y muy bien escritos (aunque tal vez algo superficiales). Sin embargo, me pareció literatura de entretenimiento de excelente factura y de nivel artístico (¿por qué toda la literatura tiene que tratar de temas trascendentales para aspirar a ser considerada literatura de primer nivel).

Pues bien, leyendo Matilda (1988) confirmo mis apreciaciones anteriores. La novela que gira sobre una niña genio de 5 años -que no es apreciada y valorada por sus padres, y que luego descubre que tiene poderes mágicos- es una obra divertidísima y muy bien narrada. Es altamente recomendable para niños a partir de 9 años, pero también podría leerla y disfrutarla un joven o un adulto como yo. Dahl practica una literatura lúdica, ingeniosa, que constantemente te sorprende, y te hace disfrutar como si fueses un niño. Su prosa es simple pero gráfica y hermosa. Sus personajes (el principal y los secundarios) están perfectamente delineados y uno se siente partícipe de lo que le va ocurriendo a la pequeña Matilda. A su vez, los personajes secundarios (los padres de Matilda, la directora Trunchbull, la profesora Honey, la bibliotecaria, etc.) son una delicia.

Aunque el desenlace no es tan redondo como esperaba (quizá es el punto más bajo de la historia), la novela es literatura de entretenimiento de primer nivel. Más aún, detrás de esa aparente "superficialidad", Dahl, en ciertos momentos, se ingenia para plantear temas más "profundos". Por ejemplo, la importancia de la lectura, ya que la precocidad y el talento de la pequeña Matilda se debe a su pasión por la lectura; además, su afición a las novelas la lleva a "escapar" o evadirse del mundo mediocre de sus padres. Asimismo, hay una crítica tácita a la educación autoritaria en las escuelas y a los padres que no valoran el talento de sus hijos. También, a través del personaje de la señorita Honey, hay un elogio al valor que tienen ciertos profesores en la vida de un estudiante, y a la sacrificada labor que realizan aquellos pese al escaso apoyo. 

En suma, Matilda, de Roald Dahl, es una hermosa y entretenidísima novela que podría ser un magnífico regalo de Navidad para un niño o un adolescente que empieza a adentrarse en el fascinante mundo de la lectura. O para un adulto que ha perdido la curiosidad, y desea redescubrirla y dejarse fascinar como en su época de infancia. ¡Muy recomendable!
   

lunes, 27 de noviembre de 2017

Rafa, mi historia


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Rafa, mi historia (2011), es la autobiografía del gran tenista español Rafael Nadal, escrita por el periodista inglés John Carlín (1956), quien acompañó a Rafael y a su familia durante varios torneos que disputó a fines de la década pasada. El libro es una joyita de la literatura deportiva y abarca la carrera de Nadal desde sus inicios hasta la obtención de los cuatro torneos del Grand Slam, en el 2010, a los 24 años. 

Rafa, mi historia, tiene como telón de fondo -en gran parte del libro- el histórico partido (considerado el mejor en la historia del tenis) que ganó Rafael Nadal a Roger Federer, en el 2008, en la final del Wimbledon. Rafael Nadal cuenta en primera persona - a través de la pluma y el gran talento de John Carlín- lo que sintió en aquel inolvidable y épico partido. Se disecciona con gran detalle lo que ocurrió en aquel partido y cómo lo vivió Nadal, las mil emociones que cruzaron por su mente, más aún, tomando en cuenta que el año anterior, el 2007, había perdido la final contra Federer y la derrota lo sumió en una profunda tristeza. Paralelamente, ya en tercera persona, en posteriores capítulos, John Carlín va narrando los inicios de Nadal como tenista y las características físicas y psicológicas que rodean al gran deportista que es. Además, nos cuenta, con gran detalle de datos y fuentes, sobre el equipo y la familia de Nadal: su tío y entrenador Toni, el equipo de profesionales que lo acompañan en las giras, sus padres, su  hermana y su enamorada. Deslumbra saber que el gran tenista que es Rafael Nadal es una persona llena de miedos y temores, pero a la vez una que nunca se da por vencida, que aguanta hasta el final, que es súper disciplinada, que es humilde, que siempre busca superarse. Las palabras que más se repiten en el libro (de 330 páginas) son nervios, miedo, temor, ansiedad, aguantar, disciplina, concentración, ambición y humildad. 

Además, en este libro, descubrimos maravillados que los grandes tenistas como Nadal (y Federer y Djokovic) también tienen miedo, también son presa de los nervios y luchan -como la mayoría de nosotros- por controlarlos, por domarlos, y muchas veces lo logran y en otras no. Rafael Nadal, con su gran fortaleza mental, también tiene que lidiar con los nervios y el miedo, y su deseo de superación hace, que la mayoría de veces, lo logre. Finalmente, el libro trata sobre el entorno de Nadal -es decir su equipo de trabajo, su familia, su enamorada, su ciudad (Manacor en la isla de Mallorca)- que son piezas claves en su carrera profesional, pues le han dado la calma y el apoyo para afrontar la presión y los difíciles momentos: las lesiones, las derrotas, etc.

Rafa, mi historia, es una historia imprescindible, muy bien escrita, que estoy seguro que deleitará a sus admiradores y a cualquier amante del tenis y los deportes. Asimismo, me atrevería a decir que es más potente que cualquier libro de autoayuda y te deja las mejores lecciones de vida que uno podría desear. ¡De lectura obligatoria!  

Esta casa vacía

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Esta casa vacía (2017), del escritor peruano Marco García Falcón (1970), es una novela regular. El autor maneja una buena prosa, tiene oficio, escribe mejor que muchos (me incluyo), pero aun así siento, en mi humilde opinión, que no supera a la novela más "discreta" de Vargas Llosa, por ejemplo, Cinco esquinas o El héroe discreto. Más aún, siento que Alonso Cueto (con su Demonio de mediodía) o Renato Cisneros (con La distancia que nos separa) son autores superiores. Claro, las comparaciones son odiosas, pero eso fue lo que sentí mientras leía a García Falcón.  

Ahora, dejando de lado esas comparaciones, García Falcón elabora una historia interesante, simpática, que se lee con fluidez, pero, al menos en mi caso, no me llegó a conmover del todo, salvo ciertos pasajes. Aprecié su prosa, su intento por trabajar con el lenguaje (sobre todo, en ciertos fragmentos), pero el conflicto interno del profesor cuarentón que tiene un hijo con un problema en sus pulmones, y que luego se sume en una crisis existencial (reflejada en problemas de infidelidad y de drogas) y que termina siendo abandonado por su esposa, me resulta algo forzada, incluso, tal vez, hasta inverosímil. No siento auténticas ciertas escenas de crisis  (como el intento de suicidio del personaje al querer que un auto lo atropelle) o algunas escenas sexuales (como aquella de que lo hizo cinco veces con una de sus amantes). Pareciera más bien que el protagonista, Giovanni Perleche, quiere ufanarse de la vida licenciosa que lleva. Por otro lado, hay un momento de la historia en que se deja de lado uno de los conflictos principales (la lucha de Perleche y su esposa por la vida de su pequeño hijo), y la trama se concentra más en las aventuras del protagonista con sus amantes y la droga (que también la siento un poco forzada). Luego, al final, se retoma aquel conflicto principal aunque el final es abierto. Finalmente, las reflexiones sobre el arte de la escritura son muy interesantes y muy bien escritas.

En suma, Esta casa vacía muestra a un escritor interesante, con talento, pero no es una novela lograda del todo, sino una historia regular que muestra momentos buenos y otros no tanto. Como diría tal vez Hemingway, a veces, le falta "verdad" (al menos, desde mi subjetiva opinión).

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Diario de un profesor (54)

Llego a mi clase en el instituto donde laboro. Me toca hoy reemplazar a un profesor. El día anterior preparo mi clase con sumo interés. Tengo que leer un texto con los alumnos y debatirlo. Mi estrategia es ir leyendo con ellos párrafo por párrafo, que ellos subrayen las ideas principales y vayan comentando.

El inicio de la clase es perfecto, los estudiantes -la mayoría jóvenes de 17 a 19 años- muestran buena predisposición y participan con entusiasmo. La sesión se desarrolla con normalidad y yo me siento un buen docente, con talento y experiencia. Luego de la primera hora, comienza el debacle, la tragedia. Poco a poco comienzo a perder el interés de los estudiantes. Una opinión de un alumno genera la risa del salón. Les pido mantener la calma y mantener un diálogo alturado, pero ahora varios hablan a la vez. Subo la voz para callarlos, sin embargo ahora lucen desconcentrados y sin interés. Tengo que quedarme callado para que, luego de varios segundos, los alumnos vayan silenciándose. Logro su atención durante algunos minutos, pero ya no es igual. Una alumna no para de hablar, y me veo obligado a cambiarla de sitio, mas ella termina retirándose del aula. Los últimos diez minutos de la clase me resultan una odisea, un suplicio. Finalizo la sesión totalmente exhausto y abatido.

Ya solo en el aula, medito sobre mi accionar y entiendo que mi error fue no haber cambiado de estrategia pedagógica cuando noté que los estudiantes empezaban a distraerse. Recordé que la alumna que se marchó de la clase, me había comentado antes que se estaba empezando a aburrir, pues ya había leído todos los párrafos del texto. Reflexioné que todos los estudiantes tienen diferentes ritmos de aprendizaje, y que yo debí planificar mi sesión pensando en esto. ¡Gran derrota, gran fracaso, pero que me deja una gran lección, una gran enseñanza en pos de ser un mejor profesor!
 


lunes, 20 de noviembre de 2017

El Perú y el Mundial de Fútbol Rusia 2018

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Luego de 36 años, el Perú asistirá a un mundial de fútbol, especificamente, a Rusia 2018. Tengo que confesar que, como muchos, yo no confiaba en mi selección. Tras más de veinte años de decepciones en el plano futbolístico, y luego de una primera ronda de las eliminatorias en la que los resultados no acompañaron a nuestra selección, estaba casi convencido de que era otra oportunidad perdida. Más aún, salvo Paolo Guerrero, sentía que no teníamos jugadores, y Claudio Pizarro, Juan Manuel Vargas y la Foca Farfán, nuestras principales figuras en Europa, estaban en declive. Por si fuera poco, la campaña de los equipos peruanos, en las Copas Libertadores y la Sudamericana, fue lamentable.

Sin embargo, un triunfo inesperado de Perú a Paraguay (4 a 1), de visita, y la obtención de 3 puntos en mesa, debido a que Bolivia había hecho jugar a un jugador extranjero que no estaba habilitado (en el partido que nos ganó en su casa 2 a 0), nos permitió, de un momento a otro, acercarnos al quinto puesto que concedía el acceso al repechaje. A partir de ahí, Perú tuvo un desempeño ascendente y tuvo resultados que no esperaba jamás. Por ejemplo, la histórica victoria en Quito a Ecuador, y el empate con Argentina, en Buenos Aires. Es cierto, la prensa, como siempre, parecía vender humo o falsas ilusiones, pero esta vez los jugadores estuvieron a la altura de las circunstancias y nos dieron, a los escépticos como yo, una gran lección de vida.

Tras el empate con Colombia en casa (en el cual, nos acompañó la suerte), accedimos al repechaje con Nueva Zelanda. Fue entonces que la ilusión renació en todo el pueblo peruano y la clasificación se hizo posible, pues Nueva Zelanda era un equipo inferior al nuestro.    

La lección que me dejó esta selección de jóvenes futbolistas peruanos (la mayoría desconocidos para mí) y el entrenador argentino Gareca, es que, a pesar de todos los obstáculos y críticas, ellos nunca dejaron de confiar en que la clasificación sí era posible. Además, Gareca supo como líder guiar y confiar en estos muchachos, los cuales, al ver esta confianza depositada en ellos, no defraudaron. Muchos periodistas deportivos no daban un peso por muchos de estos futbolistas, pero Gareca sí ápostó y confió en ellos a muerte. Y ellos no lo defraudaron. Ese es una gran mérito y la mejor lección de vida que nos pudieron dar: siempre confiar, a pesar de lo que diga el resto.

Finalmente, me alegro mucho por mi país. Esta clasificación es una excelente noticia para todos nosotros. Solo espero que así como mucha gente ha elevado a la categoría de ídolos -con justo merecimiento- a Gareca y a sus pupilos, espero que cuando les toque perder, no les bajen de inmediato el dedo, comiencen a criticar y tildarlos de incapaces, pechos fríos, etc. Sé, por lo que he visto en mi vida, que parte de esa prensa y gente que endiosan a alguien, son luego los primeros en pedir sus cabezas y despedazar ante cualquier error que cometan. Sí, hay que criticar, pero, sobre todo, apoyar el proceso y, como Gareca, apoyar a esas jóvenes promesas. En otras palabras, no solo estar en las buenas, sino también en las malas.   





jueves, 16 de noviembre de 2017

Cuentos de Abraham Valdelomar

En cuarto de primaria, a los 9 años, leí una antología de cuentos de Abraham Valdelomar, de la Librería Studium ediciones. Pese a mi corta edad, la delicada sensibilidad de los cuentos de Valdelomar se impregnaron en mi mente y en mi corazón. Cuentos como "El vuelo de los cóndores", "Hebaristo, el sauce que murió de amor", "El caballero Carmelo", "Los ojos de Judas" y algunos cuentos incaicos me dejaron una fuerte impresión y gusto. Pues bien, luego de casi treinta años, he vuelto a releer dicha antología y he vuelto a comprobar la calidad de dichos relatos. Escritos cuando su autor tenía entre diecinueve y veintiocho años, el popular Conde de Lemos deja claro que es -como señalan los críticos- el fundador del cuento moderno en el Perú. Destacan en especial sus relatos sobre su infancia en Pisco, su ciudad natal. Cada uno de los cuentos arriba mencionados son de una sensibilidad exquisita y una prosa poética. Asimismo, he vuelto ha comprobar que, pese a que sus cuentos incaicos no son lo mejor de su producción, sí hay textos valiosos como "El alfarero", "El alma de la quena" y en menor medida "El camino hacia el sol". Mi gran hallazgo, y que había pasado desapercibido para mí, es el excelente relato fantástico "El hipocampo de oro", el cual es una verdera joyita de la literatura y cuyo final me hizo recordar el desenlace de la película "El quinto elemento", del francés Luc Besson. Además, también me resultó valioso su cuento "Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez". 

Hay que resaltar además que el humor está presente en algunos de estos cuentos, sobre todo en el desenlace de "Hebaristo, el sauce que murió de amor" que, curiosamente, es un relato melancólico. También se aprecia el humor en "Mi amigo tenía frío y yo...", "La tragedia en una redoma" y "La ciudad sentimental: Un cuento, un perro y un asalto".

En síntesis, esta antología -que solo incluye una parte de la amplia obra de Valdelomar- muestra a un joven creador muy versátil y talentoso que, lamentablemente, murió muy joven (a los 31 años) en pleno dominio de sus facultades artísticas. Esta antología es imperdible y fue realizada por César Ángeles Caballero

 

martes, 31 de octubre de 2017

Diario de un profesor (53)

Hace más de seis años, cuando comencé a trabajar de profesor de redacción en un instituto, era el más joven de la plana docente. Tenía poco más de 30 años, pero parecía de menos. La mayoría de docentes eran de 40 años para adelante y vestían de terno o traje sastre. Con los años, comenzaron a llegar profesores de mi edad, pero aún así eran los pocos e, incluso, a veces me confundían como alumno.

Sin embargo, hace un año cambié de trabajo y ahí la plana docente y los tutures de Lenguaje son bien jóvenes. Por ejemplo, ahora encuentro profesores de cinco a doce años menores que yo. Claro, han pasado más de diez años de que empecé a trabajar y el tiempo no pasa en vano. Más aun, los tutores (asistentes de los profesores) son todavía más jovencitos: sus edades promedio fluctúan entre los 24 y los 30 años. Es decir, al costado de ellos, pertenezco a los más "viejos" del grupo. Solo hay unos tres o cuatro tutores mayores que yo. Es así, es la ley de la vida. Solo queda adaptarse y mantener el espíritu joven intacto. En otras palabras, que el cuerpo envejezca, pero no el corazón.

domingo, 15 de octubre de 2017

Cuentos Peruanos (Antología)

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En 1973, durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, editorial Peisa publicó -además de un amplio catálogo de obras de escritores e intelectuales del Perú- una antología de Cuentos Peruanos. En mi época de colegial degusté, saboreé algunas antologías de narradores del Perú y siempre he quedado gratamente sorprendido y maravillado por la calidad de estos. Esta vez no ha sido la excepción y he descubierto nuevos autores y he vuelto a releer y comprobar la calidad de otros.

De la lista de dieciséis relatos y trece autores, destacan los siguientes cuentos: 1) "El hipocampo de oro", de Abraham Valdelomar. El relato empieza un poco lento, pero poco a poco va ganando en emoción. El final es hermosísimo y me hizo recordar el desenlace de la película "El quinto elemento", de Luc Besson. 
2) "Cera", de César Vallejo, es un buen cuento. 3) "El amigo Braulio", de Manuel González Prada es una pequeña obra maestra sobre el tema de la envidia. 4) "Los ojos de Lina", de Clemente Palma, y "Calixto Garmendia", de Ciro Alegría, no tienen pierde. Son relatos cautivantes y muy bien escritos. 5) "El trompo", de José Diez Canseco, es otra joyita de la literatura peruana y la prosa de su autor es envidiable. 6) Un autor que me sorprendió por su oficio y calidad es Enrique López Albujar. "El campeón de la muerte" es un muy buen cuento, aunque el final, tal vez, es un poco predecible. Sin embargo, su trabajo con el lenguaje es más que evidente. 7) Otros cuentos que no están tan logrados, pero son de interés y resultan atractivos son "Ushanan Jampi", del mismo López Albujar; "El alfiler", de Ventura García Calderón"; "La familia Pichilín", de Carlos Camino Calderón; e "Historia de un tambor", de Manuel Beingolea.

Por supuesto, en toda antología queda el sinsabor de ciertos autores y relatos ausentes. Por ejemplo, aquí faltan Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Enrique Congrains, Francisco Izquierdo Ríos. Falta también el relato de alguna escritora peruana (se me vienen a la mente poemas, dramas y novelas, pero no cuentos de narradoras mujeres). Pese a eso, esta antología de Peisa es digna de interés y es un excelente mosaico de la calidad de la narrativa breve en el Perú.
 

miércoles, 11 de octubre de 2017

Diario de un profesor (52)

Siento electricidad en el pecho. Me siento sin aire. Siento un hormigueo en el estómago y una presión en las mandíbulas y en las mejillas. Son los nervios, la ansiedad previos a una clase. Los mismos nervios que sentía cuando tenía una competencia de atletismo en el colegio. Esos nervios que significan que algo me importa y que quiero hacerlo bien. Antes, o hace unos años, pensaba que era un "problema" mío. Pero no. Los mejores deportistas, los top 1, sienten  los mismos nervios que yo antes de una competencia. E incluso, a veces, estos los traicionan. Lo mismo me sucede a mí... Es tan fuerte mi deseo de hacer bien las cosas, que los nervios (expresión del miedo) están ahí latentes, agazapados. No tengo una receta contra ello. Solo respirar profundamente, tratar de tranquilizarme, sonreír, quizá escuchar algo de música, y salir a dar lo mejor de mí, haciéndome amigo de mis nervios y utilizándolos como una energía a mi favor. Gracias a dios, casi siempre todo sale bien. Como hoy, por ejemplo.   

domingo, 8 de octubre de 2017

Promoción 1995

Finalicé el colegio en el año 1995 en una conocida institución católica de Lima. En esa época, la mayoría de escuelas eran de varones o de mujeres, y la excepción eran los colegios mixtos. El mío, por supuesto, era de varones y la promoción estuvo compuesta por cuatro aulas de 45 alumnos cada una. Es decir, 180 estudiantes. 

Hace casi 2 años y medio (en abril del 2015), tuvimos nuestra reunión por los veinte años de haber finalizado el colegio. No voy a negar que asistí con un poco de miedo y reticencia. Sin embargo, el encuentro fue grato y me permitió pasar un buen momento y hacer la paces con compañeros que no eran de mi agrado. En ese entonces, yo y la mayoría teníamos 36 años recién cumplidos, otros ya tenían o se acercaban a los 37, y los más benjamines se estaban despidiendo de los 35. Fue un acontecimiento ver rostros que no veía hacía mucho tiempo. Compañeros que se conservaban bien y mantenían la expresión juvenil, otros que habían engordado notablemente, otros que se estaban quedando calvos o ya mostraban el cabello encanecido, y quienes ya parecían señores. El tiempo había hecho su trabajo. Por supuesto, nadie profundizó en sus vidas; todos, casi sin excepción, nos remitimos a contar las divertidas anécdotas que vivimos de adolescentes, las palomilladas en clase (obviando lo inmaduros e imbéciles que eramos entonces) y nuestros éxitos en la vida. Casi nadie contó, por ejemplo, las mil y un caídas y decepciones que sufrimos en esos años, lo difícil que había sido la vida y nuestros fracasos. Claro, la idea era pasar un buen momento y era obvio que había que mostrar nuestra mejor cara...Tal vez por eso, a pesar de que fue una reunión muy divertida y entrañable, ya no he acudido a otra reunión de la promoción. Los aprecio, pero no me veo repitiendo o escuchando la misma anécdota una y mil veces. La verdad es que ahora todos somos personas diferentes (seguramente para mejor) y salvo esas anécdotas que vivimos, ya no tenemos nada en común.

Este 2017, a través del Facebook, he sido testigo -en los últimos meses- de que varios han cumplido 39 años. En otras palabras, a muchos les falta menos de un año para cumplir 40. Sí, 40 años. ¡Increíble. Cómo se pasa el tiempo! ¿Acaso no era en 1990 que esos chiquillos, nacidos en 1978, tenían 12 años? ¿Cómo es posible que aquellos que en 1998 tenía 20 añitos, el próximo cumplan 40? ¿No fue ayer 1998? ¿Cómo es posible que aquellos  que en el 2010 tenían 32 años, ahora estén a puertas de las cuatro décadas? ¡Alucinante! 

Pero esa es la realidad. En enero próximo, el mayor de la promoción, el palomilla que era el mayor de la promo (y que me llevaba un año y dos meses) va a cumplir 40. Y en los meses siguientes, varios le seguirán los pasos. El tiempo no perdona. A nadie. Las canas van poblando tu cabellera, los pelos te van raleando, el cuerpo empieza a engordar, las primeras arruguitas y lunares van surcando tu rostro y manos. Los jóvenes no sabemos que un día vamos a dejar de ser jóvenes (hasta que pasa). ¡Carpe diem!

martes, 26 de septiembre de 2017

Diario de un profesor (51)

"Corrijo montañas de pruebas y trabajos. Recurro a mis viejos trucos: ir a un café (o a varios) y pedir cosas estimulantes para no sentir que es un trabajo duro y mecanizado; ordenar los textos por los que tienen letra más bonita o más legible, o los que escriben menos, para así darme la sensación de que avanzo más rápido. Uno empieza con mucha lentitud, luego adquiere un impulso asombroso y, al final, desfallece y se pone a contar las pruebas como si fuesen moneditas de oro para pagar una fianza y ser libre. Entonces me pongo a pensar en historias como la de aquel profesor de letras que, se dice, utilizaba el método de la cama: se paraba en una silla de su cuarto, arrojaba todos los exámenes desde lo alto y los que caían dentro de la cama aprobaban. Pienso también en el profesor de ciencias que, se dice también, perfeccionó el método: arrojaba los exámenes sobre la escalera de su casa. La posición de las gradas le daba la nota exacta".

*Extraído del facebook del escritor peruano Marco García Falcón.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Diario de un profesor (50)

Tengo la teoría de que con los años, el profesor va perdiendo no solo la pasión por la enseñanza, sino también la frescura. Esa frescura que solo se posee cuando se es joven. No me refiero, por supuesto, a que el buen docente con el tiempo se convierte en uno malo, pero sí que su desempeño -como un deportista profesional- va decayendo ante el paso inexorable del tiempo. Yo, por ejemplo, tengo 38 años, y tengo colegas diez o doce años menores que yo. Y noto, cuando brindamos asesorías individuales a estudiantes de primeros ciclos, que ellos prefieren a los docentes más jovenes, porque -posiblemente- se parecen más a ellos, hablan su lenguaje y los pueden entender más. Aunque no queramos admitirlo, uno como docente, con el tiempo, se vuelve adulto no solo en el aspecto físico, sino también en el plano de nuestras ideas; es decir, nos vamos cuadriculando, nos vamos tornando más serios y cejijuntos... Sin embargo, ahora que lo recuerdo, uno de mis mejores profesores en la universidad (Óscar Luna Victoria), en ese entonces, tenía más de 50 años y lo hacía excelentemente bien y su pasión era indesmayable. También recuerdo a otro gran profesor mío, Eduardo Rada, al cual conocí cuando tenía unos 46 años, y ahora con sesenta añitos sigue manteniendo ese espíritu lúdico, juvenil y contestario que tanto admiro... Entonces, mi teoría planteada al inicio, tal vez, resulta relativa y depende de cada uno, como profesor, "mantenerse en forma" y batallar como si fuese nuestro primer día frente a un grupo numeroso de alumnos.  

domingo, 3 de septiembre de 2017

Pablo Trapero y Luis Buñuel



Hace casi cuatro semanas, en el marco del Festival de cine de Lima (organizado poor la Universidad Católica), acudí a una clase magistral gratuita del talentoso cineasta argentino Pablo Trapero (1971), director de filmes como Elefante blanco, El clan, Leonera, Mundo grúa, El bonaerense, etc. En medio de la charla en el acogedor cine del Centro Cultural de la Católica, Trapero nos relató una hermosa anécdota que le aconteció a Luis Buñuel, el famoso cineasta español. Cuenta este -en un libro autobiográfico suyo- que en las noches, en medio de sus sueños, se le venían a la mente originales bocetos de historias para sus películas, posibles guiones. Sin embargo, en las mañanas, cuando despertaba, ya no se acordaba de las brillantes ideas que le venían a la mente. Se prometió, entonces, dejar un pequeño cuaderno y un lapicero junto al velador de su cama. De esta manera, se vería impelido a despertarse en medio de la noche y a apuntar su original apunte de historia en aquel cuaderno. Dicho y hecho, esa noche, Luis Buñuel, el director de clásicos del cine como El perro andaluz, logró salir de su mundo onírico y tomar nota, urgido, de la trama de su futura película... La mañana siguiente, despertó y lo primero que hizo fue coger el cuaderno de la mesita de noche, y leer lo que había escrito casi inconsciente. Esto fue lo que encontró Buñuel:
                           "CHICO CONOCE CHICA"

*Foto: Diario Correo (web)
 

miércoles, 23 de agosto de 2017

Diario de un profesor (49)

Se inician las clases en el instituto donde laboro. Días previos buscas algún libro o película que te sirvan de motivación, de aliciente. Tengo ya mis favoritos, aunque a veces busco nuevos materiales. Entre mis libros preferidos están Diario educar. Tribulaciones de un maestro desarmado, del peruano Constantino Carvallo (1953-2008). Publicado en octubre del 2005, me lo compré casi de inmediato por motivos de azar, y porque ese mismo mes o el siguiente dicté la primera clase de mi vida a niños y adolescentes. Debo agradecer a ese libro por las valiosas enseñanzas que me dejó. Su autor -profesor,director y fundador del colegio Los Reyes Rojos- derrocha un amor a su profesión que lo dejan a uno sin aliento y maravillado. Escrito a manera de un díario, el libro está compuesto de pequeños apuntes o fragmentos que resultan luminosos por la lucidez y sabiduría que contienen. Uno puede coger el libro por cualquier parte, y como si se tratase de la biblia, leer un fragmento que te dejará pensando y reflexionando sobre el oficio de la docencia. Muchas veces, en estos casi nueve años dedicados a la enseñanza, he acudido a sus páginas en busca de motivación o inspiración, y nunca me ha fallado. Siempre salgo renovado, más comprometido, más calmo, dispuesto a batallar.

Recomiento mucho esta joyita de libro, en el cual me he inspirado para escribir, en este blog, mis reflexiones o mi diario de un profesor. A continuación, dos fragmentos escogido al azar:

"Me preguntan por una sola virtud del maestro. Una sola. No dudo: serenidad".

"Los maestros fracasan porque no aman a sus alumnos, no en el fondo callado de sus almas. Y el oficio desgasta y cansa como ningún otro porque alma y cuerpo se entregan sin tregua al cuidado atento del prójimo, a la generosidad multiplicada, al combate gigantesco con uno mismo para entregar siempre lo mejor".

jueves, 10 de agosto de 2017

Petroaudios. Políticos, espías y periodistas detrás del escándalo



El periodista peruano Gustavo Gorriti, en agosto de 2009, publicó el libro Petroaudios. Políticos, espías y periodistas detrás del escándalo. Este se basa en el escándalo político ocurrido el 5 de octubre del 2008, cuando en el programa Cuarto Poder, de América Televisión, el ex ministro del Interior Fernando Rospigliosi presentó una serie de conversaciones grabadas, en las cuales Romulo León (ex ministro aprista), Alberto Quimper (miembro del directorio de Perupetro, empresa estatal encargada de promover la inversión extranjera en el sector petrolero del país) y el empresario dominicano Fortunato Canaán, promotor de la empresa noruega Discover Petroleum, conversan "sobre una serie de pagos de decenas de miles de dólares que se repartirían entre ellos por contribuir a que la empresa noruega se adjudicase cinco de los siete lotes de explotación petrolífera a los que postuló en una subasta organizada por Perupetro". Cosa que finalmente sucedió, pues esta empresa ganó la subasta.

En el libro Gorriti, periodista de gran trayectoria y prestigio en temas de investigación, describe con gran detalle los entretelones detrás de este escándalo político que llevó a la renuncia del primer ministro de entonces, el aprista Jorge del Castillo, y de su gabinete. Describe, además, los intereses de los protagonistas detrás de esos audios y evidencias electrónicas. Es decir, de los políticos, espías (chuponeadores) y periodistas implicados. Y sobre todo, se centra en los chuponeadores, que fueron a parar después a la cárcel (pese a que eran gente cercana a Alan García).

Lo más interesante del reportaje es esa minuciosa narración sobre cómo, después de la caída del gobierno de Alberto Fujimori y el desmantelamiento del servicio de inteligencia de Vladimiro Montesinos, mucho gente retirada de la Marina del Perú -que era experta en temas de espionaje electrónico- comenzó a ofrecer sus servicios a grandes empresas privadas y, otros, a "chuponear" a políticos y empresarios, y vender dicha información a gente interesada. Es en ese contexto -y en colaboración con ciertos periodistas y empresarios que tenían como fuentes o colaboradores a aquellos "chuponeadores"- que se creo el marco para terminar "chuponeando" a gente del gobierno.

Este libro se presenta como la primera parte de un reportaje más extenso, sin embargo, aún no aparece publicada la segunda parte. Tal vez por eso, la investigación, pese a ser interesante en ciertos tramos, parece como las piezas de un rompecabezas que no llegan a encajar aún. Es decir, se siente como si hubiera piezas sueltas. Por ejemplo, hay momentos de la investigación en que se deja de lado el caso de los Petroaudios y se pasa al rumor, por parte de los espías privados, del peligro de las FARC colombianas en el Perú. Es cierto que esto está de alguna manera implicado con el tema de los Petraudios y los "chuponeadores", pero de todas maneras se nota forzado y no tan claro el vínculo.

Algo interesante, asimismo, es la transcripción de algunos de estas conversaciones telefónicas y correos electrónicos entre los implicados en el caso de los Petroaudios. Es evidente -a través de un lenguaje encriptado pero a veces también propio de gente pícara e inescrupulosa- que el aprista Romulo León; el funcionario y miembro del directorio de Perupetro, Alberto Químper; y Fortunato Canaán, el empresario representante de la empresa noruega (que luego ganaría la licitación), que estaban cometiendo delito y "comprando" la licitación... Luego de destaparse el escándalo, los chuponeadores fueron a parar a la cárcel. Y en el caso de los chuponeados implicados, Alberto Químper pasó de arresto domiciliario a la cárcel durante un par de años. Fortunato Canaán sigue en República Dominicana, pese a que hace 5 años se ordenó su detención. En el caso del aprista Rómulo León, fue expulsado del partido aprista por Alan García (pese a que este ha aceptado haberse reunido con Canaán y según León estaba al tanto de sus negocios con aquel) y, luego de pasar 3 años en la cárcel, sin acusación fiscal, sin juicio y sin sentencia -al igual que Alberto Químper- pasó a arresto domiciliario. 

Ayer 9 de agosto del 2017, todos los implicados en el caso de los Petroaudios, entre ellos Rómulo León y Alberto Químper, fueron absueltos de los delitos de cohecho y tráfico de influencias por la Corte Suprema de Justicia, aduciendo esta, increíblemente, que los audios y correos que se difundieron en canal 4 no son una "prueba lícita" porque fueron obtenidos de manera ilícita. ¡Lamentable la impunidad!

  

  

martes, 8 de agosto de 2017

Leonidas Yerovi y la sátira política en verso

A continuación, un fragmento de una letrilla política del escritor y periodista peruano Leonidas Yerovi (1881-1917), de su columna “Crónicas alegres”, en el diario La Prensa, que data de enero de 1908. Aquí Yerovi se vale de la sátira para censurar a la aristocracia limeña y el “origen oscuro” del entonces Partido Civilista: el huano de nuestras islas.
 
               Timbres huaneros
De entre unos viejos capítulos
de nuestra historia pasada
está saliendo a colada
el origen de los títulos
de mucha gente dorada.

Origen no sobrehumano
y derechos no divinos
como creímos en vano,
esos nobles pergaminos
están timbrados con huano…

Nuestras clases altaneras,
de sangre azul y más graves,
y de cunas más severas
¡Cuánto deben a las aves
de nuestras islas huaneras!

Y el civilista partido
hoy a la cumbre subido
tras un origen oscuro,
ya sabemos lo que ha sido:
puro huano … huano puro.
       […]