Aquí hay
icebergs es un libro de cuentos, del 2017, de la
escritora peruana Katya Adaui (1977). Adaui es, además, autora de una novela y
otros dos libros de relatos. Según el escritor y crítico José Carlos Irigoyen, Aquí hay icebergs fue el mejor libro de
cuentos del año pasado. Fue por eso, y por otros comentarios positivos, que
adquirí la obra y la leí. Sin embargo, siendo sincero, y a pesar de que en un
inicio pensé que se trataba de una buena escritora, siento –desde mi subjetivo punto
de vista- que se trata de un libro sobrevalorado y de regular para abajo.
Compuesto de doce relatos, el primero,
titulado “Todo lo que llevo contigo”, empieza bien y es uno de los más
interesantes del conjunto. Escrito de manera fragmentaria, como pequeñas micro
escenas, se recrea la difícil relación entre una hija y su madre. Precisamente,
la hija recuerda pequeñas escenas de su vida como si estuviera ante un psicoanalista
o como si se trataran de piezas de un rompecabezas que la hija y el lector debemos
armar. No obstante, conforme avanza el relato, se diluye un poco la tensión
narrativa. Pese a eso, es uno de los mejores cuentos de todo el conjunto. “Si
algo nos pasa” es una historia sobre un paseo a la playa de una joven con su
hermana, el esposo de ella y el hijo de ambos. El conflicto surge cuando el
cuñado, mientras manejaba su auto, tiene un altercado con otro conductor y van a parar a la comisaría. Pese a que el narrador es la joven chica, quien tiene una
mirada algo extrañada sobre el incidente, el cuento no despega ni despierta
interés. “El color del hielo”, “Alaska”, “Ese caballo” y “Donde tienen lugar
las cacerías” son cuentos más experimentales, difíciles de leer, con un
lenguaje que dibuja imágenes, pero solo se entiende por momentos y te dejan, al
final, con una interrogante de qué nos quiso decir la autora…. He leído a
Carpentier, Onetti, Faulkner y me han costado un poco, pero nunca me había
pasado que me preguntará de qué va la historia. Creo que esa dificultad en
estos textos se debe más a impericia que a una apuesta lograda o a una
incapacidad lectora mía. Me parece. Pese a eso, "Alaska" y "Ese caballo" tienen cosas rescatables.
Por otro lado, en el relato “Puertas”, se cuenta la conversación impensada,
en un edificio de departamentos, entre un joven visitante y un hombre mayor que
es inquilino. La historia fluye, pero los diálogos –posiblemente por querer
experimentar– no son claros del todo, no están bien logrados y uno se pierde por
instantes. Solo por instantes… Asimismo, “Este es el hombre” es un cuento
atractivo sobre un joven que sufrió un abuso sexual, por parte de su primo,
cuando era niño. Y cómo esto le dejó secuelas. De lo mejorcito de todo el libro.
En los tres últimos relatos, “Los gemelos
Hamberes” (sobre la eutanasia a dos gemelos sordos que se están quedando
ciegos), “Jardinería” (sobre un líder político recluido en una celda solitaria
y que siembra un pino en un pequeño patio) y “Siete olas” (nuevamente el
conflicto entre una hija con su madre: tema recurrente), Adaui relata historias
más sencillas pero mejor contadas e interesantes, aunque sin llegar a ser
logradas.
En suma, creo que Aquí hay icebergs es un libro irregular que, salvo un par de cuentos de interés, y algunos destellos en el manejo
del lenguaje, muestran a una autora aún en camino de consolidarse.
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