martes, 10 de agosto de 2021

Diario de un profesor (75)

En medio del ciclo virtual, atareado de clases por preparar y exámenes por corregir, me encontré en una de mis sesiones tomando asistencia a los estudiantes. Frente a mi laptop, con mis audífonos, escuchaba a los alumnos decir presente. En un momento, uno de ellos, muy aplicado, me preguntó: "Profesor, ¿se encuentra bien?" . "¿Por qué?", le refuté. "Porque parece que no está respirando bien", respondió el alumno. Me quedé en silencio un segundo. Respondí, como saliendo del apuro o por inercia, "tengo la respiración fuerte, no te preocupes, gracias por preguntar". Aunque luego agregué, "puede ser también el estrés". Luego proseguí la clase. Al finalizar esta, me quedé pensando en el comentario del alumno. Efectivamente, mi respiración últimamente no estaba bien, me sentía agotado, estresado por la sobrecarga laboral, ya que no trabajaba solo mis horas de dictado, sino que lo hacía casi todo el día, hasta la madrugada, más sobre todo al tratarse de un trabajo nuevo. 

A partir de ese hecho, he comenzado a hacer más ejercicio al menos tres veces a la semana, ya que de no cuidar mi respiración, los efectos futuros a mi salud serán contraproducentes. No todo es trabajo. 



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