viernes, 26 de febrero de 2010

Francisco (Paco) Igartua


Recuerdo haberme enamorado de los artículos políticos que escribía Paco Igartua para el diario Correo allá por los años 2002-2003. Los leía con sumo gusto e intuía o percibía su sabiduría. Recuerdo también haberlo entrevistado un par de veces para unos trabajos universitarios, y en aquellas charlas me obsequió dos libros: Siempre un extraño (de él mismo) y Andanzas (un libro de artículos del periodista Federico More, que Igartua había editado).

Recuerdo, además, que a inicios del 2004 falleció a la edad de 80 años. Pocos meses después, cuando acababa de terminar mi carrera de Comunicador y empezaba a practicar en el diario Perú 21, leí Siempre un extraño, y esto motivo, entre otros razones, que decidiera alejarme del periodismo y meterme a estudiar Literatura. Ya para entonces sabía que Paco Igartua no era solo un inteligente periodista, sino, además, uno de los más importantes periodistas que ha tenido el país. Él fue fundador y director de revistas tan importantes como Caretas y Oiga y ha contribuido bastante en la lucha por la libertad de prensa y la defensa del orden democrático.

Actualmente, tengo la oportunidad de leer sus editoriales de la revista Oiga, tanto de la época del fujimorismo (el cierre del Congreso en 1992) como del golpe de Velasco a Belaúnde (1968) y debo confesar que cada uno de sus editoriales está lleno de amor, coraje, valentía, inteligencia, fuerte y feroz crítica, respeto al adversario, calidez y estilo en su pluma, y mucha verdad de lo que es la historia de este país tan hermoso y jodido como es el Perú. Sería bueno hacer una recopilación de los editoriales de Igartua y ver en ellos parte de la historia del país y de nuestro periodismo.

sábado, 13 de febrero de 2010

Cuentos escogidos (Juan Carlos Onetti)


He vuelto a releer, después de más de 5 años, los Cuentos escogidos de Juan Carlos Onetti (Ediciones Peisa, 2002) y tengo sentimientos encontrados. Por un lado, hay cuentos que he descubierto que son muy buenos (“Un sueño realizado”, “Historia del Caballero de la rosa y de la Virgen encinta que vino de Liliput”, “La cara de la desgracia” –uno de los mejores cuentos-), otro que volví a disfrutar (“Jacob y el otro”), otros que ahora me parecieron solo regulares aunque interesantes (“El posible Baldi”, “Bienvenido, Bob”, “El infierno tan temido”, “Tan triste como ella”, “La muerte y la niña”); sin embargo, a lo largo del libro siempre tuve una sensación de sopor, de aburrimiento, que hacía a veces pesada la lectura. A pesar de todo esto, el libro vale la pena por esos cuentos buenos antes mencionados y por alguna frase o reflexión genial de Onetti. Leer, pues, a este es difícil, pero el esfuerzo llega a ser recompensado.

Debo agregar que en estos relatos la palabra “felicidad” aparece múltiples veces, pero, por el contrario, estos cuentos son los más tristes del mundo. Finalmente, en el mundo ficcional de Onetti, los personajes son seres insatisfechos, mediocres, que se mienten a sí mismos para poder vivir. Y en algunos de estos, en especial “La muerte y la niña”, aparece la ciudad imaginaria que llega a inventar: Santa María de Nieva.

Si tuviera que escoger un relato que no tiene pierde, ese es “Jacob y el otro”. Este es el que está escrito de manera más sencilla y no por eso carece de la profundidad y la “poesía filosófica” de Onetti.

martes, 9 de febrero de 2010

Portishead


Cuando uno escucha el disco Dummy (1994) del grupo británico Portishead entiende recién el porqué es inútil o estéril clasificar la música en géneros o corrientes. A pesar de esto, los medios de comunicación o los “críticos” se dieron la maña para etiquetarlos como una banda de “trip hop” (¿qué carajo significa eso?). Pero bueno, eso ya no importa; lo importante es saber que el disco Dummy (su primer disco de los tres que han editado) es muy bueno, porque en su onda experimental, transmite emociones que llegan a la mente y al espíritu de quien lo escucha. La voz de la cantante Beth Gibons y el trabajo del tecladista Geoff Barrow remecen y no resultan indiferentes, además ese juego con los sonidos “raros” enriquece su música: el sonido de la fricción de un disco de vinilo, la simulación del sonido de metales, de fantasmas, etc.

Portishead, qué duda cabe, muestra una sensibilidad diferente, rica e intensa. Y en el disco Dummy las canciones que más me emocionan son: “Strangers”, “Its a fire”, “Wandering Star”, “Mysterons”, “Roads” y alguna más que no logro recordar.