lunes, 3 de junio de 2013
Ya no escribo ni leo
Hace casi dos meses que no escribo ni leo. O si lo hago, lo hago muy poco, como ahora, de manera intermitente, en esos pocos minutos que el trabajo y la rutina no da una tregua. En dos meses he avanzado a trompicones el libro "Dublineses" de James Joyce. He leído unos 10 cuentos y voy en la mitad del libro. Leer esos breves cuentos son como un respiro, salir de esa estúpida y monótona rutina y ver destellos de luz en medio de un tedioso viaje en un viejo bús que te lleva a tu casa. Y escribir, escribir no lo hago, sueño, por eso, con volver a hacerlo y terminar esos cuentos que tengo pendientes. Tengo dos en mi cabeza, en mi imaginación, esperando que salgan de mi corazón y mis manos como ráfagas de luz, que broten como líquido incontenible. Escribir y justificar la vida, escribir y decir estoy vivo, escribir y embellecer lo que me rodea, escribir y sentir que el año no se pasa así nomás. Pero la rutina del trabajo te vuelve a envolver con sus garras y solo volverás a pensar en lo anterior cuando asomes la cabeza, como ahora, fuera del agua y veas la luminosa superficie que te espera ahí afuera. Soñar pues con leer y vivir nuevas aventuras y escribir y hacer realidad estas y sacarle la vuelta a la realidad, hacerle un guiño de provocación a la muerte y sonreír mientras escribes las palabras indicadas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario