viernes, 9 de febrero de 2024

Diario de un profesor (89)

M es un alumno al que enseñé en el primer ciclo y desaprobé. Un año después, tomando lista al inicio de ciclo, lo vi y lo reconocí pero no le dije nada. Se lo veía más maduro (físicamente) y se había matriculado en el curso nuevamente conmigo. Pensé que esta vez sí iba a poner de su parte. Pero me equivoqué. En las primeras semanas, salvo las primera que sí asistió, casi ni lo vi. A la tercera semana, recibo un correo de Estudios generales indicándome que M está llevando el curso por tercera vez y debo hacerle  un seguimiento. A la siguiente clase, tomando lista, aproveché para decirle que deseaba conversar con él al final de la clase, y me asintió con la cabeza. Sin embargo, al final no se quedó. Y así, dos veces. Debido a sus ausencias, M desaprobó la primera evaluación del curso con 04 y no entregó varios trabajos o no los realizó. 

Decidí entonces conversar con él y se comprometió a poner de su parte en la segunda  parte del curso. No obstante, pese a que lo podían expulsar de la universidad, su esfuerzo resultó intermitente y débil. Es cierto que comenzó a asistir con mayor regularidad, pero veía que se iba antes de la hora y, en ocasiones importantes, faltaba. Obtuvo 12 en los dos siguientes exámenes, y 13 en la exposición. Sin embargo, su 04 inicial y los trabajos grupales que no realizó lo llevaron a desaprobar el  curso con 10. Más aún, el día que le tocaba la exposición final y necesitaba un 17 o 18 para aprobar, no se presentó aludiendo que se había enfermado. Le di una segunda oportunidad, aunque le desconté 2 puntos, y obtuvo 13. Pero no bastó. 

Viendo el caso de M, pienso que hay alumnos que no se dejan ayudar. Traté dentro de mi alcance de motivar a M, incluso lo ayudé con las asistencias (sobrepasó el límite de inasistencias que lo hubieran hecho desaprobar antes), y le dejé dar su exposición final, mas ni aún así. 

Espero que M, como yo de joven, madure con estos reveses de la vida. Creo que siempre se puede enmendar el camino, todo es cuestión de aprender de nuestros errores y esforzarnos al máximo.  

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