lunes, 6 de mayo de 2019

Christian Garín

Foto extraída de Chile.as.com

Christian Garín (1996) es un tenista chileno, nacido en Arica, que está a punto de cumplir 23 años. Desde hoy lunes figura en el puesto 33 del ránking ATP de tenis (el mejor puesto que ocupó nuestro compatriota peruano Lucho Horna hace 15 años o más). Sin embargo, el camino de Garín, que ayer ganó el Torneo de Munich (ATP 250) al doblegar al italiano Matteo Berrettini, no fue nada fácil. 

Luego de un gran inicio como juvenil y obtener el Roland Garros de la categoría, en el 2013, a los 17 años, tras vencer al alemán Alexander Zverev (actual número 4 del mundo), sus primeros años como profesional fueron durísimos y estoy seguro que pensó en el retiro. Durante cinco años solo se dedicó a jugar Futures y Challengers (torneos menores) con regular éxito y las veces que intentó jugar en torneos de mayor nivel de la ATP la derrota era la moneda corriente. Finalizado el año 2017, su puesto en el ránking ATP era el 307 cuando a inicios del mismo año ocupaba el 187 (Wikipedia). Para entonces, inicios de 2018, Garín ya tenía 21 años y 7 meses. Seguramente, muchos aficionados y seguidores pensarían que el chileno se sumaría a la larga lista de prometedores jugadores juveniles que nunca despegaron o dieron el salto para estar entre los 20 o 100 mejores del mundo. Seguramente, aquellos pensaban también que Garín no tenía la fortaleza mental para estar entre los mejores del mundo. No obstante, el tenista chileno no se dio por vencido y perseveró. El 2018, fue el año en el que comenzó su despegue. Llegó a la final de 2 torneos Challenger en Europa y uno en México, y ganó 3 en Latinoamérica. El último en Lima (Perú) a fines de octubre. Yo estuve ese día en que Garín, con un tenis aún en proceso de madurez, le ganó al portugués Pedro Sousa. Ahí pude ver actuar al tenista chileno, quien poseía un innegable talento, pero aún le faltaba afiatar su juego y, sobre todo, tener mayor confianza en sí mismo o recuperarla. A partir de entonces, he seguido su carrera y vi complacido que ese año finalizó en el meritorio puesto 85. 

En el 2019, Garín se propuso dejar de jugar Challengers y comenzar a jugar en el duro circuito de la ATP, en el cual, en el pasado, no le fue nada bien. Sus primeros torneos del año no fueron nada auspiciosos y seguro le refrescaron las heridas del pasado. Jugó en dos torneos en Australia, de la ATP 250 (que otorga 250 puntos al ganador del torneo), pero no pasó de los partidos clasificatorios para acceder al cuadro final. En el Grand Slam de Australia (ATP 2000), sufrió una paliza en primera ronda a cargo del belga David Goffin (0-6/2-6/2-6), número 22 del mundo. ¿Estaba listo Garín para jugar con los mejores del mundo? ¡Las dudas volvían a aparecer! No obstante, en esta ocasión contaba con un nuevo entrenador, el argentino Andrés Schneiter, quien le ayudó a reforzar la parte mental y fue así que, luego de darle a Chile el punto decisivo en la victoria contra Austria por la Copa Davis, el rendimiento de Garín fue creciendo de manera exponencial. El punto de quiebre se dio, a inicios de marzo, en el Brasil Open (ATP 250) en el que alcanzó la final, y escaló al puesto 70. Por ese entonces, Garín dio una entrevista que reflejaba sus primeros resultados del año y sus expectativas. "Tenía miedo de no estar a la altura del circuito (ATP)" o mi victoria en la Copa Davis "fue algo que me dio muchísima confianza, me hizo creer más en mí". En otras palabras, luego de aquella final en Brasil y la Copa Davis, Garín se percató de que sí tenía el nivel para jugar con los mejores del mundo y solo era cuestión de ir mejorando detalles y trabajar duro. Luego de perder en las clasificaciones del Open de Miami (ATP 1000), gana el 14 de abril su primer torneo, el de Houston (ATP 250) tras vencer al noruego Casper Ruud (7-6/4-6/6-3). Con el puesto 48, participa en el Open de Barcelona (ATP 500) y, aunque pierde apretadamente en cuartos de final, se da el lujo de ganar en octavos al joven y talentoso canadiense Dennis Shapovalov (20 del mundo). Finalmente, ayer domingo 5 de abril, Christian Garín ganó su segundo ATP 250, el torneo de Munich, luego de dejar en el camino, mostrando un gran nivel tenístico, a jugadores de la talla del argentino Diego Schwartzman (n°25), el alemán Alexander Zverev (n°3) y los italianos Marco Cechinatto (n° 19) y Matteo Berrettini (n°37), a quien doblegó en la final 6-1/3-6/7-6. 

Esperamos que Garín siga esta senda ascendente y que, cuando tenga que tropezar, lo tome con la madurez y la fortaleza mental que ya posee; y que a base de perseverancia y el talento que lo caracterizan, llegue lo más lejos que pueda en el circuito tenístico: top 20 o quizá un top 10. 

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